Advertencia: Este escrito es una crítica social que hice por el 2011. Contiene lenguaje explícito que puede resultar ofensivo para ciertas personas. Todo lo relatado es ficción y no representa para nada mi forma de pensar, o actuar.

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¿Quién es Jennifer Trent?

    Empezaré por presentarme con mi nombre, aunque seguro ya lo conozcas, seguro me has visto en la televisión, me has escuchado en la radio. Has odiado a mis fans, así como a mí misma, y eso es algo en lo que no puedo objetar. A pesar de toda mi belleza, fama y fortuna, yo también me odio, pero más que mi persona, odio lo que me rodea; mi familia, los que dicen ser mis amigos, mis seguidores; personas que creen que me conocen, creen saber cuál es mi comida favorita, cuando en realidad termino vomitando todo bocado que pasa a mi estómago.

    Mi nombre es Jennifer Trent, conocida mundialmente como Jenna. Una actriz y estrella del rock adolescente que gana más de un millón de dólares por aparecer unos cuantos minutos en las películas, y ni qué decir de mis shows en vivo, lo que yo llamo conciertos mudos, pues lo único que hago es mover los labios mientras una mujer con un increíble talento canta para aparentar que esa es mi voz. Ella obtiene el 1% de lo que yo gano al estar en el escenario.

    Durante mi infancia estuve rodeada de gente muy importante. En mis quince años, mis padres me regalaron un viaje a Dubái, donde me hospedé en el mismo hotel que mi actual manager y un importante senador de mi país que golpea a su esposa por gastarse el dinero en drogas, mientras él se lo gasta en cosas peores. Esta sociedad es una mierda, todo es falso. Simplemente ve la etiqueta de la ropa que traes puesta en este momento: 20% polyester, 20% algodón, 60% tela de porquería y, sin embargo, te la venden como si el cien por ciento fuera fina. Algo no puede ser original si está dividido en partes, y en base a mi opinión; si no es original, no es real. No puedes decirle al campeón de las olimpiadas toma tu medalla 50% de oro, 50% de plata… es oro, o es plata, no puede ser ambas. Así pasa con la virginidad, y podría decir miles de ejemplos más. Eres virgen, o no lo eres… así te hayan metido nada más la puntita.

    Muchas personas morirían por estar en mi lugar, en tener todo lo que tengo, sin embargo, yo moriría dos veces por tener lo que ellos no tienen. Por despertarme a las cinco de la mañana por la preocupación de no tener que comer. Salir a trabajar sabiendo que necesito hacerlo para poder sobrevivir, no para agregar otro automóvil a mi colección. Mis fans son algo que nunca he sabido manejar. Ellos me adoran y yo los odio, así de simple es, ¿cómo es posible que haya personas que se tatúen mi rostro en su pecho? ¿Qué he hecho para merecer tal admiración? Ellos gastan su sueldo de todo un mes para escuchar una voz que no es la mía. Personas que pagan una y otra vez para verme proyectada en la pared de un cine. Gastando árboles para ver una foto mía impresa en una revista. Me enoja el saber que haya gente tan estúpida, pero algo que me hace enfurecer aún más, y es que yo no hago nada al respecto, por el contrario, vivo de ello.

    Me levanto estirando los brazos, bostezando tan fuerte como mi quijada me lo permite. Son las doce del día y no me quiero levantar. Tomo el teléfono y llamo a Josefa, mi cocinera, para avisarle que se me antoja sándwich y medio de desayunar con una fina rebanada de jamón serrano, una ligera rebanada de queso blanco, sin mayonesa. Ya que eso es una mezcla extraña de condimentos que hacen que me salgan granos en la cara debido a toda la grasa que le ponen y hacen disimular con su dulce sabor. Por último le pido a Josefa que despida a Jaime, mi mayordomo, él debe de estar al pendiente en cuanto me despierte para no ensuciarme las manos al tomar el teléfono para ordenar el desayuno. Siempre he pensado que para hacer algo bien, lo tienes que hacer tú misma, pues Jaime me trae el desayuno y me dice que mi manager está esperándome en la sala. Le aviento el sándwich en la cara y lo corro de mi habitación, así como de su trabajo, ¿cómo pudo dejar pasar a mi manager sin antes pedirme mi autorización?

    —¡Matilda! —grito, y en menos de un segundo ella entra, eso es eficiencia. Les pago para que estén al pendiente de mí, no para otra cosa. Como todos los días, Matilda me prepara la bañera, nivela la temperatura del agua. Escoge que ropa me voy a poner. Me pinta las uñas para después peinarme, y maquillarme con la ayuda de Laura.

    Una vez lista y luciendo como una verdadera reina, algunos pensarían en mí más como una princesa, debido a mi corta edad, pero ellas sólo están en entrenamiento, mientras yo soy mucho más que eso. Bajo las escaleras delicadamente y presumiendo mi mejor vestido, me caigo de las escaleras. Doy un enorme grito al ver que hay un muchacho de unos veintidós años con el pelo mugroso en mi sala. Todos mis súbitos aparecen al instante, Matilda me ayuda a levantarme.

    —¿Quién es este vagabundo? —pregunto casi llorando al ver que tendré que comprarme una nueva sala, pues ya la contaminó, y una nueva alfombra. Así como una nueva puerta y comprar todo lo que él ya tocó para reemplazar toda esa contaminación. Seguramente me tendré que comprar otra mansión, después de todo, ya no cabía en esta propiedad.

    —Él es Jake Warren, tu nuevo compañero. Van a realizar una película y después una gira mundial —me responde mi manager que estaba atrás de Jake. Ni en mis sueños voy a hacer una película con él, y mucho menos un show por todo el mundo. Primero que se ubique, o sea… no está con cualquier actriz, sino con la mejor pagada del mundo.

    Al final, terminé aceptando el trato. Es increíble el poder que tiene el dinero sobre las personas. Me van a pagar el cinco por ciento de lo que tengo guardado en el banco, y aún así acepto trabajar con el piojoso de Jake. Todos tenemos un precio, de eso no hay duda. Algunos abandonamos nuestros sueños a cambio de un papel que puede cumplir deseos. Desde pequeña quise ser abogada, defender los derechos de las personas para buscar la felicidad de ellas, descubrir que todos somos iguales y merecemos respeto, cosa que no es cierto. Si todos fuéramos iguales, Hitler no hubiera asesinado a sus enemigos, no digo que estuviera bien, pues al contrario, sé que fue una de las peores cosas en la historia de la humanidad. Simplemente quiero decir que eran diferentes. Tus sueños antes de cumplir los diez años son un deseo, al cumplir los 15 se vuelve una mentira que queremos creer, a los 20 una utopía y después de eso… sólo queda el recuerdo, y te cuestionas cada día qué pudo haber sido si hubieras tenido el valor de realizar tus sueños.

    Yo tengo 22 años y apenas me conozco. Soy admirada por muchos por pretender algo que no soy, pero si de verdad fuera yo, si saliera al escenario y en lugar de cantar “el mañana es hoy”, una canción que compuso el vecino del primo de mi padre. Fue éxito mundial. Recaudó más de cien millones de dólares simplemente en internet. Fue comprada por mi manager en diez dólares. Te decía, si saliera y leyera el artículo cincuenta y cuatro de la constitución de los Estados Unidos de América, no sabrían ni porque estoy ahí, y seguro sólo tendría una pequeña casa, con un coche viejo y un sueldo que me da para vivir cómoda, pero no lujosamente, al menos durante un principio. Tal vez si me pudiera relacionar, si fuera realmente buena en ello, pero eso es algo que nunca sabré, y no vale la pena seguir gastando papel en algo que no sucedió, ni será. Así es qué me tengo que aceptar como lo que no soy. Al final no me puedo quejar, vivo sola, claro me refiero a que vivo sin mis padres, pues en súbditos vivo con veinte o más.

    A Jake lo tendré que ver tres veces a la semana para ensayar. Él, sorprendentemente tiene una increíble voz. Cuando estuvo en el estudio y lo escuché cantar, volteé por todos lados para ver quien cantaba por él. Al principio pensé que era una broma, en toda mi carrera no había visto, ni escuchar a nadie que utilizara su verdadero talento en este medio. Cuando salgo al escenario alguien canta por mí, las modelos son 70% plástico, y las únicas cantantes que realmente utilizan su propia voz utilizan sintetizadores y otros aparatos para afinar, sin mencionar que no son lo visualmente agraciadas para salir en televisión, pero él no, él es tan natural que espanta y te hace sentir que estás en el paraíso, claro, en un paraíso donde hay bichos, y el agua de mar huele a alcantarilla. Lo que tiene de talentoso lo tiene de cochino. No huele a perfume y lo envidio por eso, por ese olor natural a sudor que tanto me gusta en estos momentos, no porque sea extraña, no, por el contrario, porque nunca había conocido a una persona tan sencilla y auténtica. Mis amigas son artificiales, inclusive a veces pienso que son robots con un software pre-instalado que las hace pelearse entre ellas por un simple comando mal encriptado. Si Julieta usa pura marca Tom, Janette también la va a usar, eso le molesta a Jayden porque ya nadie usa la marca que ella trae puesta. Yo, para evitarme eso, uso unos jeans diferentes cada día, y así, cada día le regalo unos a Matilda. A mi ya no me sirven y he visto como ella los ha utilizado inclusive más de cinco veces. No sé cómo puede hacer eso, yo no podría utilizar los pantalones que traigo hoy el día de mañana nuevamente, simplemente no puedo.

