—Hola Duxy, ¿qué agenda tengo para hoy?

    —Buenos días John, tus actividades por realizar son; junta con el comité de recursos humanos, almorzar con tu madre, por la tarde, asesinar al Presidente de la nación, y en la noche, hacerle el amor a tu esposa. Será un día lluvioso, le recomiendo llevar abrigo y sombrilla. El café ya se está calentando —le respondió su asistente virtual.

    —¡Espera! Duxy, repite lo último —ordenó Jenni antes de que su esposo siquiera abriera la boca.

    —Con gusto, John le hará el…

    —¡No, antes de eso!

    —Asesinar al Presidente.

    —Debe de haber un error, él no es un asesino. Dile, cariño, ¡dile que se equivocó!

    —Sabes que no somos lo que hacemos, sino lo que estamos dispuestos a hacer. Si Duxy quiere que mate, será para nuestro bien. Recuerda el Código Pax, el asistente se encarga de darnos tareas para mantener el orden, así evitamos caer otra vez en la destrucción y el caos que nuestros abuelos vivieron.

    —¿Te parece que asesinar es sinónimo de paz? Yo no me casé con un criminal. Tienes que renunciar a esa tarea.

    —Pero no lo sería, todo lo que Duxy encomienda está dentro de la ley —le contestó John a su mujer, ella tenía un coraje que le resultaba imposible contener.

    —¡Entonces quédate con ella! —gritó Jenni y dio media vuelta para salir de la habitación.

    —Espera, ¿no le vas a preguntar cuáles son tus pendientes?

    —¡Me vale un comino lo que esa tonta máquina tenga por decirme! —replicó furiosa. Un segundo después se escuchó un bip.

    —Nuevo contenido agregado a la agenda, asesinar a Jennifer Lust.

    —No serías capaz, ¿cierto? —le preguntó a su esposo paralizada, mientras las lágrimas le salían por todos los sentimientos encontrados, pero sobre todo impotencia.

    —Sabes que te amo, pero sabes también mi deber como ciudadano —le respondió sin demostrar emoción alguna, ni tristeza, ni enojo, ni remordimiento, nada. Ella intentó correr y él fue detrás de ella, forcejeaban. Evidentemente él le ganaba en fuerza, ella arañaba su cuerpo a tal punto de hacerle sangrar. El aroma de café inundaba la sala. Entre la pelea chocaron con los muebles y Jennifer aprovechó para estrellarle un vaso contra la cabeza que lo dejó noqueado. Estaba completamente agitada. Tomó su gabardina, un sombrero y caminó para salir del edificio.

    —¿Disculpa, tú eres Jennifer Lust? —le preguntó un desconocido y ella asintió. Esta persona sacó una pistola y le apuntó directo a la sien. Se escuchó un disparo, aquel tipo cayó al suelo.

    —¿Qué tonto dejaría que otro le gane su tarea asignada? Por cierto, soy Hugo, pero eso no importa porque te tendré que matar. No es nada personal —ese sujeto, ahora apuntaba su arma a Jenni. Estaba petrificada, no sólo aquel loco la tenía en la mira, había todo un círculo de personas en su contra. Sin duda alguna, era su final.

    Dos coches se impactaron sobre aquellos hombres dejando apenas centímetros de distancia de roce contra Jenni.

    —Si quieres salvar tu vida, ¡súbete! —le ordenó un tipo que parecía no haberse bañado en semanas, conducía un Lamborghini antiguo, el auto era hermoso. Ella tenía dos opciones; por detrás estaba la puerta de su casa, donde su alma gemela la quería muerta por órdenes de una computadora, y enfrente suyo, un tipo que si no fuera por el coche, juraría se trataba de un vagabundo, lo raro es que… desde que se creó el Código Pax, no existen, ¿cómo podía ser eso posible? No tenía otra opción, se subió al deportivo.

    De camino, Jennifer le hizo mil preguntas, pero él sólo le respondió una. Le dijo que acababa de despertar. Que la labor de Duxy no era crear paz, sino un sistema donde todos fueran la oveja, y aquel que se atreviera a ser el lobo, simplemente lo mandaban a matar. Que a veces nuestra consciencia se volvía presente por las circunstancias de los demás, como ella con su esposo, en otras ocasiones por motivos propios. Lamentablemente, sólo muy pocos lo logran. Por lo tanto, no podrían rescatar a John, no al menos que su ser despertara.

    Se encontraban ya en la carretera, en la radio sonaba la canción The Kids From Yesterday de My Chemical Romance. En la pantalla de un anuncio, Jennifer pudo ver en las noticias que el Presidente había sido asesinado.