    La vida nos pone en diferentes situaciones porque simplemente es nuestro lugar en el universo, es lo que me gusta pensar. Sea quien sea que esté allá arriba; Jesús, Alá, Moisés, tendré que confesarles, nunca he sido buena en la religión, ni en la escuela, ni con las fechas, la verdad es que todavía no sé qué es realmente lo que me apasiona, y aún así en una hora gano más dinero de lo que tú ganarías en toda tu vida. El punto es que ese ser misterioso escogió esta vida para mí, ya sea al azar, o por una razón en específica decidió ponerme en este lugar, en esta fecha, en este momento, ¿por qué no me puso en China? ¿En la edad media? ¿Por qué me hizo caucásica y no japonesa? Eso es algo que quiero creer, aunque sé que tal vez no sea así. Quiero creer que tengo una razón de ser y que no fui simplemente una muestra de evolución aleatoria. Que fuese cual fuese el motivo, estoy aquí por algo que desconozco, y que tal vez nunca sabré… no importa, puede ser que esa razón ya pasó. Puede ser que mañana sea mi último día al ya no tener nada más que hacer aquí, pero al menos moriré creyendo que el tiempo que estuve en la tierra tuvo algún sentido, si no para mí, para alguien más.

    ¿Te has dado cuenta cómo siempre descargamos nuestros enojos con otras personas, y no con nosotros mismos? Hoy me pasó algo parecido. Fui a ensayar con Jake, a pesar de ser un muchacho piojoso, me cae bien. No puedo explicar lo que hice hoy, ni porque lo hice. Mi manager no busca en nosotros una relación, mi manager al verme no ve una mujer, mucho menos una persona, ni siquiera un ser viviente que muy en el fondo tiene sentimientos. No, él lo que ve es una gran “S” con un palo en medio ($). Él sólo me ve como un medio para obtener dinero, y no se lo niego. Hasta el momento gracias a mí, él tiene casa en Los Ángeles, Suiza, y Argentina. Gracias a mí, su hijo va a la mejor escuela del país, se podría decir que fui su diamante en bruto… lástima que ya soy un diamante pulido. La gente quiere ver algo más, no una simple niña que canta canciones de rock, no, quiere ver una mujer capaz de hacer lo que quiere. Es por eso que Jake está conmigo. Quieren vernos como un cuento de hadas, donde el príncipe enamora a la mendiga, sólo que en este caso es al revés; él mendigo enamora a la princesa y son felices hasta que el dinero los separe.

    Jay, mi manager, se enojó con Jake por intentar darme lecciones de canto. Una razón absurda, lo sé, pero yo le pedí que me enseñara a que sacara esa hermosa voz que tengo guardada en mis pulmones. Me sentí culpable y le contesté a Jay que nos dejara en paz, o desmantelaba toda esta farsa. Yo puedo vivir perfectamente aunque me quedase sin trabajo, aún moralmente. No me importa haber engañado a todas esas personas que me ayudaron a llenar mi cuenta en el banco, sin embargo, él sí tiene un puesto que cuidar. Él podría parar en la cárcel por fraude, mientras yo me hago la ofendida y la incrédula, cosa que me daría más fama y por lo tanto más dinero. Jay se fue tan enojado que fue directamente con el gerente de la compañía discográfica. Pensando que iba a solucionar algo, cuando sólo consiguió más problemas. Regresó y le puso una regañiza al editor musical. El editor regañó a su secretaria, y así continuó la cadena hasta que un pobre niño de cinco años mordió a una de sus compañeras, por poco le arranca un pedazo de piel. Todo esto porque el pobre padre no tenía a nadie más para terminar la cadena de regaños/ofensas más que con su propio hijo, aunque la cadena no terminó ahí, la madre de la niña que fue mordida, atropelló a una pobre anciana para descargar su coraje. Lo que no sé, es si fue por accidente que estaba distraida, o con dolo, pero no me importa. El simple enojo de mi manager por una estupidez, costó una vida al final de la cadena, claro… si es que ahí terminó dicha cadena.

    Jake me dice que definitivamente la cantada no es lo mío, pero qué me espera mañana a las siete de la noche en mi casa. Él se auto-invitó y no pude rechazar su oferta, ¿por qué me pediría verlo si ya se rehusó a darme clases de canto? Pero sé que si le pregunto no me contestaría, por lo que no me quedó otra opción más que seguirle el juego para ver qué es lo que está tramando.

    —¡Vaya! Veo que cambiaste de sala —me dice Jake una vez que está dentro de mi casa.

    —Sí, y la tendré que cambiar nuevamente, debido a tus piojos —le respondo descortésmente.

    —Casi nunca tienes visitas, ¿cierto?

    —No me gusta que piojosos vengan a mi casa, así es que dime, ¿por qué viniste?

    —Vine para ayudarte a descubrir lo que te apasiona —me responde Jake y empieza a sacar un montón de materiales dentro de su mochila. Saca una armónica, unas maracas, un mini-teclado, y antes de que continúe le corto los movimientos al decirle que lo que realmente me apasiona no tiene que ver con la música. Que sí le pedí que me enseñara a cantar fue para romper el hielo, cosa que obvio no era cierta. Le pedí que me enseñara a cantar porque quería cantar tan hermoso como él lo hace, pero algunos nacen con ese don, y otros lo compramos para hacer parecer que es nuestro, aunque no le podía decir eso, no quería que pensara que era una ñoña. Así es que me hago la difícil, y le digo que se vaya de mi casa.

    Todo lo que he hecho hasta el momento ha sido por una única razón; ha sido por dinero, claro… dinero honrado que me lo he ganado con el sudor de mi frente, aunque no puedo negar que mi sudor es provocado por el calor generado de las luces del escenario, mientras el sudor de los demás es generado por su esfuerzo.

    A los dieciséis años tuve que tomar la decisión más difícil de mi vida. Elegir entre el dinero, y lo que yo creía era el verdadero amor. Claro, digo creía, pues nunca llegué a descubrir si era real. Se llamaba Luke, podría decir que ha sido mi primer y único amor. A pesar de que he tenido infinidad de novios después de entrar en este medio, siento que ninguno ha sido tan sincero como el de Luke, y aunque no me arrepiento de mi decisión. Todas las noches antes de dormirme pienso en que habría sido de nosotros si yo no hubiera tomado este camino. Entonces dejo correr una lágrima de dolor que recorre mi mejilla, y tomo mi pequeña toalla impresa con la figura de un billete de mil dólares sólo para recordarme el motivo del porqué la lágrima, cómo comenzó, y cómo la hago desaparecer.

    He dejado muchas cosas atrás para estar donde estoy, y siento que todavía me faltan más. He dejado a mi familia, lo que pensaba era el amor de mi vida, e inclusive mi esencia.

    Todos los sábados que tengo libres, los cuales si no estoy de gira, son todos. Hago una fiesta en mi mansión, e invito a todas y cada una de las personas que conozco. Contando mis padres, mis amigos, mis enemigos, mi novio y mis ex-novios. La idea es hacer una reunión donde ninguno de nosotros esté esclavizado. Donde seamos libres de ser lo que somos. En la que no importa si eres negro, blanco, amarillo, irlandés, japonés, o una mezcla de todos. Que no existan barreras de ningún tipo. sobre todo, que pueda ser realmente yo, Jennifer Trent; una chica común y corriente de veintidós años, no una estrella de rock que tiene trillones de dólares en su cuenta de banco, capaz de tener todo lo que quiere. En pocas palabras, es una fiesta sin prejuicios. Lástima que cada sábado termina viniendo únicamente mi novio Nathan Gale. Hijo único de un emprendedor multimillonario que si yo tengo una neurona, él no tiene ni la mitad. Mis amigos cercanos y nadie más. Las demás personas han de tomar mi invitación como una ofensa, en especial Luke. Él ha de pensar que lo invito para que vea lo muy bien que estoy sin él, cuando en realidad es un grito de auxilio camuflajeado, pero más que eso, es la oportunidad de pasarla bien, y ver que ha sido de su vida.

    Desde que elegí este camino, son muy pocas veces las que veo a mis padres. Ellos siempre me han apoyado en todo, pero no querían esta vida para mí. Nunca he logrado comprender eso de los padres, siempre buscan lo mejor para nosotros, creyendo que un buen camino nos hará feliz, aún si es el que nosotros no deseamos.

    A pesar de mi corta edad he vivido más que mi propia abuela. Viajando de aquí para allá. Cambiando de novio cada semana. Comprándome cosas que nunca utilizaré. Disfrutando de la vida.

    Soy criticada por muchos, ¿qué cómo puedo tener qué siempre usar ropa nueva? ¿Cómo puedo cambiar de novio de un día a otro? Yo sé que no son ellos los que me critican, sino sus deseos reprimidos hacen parecer que esto no es normal, y… en una sociedad como la nuestra, lamentablemente tienen razón, esto no es normal. No es normal el intentar ser feliz haciendo lo que quieres, buscando lo que deseas. No es mi culpa el cambiar de pareja al darme cuenta que no es mi alma gemela, ¿qué caso tiene estar con una persona sabiendo que no tienen futuro? Mi madre siempre me decía cuando apenas era una niña; no hay peor remordimiento que el impedir la felicidad de alguien más.

    A veces siento que he estado con tantas personas, que conozco a casi medio mundo y me doy cuenta de que soy única, irremplazable. Es por eso que cuando me veo en el espejo no veo simplemente mi reflejo, lo que veo es una mujer, la más hermosa de todas. Con ese mechón rosado y azul que tanto amo. Me veo y soy feliz, porque sé que la mujer que está del otro lado no soy yo, es la Jennifer Trent del mundo surrealista. La mujer que conoce su destino y lo que le apasiona, no la Jenna de la vida real. Una mujer que es famosa, pero solitaria. Millonaria, pero pobre a la vez. Cuando me veo al espejo cada mañana, me pregunto quién seré el día de hoy. Siempre he pensado que no soy buena en nada, pero he estado equivocada. Soy buena actriz, puedo fingir que la voz de mi corista es la mía. soy capaz de fingir que no me importa nada y el mundo me vale madres, inclusive aparentar que soy otra persona, pero lo que más me duele… es que mi sonrisa es una farsa, puedo sonreírle al mundo entero cuando por dentro estoy vacía. Claro, soy buena en ello y de algún modo me gusta, pero existe una gran diferencia entre el «me gusta» y el «me apasiona» y van de la mano con el soy buena, a el soy excelente.

    Es cierto que todos tenemos un alma gemela, el problema no es buscarla, si no confundirla y que no sea la persona que está detrás del espejo. Todos nos empeñamos tanto en buscarla que dejamos los buenos momentos a un lado cuando creemos haberla encontrado. Hoy va a venir Jake, él insiste en descubrir lo que me apasiona. Tanto que prometió venir a mi casa todos los días e intentar algo diferente, algo que abra mi espíritu a lo que desea, a lo que sueña. Al abrirle la puerta me doy cuenta que trae toda una galería de arte con otros aparatos que en mi vida había visto. Me dice que hoy tenemos clases de arte, y para eso tengo que conectarme con mi yo interior, con Dios o con cualquier cosa que me haga sentir armonía, paz, tranquilidad. Jake prende un instrumento como con un cuerno dorado y empieza a salir un sonido tan tranquilo, y aburrido que me empieza a dar sueño, así es que saco el celular y pongo un poco de rock y metal. Jake dice que está bien, el arte es una forma de expresar nuestros sentimientos, nuestras emociones, y mientras algunos pintan azul turquesa, yo pinto un negro azulado. La música anima el ambiente, pero todavía hay algo que falta. Así es que tomo el color azul y le aviento el pequeño bote de pintura a la cara de Jake. Lo que provoca que su ropa también se manche, él me mira con una sonrisa como de un niño esperando su venganza. Inmediatamente me toma del brazo izquierdo, me resbalo con la tinta del piso, haciendo que tire todas las pinturas sobre la sala y provocó que Jake caiga accidentalmente encima mío. Nuestros ojos se cruzan y nos quedamos así por lo que parecería un minuto. Me dan unas enormes ganas de besarle, pero algo me lo impide; la preocupación de qué pensará él, si le gustará mi forma de besar. Estuvimos así por un segundo y pasaron tantas ideas por mi mente. Nunca me había detenido ningún deseo por lo que los otros fueran a pensar. Simplemente si lo quería hacer, lo hacía.

    ¿Será eso lo que llaman tontamente amor? Se supone que cuando estas con esa persona tan especial no importan lo demás, o ¿es una simple ilusión que te enseñan en el cine?

Abril 15

    No me gusta poner fechas a las cosas, porque eso significaría que somos esclavos del tiempo. Trabajamos los lunes deseando que sea viernes, y festejamos los viernes esperando que no llegue el lunes. Lo mismo pasa con tus quince años, o tu boda. Planeas cada detalle esperando que todo sea perfecto, que en realidad, perdiste un mes de vida para poder disfrutar un día, sin contar, claro, todos los días que trabajaste para poder pagar una noche.

    Sin embargo, por primera y única vez, hoy es un día que nunca olvidaré, un día que recordaré el resto de mi vida. Porque hoy 15 de abril fue mi primer beso con Jake. No puedo decir con exactitud qué es lo que hace esto tan especial. He besado a miles de chicos, pero ninguno como Jake. Al principio fue suave y tierno, como de cuento de hadas. Entonces él mordió un poco mi labio superior. No me importa que no fuera real, pues él me besó porque hoy es sábado, y como tal, organicé mi fiesta de siempre. No había invitado a Jake por olvido, no obstante, él asistió por la reunión de mis clases de vida. Así le llama él a la hora en la que trata de descubrir lo que realmente me apasiona. Él se quedó, y como mi actual novio está de viaje de negocios en Alemania, jugamos botella y le tocó besarme. No me importa que no haya significado nada para él. Ni siquiera si puse los cuernos. Hace mucho que no sentía lo de hoy, y tengo que admitir que esta extraña emoción me gusta. Sentir que soy estúpida y débil, significa que me estoy enamorando, que mi corazón comienza a latir por alguien más. No sólo bombea sangre a mis venas, bombea mariposas a mi estómago, eso es tan raro y excitante. Empiezo a vivir por una persona que no soy yo, por una persona que hace un mes ni conocía, y cuando finalmente lo vi, me dio asco en lugar de deseo.

    Sé qué muchos piensan que mi vida es perfecta, y aunque para mí no lo es, aún así no cambiaría un segundo de ella. Me levanto y voy a la cocina por un vaso de leche. Todos siguen acostados en mi sala. Me detengo un pequeño momento para observar a Jake, ¿cómo pasé de odiarlo, a amarlo tan pronto? Un amor que todavía sigue en ilusión. No soporto verlo ahí acostado con el cuello torcido, así es que lo levanto y los corro de mi casa diciendo que la fiesta se acabó. Todos se van sin despedirse, pues siguen más dormidos que despiertos, todos excepto Jake. Él se acerca a mí y me pregunta si quiere que lo vea hoy en la noche, pues nos dormimos hasta las seis de la mañana, y no hemos cerrado los ojos más que tres horas. Quisiera verlo hoy en la tarde, de hecho preferiría que no se fuera y se quedara aquí conmigo, pero algo me impide invitarlo a dormir, por lo que sale un simple “no” de mi boca. Él acerca su cabeza para despedirse de mí con un suave beso. Yo levanto mis labios y cierro los ojos para sentir un puto beso en la mejilla. Abro los ojos y veo sus intenciones de retirarse, así que le tomo el brazo derecho con mi mano izquierda y la aprieto para indicarle que se detenga, ahora muevo mi brazo derecho para abrazarlo y al estar nuevamente frente a frente, lo beso en la boca sin dudarlo, por fortuna me responde el beso, haciendo que dure más de un minuto. Después de este, se retira de mi casa para irse a descansar.

    Quiero cerrar los ojos y soñar con Jake. Cerrarlos y ver que estoy con él en el paraíso, que en mi caso siempre será la playa. No hay mejor sensación que sentir como la brisa del mar acaricia tu piel. Como el sol te inyecta su energía para hacerte el mejor bronceado. Estando en una palapa junto a tus seres queridos, echando la hueva sin preocupaciones junto con una cerveza. Eso para mí, es el paraíso.

    En esta semana terminan de grabar mi disco. Lo que significa que en dos semanas sale a la venta, y en tres meses comienza nuestra gira. Detesto eso, visitar países que nunca te han interesado y personas hablándote en un lenguaje que ni conoces. Por lo mientras, hoy descansaré y dormiré hasta que la cama se canse de mí.

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Opresión

 

    Ha pasado mucho tiempo desde que no escribo, y es que la verdad no he tenido nada relevante que contar desde la última vez que lo hice, sin embargo, no quiero que a mis cincuenta años vuelva a leer este diario y sienta estos tres meses como un sábado que tomé hasta morir, y que perdí los recuerdos de esa noche levantándome en el cuarto de cualquier motel. Así es que escribiré estos meses lo más breve posible.

    Al día siguiente, después del beso con Jake:

    Lo volví a ver a las siete de la noche como él prometió y me hizo una confesión. En ese momento pensé que iba declarar su amor por mí… pero fue todo lo contrario, ¡se declaró gay! Diciendo que gracias a mi beso descubrió su verdadera identidad, ¿cómo puede ser eso posible? Tienes que descubrir tu orientación desde un principio… no por un simple beso. Fue como recibir una cubetada con agua helada. Podría competir contra cualquier mujer del mundo. En el último de los casos me operaría los pechos, iría al gimnasio, o cambiaría mi forma de ser, pero no podría operarme para agregar un paquete ahí abajo. Eso es algo con lo que definitivamente no puedo luchar.

    Me deprimió a tal grado que empecé a fumar y no precisamente cigarrillos, al menos no de tabaco. En este medio es tan sencillo encontrar el contacto que te provea de todo material que ni imaginaba existía. Nunca pensé que hubiera tantos y tan diferentes… así es que comencé con lo más sencillo, o eso fue lo que me dijeron: La marihuana.

    Todas las noches antes de dormir prendía el cigarrillo y dejaba que mi cuarto se llenara de ese delicioso aroma, obviamente corrí a toda mi servidumbre. No quería que supieran lo que estaba haciendo y mucho menos que fueran con los paparazzis. Eso podría haber arruinado mi carrera, aunque en ese momento no me importaba más. En este punto de mi vida podría retirarme y no preocuparme una sola vez por dinero por el tiempo que mi cuerpo pise la tierra.

    Todos los días me despertaba con la misma ilusión. Deseando que fuera de noche para transportarme a ese mundo de magia y fantasía. Quisiera poder describir que es lo que veía cada noche, lo cual siempre era algo diferente y por desgracia menos especial que el día anterior, pero no tengo palabras para describirlo, y aunque las tuviera no lo haría, ese recuerdo me lo llevaré a la tumba. Mi madre siempre decía que los recuerdos son como un testamento. Los heredas al compartirlos y van de persona en persona, e inclusive algunos se vuelven leyenda. No quiero que eso pase con este gran recuerdo, seré egoísta con él y me lo quedaré para mi solita.

    Pensé que yo era la que controlaba las drogas y no ellas a mí. Poco tiempo después no me bastaba con sólo hacerlo por las noches, por lo que también lo hacía en las mañanas al despertarme. Todo era mágico, especial, veía la cara de… ya sabrán, si, Jake, ¿cómo una persona en tan poco tiempo puede destruir tu vida? Todo lo bueno que traté de cosechar se fue a la mierda. En estos momentos no sé donde está la Jennifer que iba al gimnasio y fingía ser una estrella, no esta esquelética que dejó afectarse por una persona que ni conocía, ¿por qué lo dejé entrar en mi vida? Si no fuera por Jake seguiría siendo la misma Jennifer Trent que soñaba con descubrir su razón de ser en este mundo. Aunque para serte honesta, no fue culpa de Jake que yo acabara así, ni de mis padres, ni siquiera de mi mánager por habérmelo presentado. No, esto pasó por mi culpa, pasó porque yo lo permití. Y aunque sé que solamente yo puedo traer a la vieja Jenna de regreso, no sé si es lo que deseo.

    ¡Listo, ya está! ¿Ahora cuál es el siguiente paso? Ya hice mi primer tarea que era escribir el porqué comencé con las drogas. Ahora tengo toda la tarde para hacer lo que yo quiera. El problema es que lo que quiero hacer es lo único que no puedo… fumar mota, odio a mis padres por meterme en este lugar lleno de fenómenos, ¿cómo pudieron hacerme esto? Después de toda mi fortuna que compartí con ellos. Estoy encerrada, y si llego a salir de aquí va a ser para ir a otro lugar mucho peor; el manicomio, pues me voy a volver loca. Puedo soportar no estar consumiendo drogas. Después de todo, eso sólo lo hice durante tres meses de mi vida, pero lo que sí no puedo soportar es el levantarme a las cinco de la mañana… simplemente no puedo. Toda mi vida me he levantado a las diez, once e inclusive doce del día, ¿cómo podré levantarme seis horas antes de lo que acostumbré a mi cuerpo?

    Mi nombre es Jennifer Trent, estoy aquí porque consumía drogas. Marihuana precisamente. Antes de las drogas mi vida no era perfecta… pero con ellas tampoco era así. Hoy van tres días que estoy limpia y quiero seguir así para salir de aquí y cumplir mi sueño; el cual es ver a mi familia de nuevo.

    Esa es toda la mierda que tengo que decir todos los días antes de empezar la reunión. Obviamente nada de eso es cierto, no quiero dejarlas y mucho menos mi sueño es ver a mis progenitores. No, sea cual sea, ese no es. Todos tenemos que decir esas palabras cambiando el final según sea el caso. En mi grupo todos somos nuevos. El más viejo de aquí lleva un mes y parece que comienzan a lavarle el cerebro. Yo no quiero que eso me pase a mí, lo único que quiero es salir de aquí para regresar a mi mansión donde pueda hacer lo que se me dé la regalada gana.

    Estoy aquí no por ser drogadicta, sino por ser estúpida, ingenua. Mis padres me visitaron y yo estaba en las nubes, inclusive le invité un famoso brownie a mi madre. Ella me abofeteó y me dijo que esta no era yo… no podía ser yo. Así es que me metió a este puto lugar.

    Mi tutora, la maestra Anna siempre nos contaba su historia. Al principio me sorprendía, pero al ser la tercera vez que la escucho, ahora me da lástima y no sé si deba, pues creo que precisamente es lo que quiere ella que sintamos… lástima de ella y de nosotros mismos. Ella nos contó que cuando era joven como nosotros, vivía de una herencia familiar. Sus padres murieron cuando ella cumplió los veintiún años. Ese día ella fue a una noche de brindis con su familia y su novio. Como la cena estuvo aburrida tomó una pastilla y se entretuvo más de lo normal. Al terminar la cena ya era de noche, su padre no quiso manejar y le pidió a ella que lo hiciera. Ella aceptó y al manejar bajo los efectos de lo que consumió, se fueron a estampar contra un barranco, todos murieron excepto ella. Los doctores dicen que fue un milagro el que ella sobreviviera. Anna dice que fue una maldición.

    La segunda tarea de la rehabilitación es escribir el porqué empezamos a consumirlas. El consumo de drogas te deja muy dañado o nos creen unos pendejos. Todo lo que hacemos es repetir y repetir lo que ya sabemos. Todos sabemos porque empezamos a consumir. En mi caso el que Jake me bateara fue sólo un pretexto. Mi vida era un asco antes y después de las drogas. De lo único que me arrepiento por haberlas tomado, es que me llevaron a este lugar donde creen que me pueden ayudar cuando únicamente me están volviendo loca. Todos los días la maestra nos repite su historia. Nosotras repetimos nuestra introducción. Se repite la tarea, los horarios, las pláticas, te hacen ver que cada puto día es el mismo y tendré que admitirlo… saliendo de aquí estoy segura en no volver a ser tan estúpida como para dejarme ver que estoy consumiendo esa sustancia tan hermosa enfrente de alguien.

    Cinco de la mañana. Día cuatro en rehabilitación:

    Me estoy muriendo de sueño y no me quiero levantar. Quiero cerrar mis ojos para pensar que todo esto fue una maldita pesadilla y que cuando los abra voy a ver las cortinas de mi cama que me protegen del sol de la mañana y hacen que mi cuarto sea como el de toda una princesa, pero no es así, en lugar de eso abro los ojos y veo a Anna. La cual me dice que llevo quince minutos de retraso y ya no me tocará agua caliente para el baño. Me atrevo a desafiarla y a decirle que entonces no me bañaré, pero llama a mis compañeras y me obligan a meterme a bañar. Algunas disfrutan mi sufrimiento, nunca me ha gustado el agua helada y sé que nunca me gustará.

    —Lo siento mucho. Yo no estuve de acuerdo en que te hicieran esto, pero tienes que entender que aquí existen reglas y si te dejan a ti romperlas… entonces todo mundo querrá romperlas también. Esa es la razón por la que estamos aquí, para que otros no hagan lo mismo, para que el gobierno siga teniendo el control. Ven, vamos a desayunar.

    —Gracias —le dije y le pregunté su nombre.

    —Danna, también soy nueva aquí —agregó y la acompañé. Rápidamente se hizo mi amiga y su apoyo era lo único que me mantenía en mis cabales. Juntas nos burlábamos de la sociedad y con eso obteníamos los correspondientes castigos, pero valían la pena. Valían al cien por ciento pasar todo un día encerradas por cinco minutos de risa continua. Ella no sabía quién era yo. Me refiero a mi vida artística, y no sé cómo contarle que saliendo de aquí tengo una mansión y una suma de dinero muy agradable en el banco. Ella no tuvo la misma suerte que yo. Su familia murió cuando era niña y se quedó en custodia de su tía. A ella no le importaba Danna. Por lo que le daba lo básico y nada más, hasta que ella trató de buscar un mejor destino que el que tenía. El problema fue que no lo encontró y recurrió a un destino que sólo existía en su mente, y su tren para llegar a él eran las drogas. Supongo que es cierto que al final de cada túnel hay luz, esperanza para ser precisa. Cuando salgamos de aquí yo le podría dar una habitación de las cien que tengo, junto a eso, comida y sustento a cambio de algo que más adelante se me ocurrirá… aunque seamos amigas, nada es gratis en esta vida.

    Día siete:

    Me levanto y son las once del día. Volteo a mí alrededor y no hay nadie en el cuarto. Me levanto de un brinco y me meto a bañar, pero salgo de inmediato al ver que ya no había agua caliente. Se me había olvidado que la cierran a las cinco y cuarto de la mañana. No pienso bañarme con agua helada, sé lo que dirá y hará Anna si no lo hago. Así es que abro la llave del grifo y mojo mi cabello con mis manos para aparentar que sí lo hice. Me visto y salgo corriendo al campo donde seguramente están haciendo los ejercicios de siempre, pero me sorprendo al llegar y no ver a nadie. Voy a la cocina, tal vez fueron a comer, pero tampoco encuentro a nadie. Voy por toda la casa, pero parecería estar abandonada. Por lo que ahora es mi oportunidad, ¡puedo salir de aquí y nadie lo notará! Iré a Francia, no, mejor Italia, no lo sé, pero sólo quiero irme lejos de aquí. Estoy a tres pasos de la puerta y sigue sin haber nadie. Intento dar el siguiente paso, el cual es el último para estar en la calle y nunca más regresar. Mi corazón palpita como loco e intento mover mi pierna, pero no reacciona, no puedo salir de aquí… al menos no sin Danna. Le hice una promesa de que saldríamos juntas de este horrible lugar y no la romperé… no me iré sin ella, así es que regreso al cuarto pensando, ¿qué fue lo que pasó, por qué todo el mundo se fue? Y cuando entro, veo a Danna sentada en mi cama.

    —Hola, ¿dónde están todos? —le pregunto al verla y ella sonríe cuando me ve.

    —Hoy es domingo… es día libre. Se fueron a sus casas con su familia o a recaer en esta adicción.

    —¿Por qué estás tú aquí? —le cuestiono ya sabiendo la respuesta en cuanto terminé de decir la frase.

    —No tengo a nadie afuera, y tampoco quiero recaer. Por lo que me quedo aquí sola… patético, ¿verdad?

    —No, me tienes a mí —le respondo y la abrazo. Siento como una lágrima toca mi pecho al caer de su mejilla.

    —Vamos, tengo que enseñarte algo —le digo invitándola a salir.

    —No podemos, la puerta está cerrada con llave. Se abre a las seis y se cierra a las siete… si no saliste en ese lapso… ya no lo hiciste.

    —Entonces será la próxima semana —agregué. El saber que puedo salir de aquí. No sola, sino con Danna hace que desee el próximo domingo como si fuera el día en el que recibí mi primer millón de dólares. Muero por salir de aquí, de esta prisión, ¡no regresaremos jamás! Hablo en plural porque pienso llevarme a Danna, ese será su regalo de su próxima vida… una vida de lujos y paz. Donde nadie nos diga que hacer o que no hacer. Tengo que admitir que apenas ha pasado un día y siento que ya pasó un mes. No le he dicho nada a Danna. Quiero que sea sorpresa para ella. Quiero ver su cara de felicidad al saber que ya no tiene que regresar a esta pocilga. Al saber que ya no pasará frío, hambre, soledad. Anna se burló de mí al saber que me quedé aquí el domingo, pero se rió aún más de Danna al decir que por lo menos yo me quedé por ignorante, no por otra cosa al referirse a ella. Eso hizo que mi sangre hirviera. No me pude contener y me levanté para poner mi puño en su cara. Danna se sorprendió y me retuvo por los hombros para que no siguiera. Mi castigo fue peor del que imaginé. Me prohibieron salir el próximo domingo, en el cual pensaba finalmente escapar de este espantoso lugar. Danna me trató de consolar, pero no había nada en este momento que pudiera quitarme mi enojo. ¡Qué estúpida fui! Tuve la oportunidad de irme muy pronto y sólo prolongué mi estancia.

    —¿Por qué lo hiciste? —me pregunta Danna. Este hospicio tiene un sistema muy sencillo que ahora me doy cuenta de su gran funcionalidad, ¡es una prisión! Una prisión que enseña lo bello que es la libertad. Si no hubiera golpeado a la maestra… todo esto hubiera sido diferente, pero no fue así. Como yo estoy castigada, Danna prefiere pasar su tiempo libre conmigo en lugar de ir a correr, de ver la televisión o cualquier otro medio de entretenimiento que pudiera tener. Supongo que eso es lo que hace una amiga. Desde que empecé en este medio, la gente se me acercaba por el dinero que tengo, no por mis sentimientos ni mi forma de ser… Danna es la única que está conmigo por mi verdadero ser.

    Han pasado muchas cosas en tan poco tiempo que no sé ni qué pensar. Corté con mi novio por Jake, que resultó ser gay. Empecé a consumir drogas y tiré mi carrera a la basura. Ya no fui a mi gira y aunque siempre he dicho que las odiaba, en este momento las extraño y sin consuelo alguno comienzo a llorar. No quiero llorar… no enfrente de Danna, pero lo hago y ella me abraza. Lloro en sus hombros y le digo que este hospicio es una mierda, ¡que tenemos que escapar! Ellos no nos pueden privar de nuestra libertad, ¡no tienen el derecho! Cuando me tranquilizo, Danna levanta mi cara para verme de frente y con un pañuelo me limpia las lágrimas. Me ve directo a los ojos y sonríe. Un instante después acerca su cara a la mía y me besa en la boca suave y lentamente. Mis labios se quedan quietos, no le dan respuesta alguna, no le dicen que sí…. pero tampoco que no. Mi cuerpo está inmóvil, mis neuronas hacen rápidamente sinapsis entre sí y me dicen que esto no es correcto, pero no hago nada para detenerla. Me quedo quieta como si estuviera disfrutando una película. Como si no fuera yo la que estuviera recibiendo el beso. Ella retira sus labios de los míos y abre sus ojos para verme. Estoy en estado de shock y ella lo sabe. De estar sentada me empuja suavemente para que Danna se recueste encima de mí y empieza a besar mi cuello mientras me desabrocha la blusa. Botón por botón y yo solamente me quedo acostada con los ojos cerrados. Disfrutando de sus caricias como si fuera una inválida egoísta que no las puede responder. En ese momento entran los demás y Danna da un brinco rápido para quitarse de encima mío y comienza a reírse sin control… yo le sigo el juego y me río sin saber el porqué.

    Pasamos el resto de la tarde como si nada hubiera pasado. Al caer la noche, me quedo viendo el techo mientras estoy acostada boca arriba sobre mi cama. No puedo quitarme esas imágenes de la cabeza; Danna besándome, y sin más, me quedo dormida con una sonrisa de oreja a oreja.

    Han pasado cinco días desde que Danna me besó y ella no ha hecho nada más que actuar como si nada hubiera pasado, y no la culpo. Yo he hecho lo mismo. Tarde o temprano tendremos que hablar. Ella me agrada y nunca la había visto como algo más. Nunca lo hubiera pensado. No es lo que te enseñan de niña. La princesa siempre busca el amor del príncipe, no de su competencia, la bruja. Los cuentos de hadas te enseñan a pelear con otras mujeres por el amor de un hombre, no a dejarlo a un lado y hacer con ellas el amor en lugar de la guerra, sin embargo, la vida no es un cuento de hadas, en un segundo puedes sentirte en el paraíso y al otro como si fuera el fin del mundo. Es la ley de la vida, que no sea algo normal no significa que esté mal. He pensado que siempre y cuando no afectes a alguien, todo está permitido.

    Anna me manda a llamar a su oficina y asisto puntual sin saber a qué se refiere. Entro y veo que Anna no está sola, enfrente de ella está una mujer de pelo negro que al acercarme me doy cuenta que es Danna, se encontraba llorando. Al parecer alguien se enteró de nuestro pequeño secreto y fue con el chisme con la directora.

    —Lo siento Jennifer, pero tú no eres buen ejemplo para los demás. Me golpeaste y ahora te besas con una compañera. De verdad lo siento, pero las tendré que expulsar de esta casa de rehabilitación. Vayan por sus pertenencias . Tienen una hora para salir de aquí.

    Danna y yo recogemos nuestras cosas y no existe ni una palabra entre nosotras durante el camino. Al salir de la casa le digo que me acompañe y ella acepta. Tomamos un taxi y nos dirigimos a la privada Hant, donde se encuentra mi mansión. Danna me mira extrañada y me pregunta que a dónde vamos. Yo le respondo que espere, que vale la pena.

    Al llegar a la mansión Danna no puede creer que sea mi casa, ni que yo sea una superestrella, ni el hecho de que tenga millones de dólares en el banco. Es ella la que ahora está en shock. Me dice que ella siempre ha odiado a esta gente que lo tiene todo y le respondo que, ¿cómo puede odiar a alguien que jamás conoció? Pasamos y le invito una copa de whisky mientras estamos a un lado de la chimenea en la sala. Ella lo acepta y me pregunta que todavía no entiende quién pudo haberle dicho a Anna que nos besamos. Yo le digo que no sea tonta, ¿quién más pudo haber sido? Ella se queda pensando, y entonces le respondo que fui yo. Me acerco para besarla en la boca. Al terminar el beso, le susurro al oído que ahora no hay nadie que nos pueda interrumpir… y continúo besándola.

3

Libertad

The tomorrow is today

Doesn’t matter what they say

Never let go your dreams away

Get your body to my bed

Get your soul to my heart

Cuz baby, tonight we’re going to be one

Get your hands up if you like it

Get your hands up if you like it

Get your hands up if you li-li-li-like it

li-li-li-li-li-li like it

Baby let the stress away,

Tonight we’re going to celebrate

Like we’re in hell

Don’t think in the future,

Cuz the tomorrow is today

Get your body to my bed

Get your soul to my heart

Get your body to my bed

Get your soul to my heart

C’mon, enjoy this magic life

Where only are you and I

Don’t worry about the time

Cuz tonight you are only mine

Get your hands up if you like it

Get your hands up if you like it

Get your hands up if you li-li-li-llke it

li-li-li-li-li-li like it

Baby let the stress away,

Tonight we’re going to celebrate

Like we’re in hell

Don’t think in the future,

Cuz the tomorrow is today

    ¡Jenna! ¡Jenna! Jenna! Es lo que todo mundo gritaba al terminar la canción. Yo me inclino para dar las gracias y me retiro del escenario. Pensé que mi carrera estaba en un vacío que sería muy difícil regresar, pero no fue así. Simplemente fui a Las Vegas para divertirme. El gerente del hotel se enteró que yo estaba allí y quiso contratarme. Obvio hice playback al excusarme que estaba enferma, pero eso no le importó. Me dijo que lo que la gente quiere es verme, el escucharme es el valor agregado y no sé porque, pero tiene toda la razón.

    Traté de probar suerte en el casino y perdí el doble de lo que gané en mi pequeño show de media hora, en tan sólo diez minutos, pero eso no me importa. No importa el perder más de diez millones de dólares cuando eres capaz de hacer el doble con algunos shows. Así es que doblé la apuesta y me di cuenta que las cartas definitivamente no son lo mío. Jugué otro millón en el póker y luego me fui a recostar.

    La Libertad es una de las mejores bendiciones que puede tener el ser humano, y a veces no la apreciamos hasta que carecemos de ella. Claro que todos los días carecemos de libertad. La constitución dice que somos libres, pero nuestra forma de gobierno demuestra lo contrario. Otorgar ocho horas diarias durante cinco, incluso seis días a una persona que no es nada de ti, para que puedas ir y darle de comer a tu familia. Claro, yo no entro en ese caso. A lo mucho trabajaré cinco horas a la semana, diez cuando estoy de gira. El tiempo restante lo dedico a echar la hueva, a escribir este diario deseando que nadie y a la vez que todo mundo lo lea. Expresando mis emociones en un papel porque no puedo expresarlas a una persona.

    Todos, tarde o temprano terminan decepcionándote y no es culpa de ellos, no, la culpa es tuya por confiar en esas personas. Por poner tu fe en algo que piensa, actúa y cambia constantemente. Por eso sin darme cuenta puse mi fe en este diario. Él no me puede decepcionar, ni tampoco animar. Es como una bendición y una maldición al mismo tiempo. Que lo único que conoce mis más oscuros secretos sea un objeto inanimado.

    Tocan a la puerta y no sé quién pudiera ser. Me quedé dormida y son las once de la mañana. Así es que me levanto en pijama, con mi cara desmaquillada y mis ojos apenas se abren para ver el camino. Vuelven a tocar y muevo la manija para ver qué se trata de Jake.

    —¿Qué haces aquí? —le pregunto con sorpresa.

    —¿No me vas a invitar a pasar? —me responde y le hago la invitación con un movimiento de mano. Le invito un whisky del minibar y él lo rechaza, me critica por tomar sin haber aún desayunado.

    —¿Por qué estás aquí? —le respondo muy directa y cortadamente. Él me contesta que le explique el por qué no estoy en rehabilitación o llamará a mis padres. Le contesto que no me amenace y que se largue de aquí. No quería arriesgarme a que mis padres me vieran, así es que yo también me fui.

    Como sabía que en cualquier momento tendría que salir de Estados Unidos, portaba mi pasaporte en mi bolsa, así es que en lugar de ir de regreso a mi cama, fui directo al aeropuerto aún en pijama.

    Alemania, Brasil, Inglaterra, Tokio, Venecia…. tantos lugares a donde ir que no me decidía por cual. Pensé en ir a Irlanda, pero no tenían vuelos hasta medianoche. Así es que cierro los ojos y con mi dedo índice apunto a la pantalla. Los abro y veo que mi destino es Ibiza. No está nada mal, famosa por sus fiestas, es justo lo que necesitaba.

    Al bajar del avión, lo primero que hice fue ir a comer pizza antes que buscar un buen hotel lejos de paparazzis, pero yo mejor que nadie sabía que no se iban a detener por no poder pasar a una propiedad privada, así es que tomé medidas más drásticas. Fui a la primera peluquería que vi y pedí que me quitaran este tono dorado con extensiones rosas y azules para que me tiñeran mi hermoso cabello de negro. Tenía que pasar desapercibida y sólo así lo lograría.

    Llegué al hotel y me quité los tenis. Tomé un largo baño en la tina y después me quedé dormida tan agusto que no quería despertar, lo haría hasta que los músculos me duelan de que no han tenido movimiento alguno. Me levanto a medianoche y no puedo volver a conciliar el sueño. Pienso en Danna, ella debería de estar aquí conmigo… pero no lo está, me respondo a mi misma y prendo la televisión para distraer mi mente. La mejor forma de avanzar en la vida, es no mirar el pasado, y por más que me duela… eso tengo que hacer.

    Veo el reloj, son las dos de la mañana y la televisión no me distrae lo suficiente. Mi cuerpo no está cansado y no quiere recargar energía, ¿qué fregados puedo hacer a las dos de la mañana? A parte de escribir este diario.

    Pasé toda una hora divagando en qué hacer cuando me di cuenta que tonta fui, ¡estoy en Ibiza! Aquí la fiesta nunca termina, o eso es lo que dicen. Me levanté y cepillé mi cabello, me delineé los ojos y no podía ir en pijama a una fiesta, ¿cómo se me fue a olvidar ir a comprar ropa? Es una de las cosas que más amo en esta vida. Llamé al servicio al cuarto y pedí ropa para fiesta. Es extraño, lo sé. Nadie compra en un hotel ropa a las tres de la madrugada, pero con dinero no hay nada que te detenga. Me vestí con mi nuevo outfit y salí a la calle para ver qué fiesta pudiera encontrar.

    A las tres cuadras veo un lugar donde se escuchaba buena música, una de mis tantas canciones para ser precisa. Tenía que entrar, aunque al final no lo logré. Era un lugar para personas VIP; Artistas, cantantes, multimillonarios alrededor del mundo… yo era las tres en una, pero no me reconocían, no podían después de mi cambio de look y la verdad, en el fondo no quería que lo hicieran. A pesar de que grité y pataleé diciendo que yo era Jennifer Trent… nadie me creyó.

    Regresé al hotel fastidiada por sus absurdas normas racistas. Yo era la auténtica Jennifer Trent, la única e inigualable, y nadie me reconoció. Se siente horrible no tener los privilegios que siempre he tenido. Supongo que eso sentirá la gente, ¿enojo por no ser parte de un selecto club? ¿Impotencia? Por ahora tendré que descansar, para mañana a primera hora ir al centro comercial.

    Lo mejor de estar deprimida es la forma en la que intentas seguir adelante, mientras muchas personas se deprimen por tonterías y se quedan en su cama llorando. Yo salgo al mundo, demuestro quien soy y que me lo merezco. Me compro mínimo veinte blusas y veinte pantalones, mismos que no volveré a usar en toda mi vida, aunque ni siquiera los use una vez. El simple hecho de tener algo nuevo me emociona, y el ver que me veo preciosa con el, hace que sea aún más feliz.

    Sé que muchas personas no tienen lo que yo tengo, y todos me critican al ver que no me importa… y es la verdad, acepto la vida que me tocó e intento disfrutarla, todo el mundo debería hacer eso.

    Pasó el día de compras y mis piernas estaban agotadas. Necesitaba descansar y un buen bronceado, así es que me puse mi nuevo traje de baño y me adentré en la playa. Compré una margarita y me acosté para tomar el sol. Desearía morir así, la verdad nunca he pensado en cómo voy a morir y sé que no es el momento de hacerlo, tengo apenas 22 años. Tengo toda una vida por delante a pesar de que ya viví un cuarto de lo que pudiera ser una larga vida… aunque el pensar que llegará el día de mañana cuando cumpla veintitrés y nunca más vuelva a tener esta edad me aterroriza, porque así pasará. Cuando menos me dé cuenta, tendré cuarenta años y estaré sola como ahora. No quiero envejecer y que me empiecen a salir arrugas. Si tan sólo los vampiros existieran, desearía morir con su sangre en mi sistema para así convertirme en uno de ellos e inmortalizar mi belleza, aunque tenga que condenar mi alma…

    Siento como la brisa del mar acaricia mi suave piel. Como la rosa y la humecta… sin duda alguna esto es el paraíso. Donde no importa cuánto dinero tienes en el banco ni cómo te llamas, ni siquiera si eres blanco o negro. Lo único que importa es cerrar los ojos y disfrutar el momento, sin preocupaciones estúpidas, sin recuerdos que te hacen llorar. Sólo existe la paz y nada más, tranquilidad, armonía conmigo misma. La dosis de alcohol de cuatro margaritas ayudan aún más.

    Si cada rincón de la tierra fuera playa estoy segura que no existieran las guerras… al menos hasta que Eva tome la manzana y sean desterrados del paraíso, pero hasta ese entonces, esto no sería otra cosa que el mismísimo cielo creado por Dios, o cualquier cosa que haya dado origen a la naturaleza.

    Me quedo dormida y sueño con Jake, con Danna, mis padres, el personal de mi disquera, e incluso mis fans. Los distingo aunque todos están borrosos. No sé qué signifique el haber soñado con las personas que alguna vez me importaron tanto y me decepcionaron, pero así es la vida. Decepcionamos a unos mientras otros nos decepcionan, y a veces eso sucede en ambas partes sin darnos cuenta. Eso fue lo que me pasó con Danna, y aunque preferiría no hablar de ello. No tiene caso seguir guardando este remordimiento y hacer de cuenta como si nada hubiera pasado, pues ella logró hacer lo que nunca me hubiera atrevido a hacer… besar a otra mujer.

    La tarde en la que obtuve mi libertad de regreso al ser expulsada de la casa de rehabilitación, esa misma tarde yo decepcioné a Danna y ella a mí. Danna era sencilla, humilde, linda, le importaban las personas aún cuando no las conocía. Yo… ya sabrás, soy todo lo contrario a ella; Pretenciosa, creída, arrogante y no me importa un comino las demás personas. Por lo que esa tarde que le propuse pasar la noche juntas, ella decidió pasar la noche sola como un perro, en la calle y buscando asilo para la lluvia. Yo le ofrecí mi casa, mi dinero, aún si ya no quisiera algo entre nosotras, pero decidió irse. No tener nada que ver conmigo, que es lo que siempre ha odiado. Personas que lo tienen todo y aún así se quejan. Es mi naturaleza, mejor dicho, es la naturaleza del ser humano quejarse, buscar siempre algo mejor. No importa si sea para uno mismo o para alguien más, siempre desearemos tener más, de lo contrario seguiríamos viviendo en cuevas y con taparrabos. Si el ser humano está dónde está actualmente, es porque siempre ha deseado algo, sea para bien o para mal.

    Así es que ya saben la corta y estúpida razón por la cual estoy sola y confundida. Porqué me abandonó una de las personas que más quería. Yo la decepcioné primero sin haber hecho nada más que enseñarle mi pasado.

    Desahogarse es una de las mejores sensaciones que uno puede tener. Aún con una lágrima recorriendo mi mejilla derecha al saber que no la volveré a ver, y si lo hago, ella deseará verme muerta… y yo también.

    Regreso al hotel y veo que hay una fila larga de personas, al acercarme un poco más, veo que se trata de paparazzis. Lo único que se me viene a la mente es que saben que estoy aquí, ¡no puedo tener ni un puto descanso! Sé que entre más me trato de esconder más me buscarán. Así es que paso en medio de ellos y les digo que me pregunten. Me piden que me dé la vuelta y aunque no me esperaba esa pregunta, me la doy con toda vocación y entonces noto que algo va mal. Me dicen que me dé la vuelta, pero de regreso a mi habitación… no es a mí a quien quieren ver… es a, ¿Jake? ¿Qué hace él aquí? ¿Me está siguiendo? Paso enfrente de él y no me reconoce. Lo cual me alegra porque no tengo ganas de hablar. Me voy a mi cuarto y me preparo un gran baño de burbujas como me lo hacía Matilda, pero ella no está y he disfrutado la soledad más que nunca.

    Una de las cosas que más adoro de mí es que me puedo quedar dormida en cualquier lado, y justo me pasó en la bañera hasta que me despertó el knock knock de la puerta. Veo que mis manos y mis dedos están arrugados de tanta agua. Me levanto, me pongo la toalla y salgo para ver quién es, es… ¡Jake! ¿Cómo me encontró? Y… ¿qué hace aquí? No quiero hablar con él y no lo voy a hacer, así es que entro al cuarto principal y me acuesto en la cama. Cierro los ojos y escucho a Jake decir mi nombre.

    —¡Jennifer, sé que estás ahí! Tenemos que hablar —pero no le hago caso, no quiero hacerle caso y prendo la televisión para que su sonido se interponga con el de él. Al parecer Jake se da por vencido, pues ya van diez minutos y no escucho una sola palabra suya.

    No quiero salir, pero tengo hambre y el servicio al cuarto es pésimo. Toda su comida la tratan de hacer gourmet, pero tienen nombres realmente asquerosos que hacen se te vaya el apetito. En algún momento tendré que salir y para serte honesta, no es divertido estar aquí encerrada cuando hay miles de fiestas y un increíble sol allá afuera.

    Me visto con un bikini negro y un hermoso vestido amarillo para salir. Como me lo imaginaba, Jake está sentado afuera de mi puerta esperándome.

    —¿Qué quieres? —le pregunto de forma cortada y amenazante. Él me responde que estaba preocupado por mí. Me fui, no le dije a nadie y corté mi tratamiento de rehabilitación. Yo le respondo un simple estoy bien, ¿no me ves? Así es que ya te puedes ir… pero no se va, me invita a comer y acepto por el hambre que tengo, no porque quiera hablar con él.

    —Escúchame, aunque no lo creas estoy bien… me siento bien. No he consumido desde que me expulsaron.

    —Lo sé, me gusta tu nuevo look —me responde y le digo que cambiemos de tema, ya perdió su oportunidad de estar conmigo. Si es que alguna vez le interesó.

    Terminando de comer me pidió que regresara a casa, pero no podía, al menos no en este momento. Estaba de vacaciones, una vacaciones que no sabía cuándo terminarían, pero estaba segura que no era el día de hoy. Todavía tenía mucho por hacer aquí en Ibiza.

    Como mi gira se canceló, él ya no siguió con ella. La gente quiere verme a mí, no a él… él sólo era una renovación, otro espectáculo del show. Él no llenaría el maracaná como yo lo hice… y no sólo una vez, sino tres veces seguidas. Por lo cual Jake estaba desesperado. Él no me buscó porque quería ver como estaba. Ni siquiera porque quisiera saludarme. Si estaba aquí, fue porque me necesitaba. Cuando los paparazzis lo invadieron, lo invadieron para preguntarle por mí, no por él. A Jake no le importó todo lo que pasé. Cuando le platiqué de Danna, no hizo más que decirme que lo sentía cuando en realidad le daba gusto, pude ver una pequeña sonrisa cuando le conté que me dejó. En ese momento supe la verdad y me levanté de la mesa, di media vuelta y salí del restaurante.

    Caminé por la playa durante horas. Me acostaba en la arena y la dejaba acariciar mi piel. Estaba confundida, triste, necesitaba pensar, aclarar mi mente, pero sobretodo, estar conmigo misma. En un momento pensé que Jake era un amigo, después que podía ser algo más… y ahora me doy cuenta que nunca lo fue ni lo será.

    La vida te pone en situaciones que no llegas a comprender. Te da fama y a la vez soledad, te da dinero, pero no felicidad. Siempre he huido de los problemas. Mis padres se divorciaron cuando yo tenía siete años. Cuando peleaban me iba a mi cuarto, me tapaba con las cobijas y ponía mis audífonos a todo volumen mientras ellos se gritaban. Al final mi padre salió con muchas mujeres, mi madre lo mismo con hombres y hace tres años regresaron a ser los felices esposos que eran como cuando se casaron. No es que sea cobarde, es que no veo el punto en discutir con alguien que sólo me causa problemas. Por eso mejor ahorro saliva y me retiro como si no lo conociera.

    Como no quiero regresar y ver a Jake. Me hospedo en otro hotel que acabo de encontrar. Alquilo la suite que está en el vigésimo piso y me quedo con el bikini para disfrutar de la vista mientras me meto a descansar en el jacuzzi. Cuando tienes dinero no hay límites de algo que no puedas hacer, simplemente vas, presentas tu tarjeta y el mundo te abrirá las puertas.

    Hoy ha sido un día pesado y me iré a recostar. No sé qué vaya a pasar con Jake, ni siquiera con mi vida, pero por ahora sólo quiero cerrar los ojos y soñar lo que tenga que soñar.

    Al día siguiente me doy cuenta que ya no tengo nada que hacer aquí en Ibiza con Jake buscándome. Así es que voy al aeropuerto para elegir mi siguiente destino. No quiero seguir huyendo, escapando de mi pasado como siempre lo he hecho. Por primera vez quiero enfrentarlo, ponerme los pantalones y enfrentar cara a cara a Jake. Así es que me retiro del aeropuerto y me dirijo al primer hotel en donde me hospedé. Voy a mi habitación y no veo rastro de él. Estando ahí, aprovecho para tomarme un baño y cambiarme de ropa. Después bajo a la recepción y pregunto por Jake. Sólo para saber que ya dejó el hotel para ir de regreso a Los Ángeles. Sé que quiero buscarlo, enfrentarlo, pero eso lo puedo hacer en otro momento… así es que decido quedarme una semana más aquí en Ibiza. Después iré a L.A. y entonces hablaré con él, por el momento tomaré el sol junto con una piña colada en la playa.

    Una semana después:

    El avión acaba de despegar y ya me arrepentí de irme. Esta semana ha sido una de las mejores de mi vida. No he hecho nada más que disfrutar de la paz y tranquilidad del día para después festejar como si no hubiera un mañana por las noches. Estoy sentada junto a una persona que dice ser el nuevo icono del pop. Si tan sólo supiera que está sentado al lado de la princesa del rock, no sería tan presumido. Yo una vez fui como él y tengo que admitirlo, todavía soy pretenciosa, egoísta. Verlo como me platica me recordó a la Jennifer de diecisiete años. Una adolescente que soñaba con triunfar y tener fama. Una adolescente que cumplió su sueño y ahora no sabe qué más hacer. Una Jennifer que era ingenua y nada parecida a lo que ahora es, excepto por lo bella.

    ¿Cuánto tiempo pasaré así? Con estas dudas existenciales de que fregados hacer con mi vida. Tengo dinero para no trabajar en lo que me resta hasta que muera y no sé en qué gastarlo. Bueno… de hecho si sé lo que quiero, pero eso no se consigue con dinero. Quiero una pareja, pero una que me quiera por lo que soy, no por lo que aparento ser. Encontrar uno así es como buscar una aguja en un pajar… no es imposible, pero es extremadamente difícil. Se me hizo más fácil volverme multimillonaria que encontrarlo.

    Sigo platicando con Daniel, o como él dice que será su nombre artístico cuando sea famoso; Drake Zitore, por su ascendencia italiana. Al principio me platicó que ya era todo un artista y por lo que veo sólo intenta impresionarme, pues él dice que trabaja en mi disquera cuando en mi vida lo he visto. Dejo que se emocione y juego con su ego, insistiéndole que me cante una canción. Él se pone rojo y me canta una de las mías con uno que otro gallo. Le pregunto qué opina de Jennifer Trent, es realmente una artista o sólo una persona más del momento y su respuesta fue increíble. Me dijo que la odiaba y que no entendía cómo logró ser una de las estrellas juveniles más importantes del mundo. Yo me quería reír, pero simplemente afirmé con la cabeza y me llamé zorra al decir que Jenna está en ese lugar porque seguro se acostó con el manager, cosa que no es totalmente falsa. Hubo algo entre nosotros, pero no llegamos a tanto, yo no lo permití.

    Daniel me mira directo a los ojos y me los piropea sin saber que soy la mujer que él dice ser de sus pesadillas (Jennifer Trent). Yo le doy las gracias acompañada de una sonrisa. Le ordeno que cierre sus ojos y lo beso en la boca. Él me responde el beso como si nunca hubiera besado a otra mujer en su vida y choca su nariz con la mía, se disculpa y me quedo pensando, no puede ser que yo sea la primera que él besa. Él no es feo y tiene un toque especial. No es tan guapo como Jake, pero por lo que acabo de conocer es agradable… Un patán agradable. Por lo que no creo que yo sea la primera mujer que él haya besado. Su cara está roja como un tomate y le digo que no se avergüence. Le pregunto que qué es lo que le gusta de mí y me responde que no lo sabe, que simplemente nuestras almas se conectaron entre sí y entonces me doy cuenta que es un completo ñoño. Le digo que me deje en paz. Que yo soy Jennifer Trent en realidad y que no me gustó lo que dijo sobre mi cuando me insultó. Obviamente todo esto era mentira, me dio más risa el que me insultara que enojo, pero besar a un romántico necesitado no es lo mío. Así es que me voy a la cabina privada, pongo música y me duermo el resto del vuelo. Me despierta la azafata y me dice que hemos aterrizado.

    Tomo un taxi a mi mansión y al llegar veo que mi familia está de fiesta. Mi casa esta a reventar de gente que no conozco, excepto por mis padres, que corren como niños asustados al ver que hicieron una travesura. Como si hubiésemos cambiado los papeles y yo fuera su progenitor en lugar de ellos ser los míos.

    Grito que todo mundo se vaya y me dejan sola. Ya no puedo seguir con esta vida. Mi familia en lugar de estar preocupada porque dejé la rehabilitación y estoy hasta el otro lado del mundo, prepara una fiesta en mi mansión e invita a gente que no he visto en toda mi vida, y aún así tienen el descaro de decirme:

    —Preciosa, que bueno que llegaste —me dice mamá. Eso sí que no tiene madre.

    Hago unas llamadas y redacto una carta a mi familia, a mis amigos, a mis exnovios, a toda persona que alguna vez conocí. Las que me conocieron y yo no a ellos. Todo esto para despedirme. Para decirles un adiós que ya era justo y necesario. Ya que es eso, o seguir drogándome. Me preparo el último baño de espuma. Ingiero la última cena de esta vida y después me acuesto en la cama. Tomo unas pastillas y cierro los ojos para no volverlos a abrir.

4

Doppelganger

    Hoy, 15 de agosto, sucedieron miles de cosas. Murieron ciento cincuenta mil personas en el mundo y nacieron trescientas mil. Es increíble que de esas ciento cincuenta mil sólo conozca a una, su nombre es Jennifer Trent y su muerte causó gran impacto, pues no pudo soportar el mundo artístico. Tener dinero, pero no tener otra cosa más que eso…  un pedazo de papel que podría curar el hambre si no existiera.

    Conocí a Jenna desde que tengo uso de razón y ahora estoy aquí en su funeral. Viendo su cuerpo inmóvil, esperando ser cremado. Es triste ver que solamente estoy yo y los papás de ella en el funeral. Voy a darles el pésame y a decirles cuánto lo siento. Su padre me mira fijamente y me dice que soy una hija de puta, ¿cómo pude fingir mi muerte? Yo le respondo que no sé dé que habla y sea quien crea que yo sea, no soy ella. Él corre al ataúd y lo levanta esperando verlo vacío. Esperando que yo sea su hija y no la que está dentro del cofre. Al ver que estaba el cuerpo de Jennifer ya inmóvil, él comienza nuevamente a llorar y me pide una disculpa. Me da las gracias por ser la única persona que está con ellos y paso la noche en el velorio. Para dormirme en el sillón más incómodo de toda mi vida.

    A las siete de la mañana me despierta el ruido de la gente. Al parecer corrió la noticia como pan caliente y entraron sin pedir permiso. Inmediatamente llamé a seguridad y los sacaron. Gente que ni Jenna la conoció y sólo estaban aquí para molestar, pues traían cámaras y micrófonos, vinieron para cubrir la noticia, no la tristeza. Sus papás me agradecieron el acto y me invitaron a comer. Por más que deseaba acompañarlos no podía hacerlo, esta era mi despedida, el adiós a mi anterior vida. El señor tuvo razón al confundirme, no soy parecida a Jennifer… soy ella y la mujer que está en el ataúd no es más que un simple maniquí mío hecho de cera. Hace tiempo que preparé esto sin saber qué día lo iba a ocupar. Nunca pensé que fuera tan pronto, pero entendí que cuando crees que tienes todo, no tienes nada. Así es que fingí mi muerte y al ver que sólo fueron mis padres al velorio, las personas que dieron la vida por mí. Al ver que no fue Danna, Jake, o inclusive Matilda… supe que había tomado la decisión correcta.

    De siete mil millones de personas que somos en el mundo sólo dos lloraron por mí, además de mis fans… mejor dicho los que eran mis fans, pero ellos no cuentan, es como si yo llorara por los niños que mueren diario en África. Lloraré un día y al siguiente ya lo habré olvidado, duele decirlo, pero es la verdad. Eso nos enseñó el capitalismo, a preocuparnos por los dólares que tenemos en la cartera, no por la comida que no está en el estómago de otras personas.

    Me despido de mi padre llorando al saber que nunca lo volveré a ver. De mi madre sintiendo un increíble dolor en el pecho, pues siento que la estoy traicionando, dándole puñaladas por la espalda, pero ellos ya vivieron su vida y ahora me toca a mí vivir la mía. Sin más, doy media vuelta y me voy tranquila sabiendo que les dejo mi mansión así como la mitad de mi fortuna. La otra mitad la heredó Dhalia Giselle James, el nombre de mi reencarnación… mi nueva vida.

    No quiero saber nada de mi pasado, todo lo que era lo dejé atrás y estoy escribiendo un nuevo capítulo, una historia que tenga un final diferente al anterior. Un lugar donde cien personas lloren sobre mi cuerpo inmóvil… y no sólo dos.

    Viajé a un pequeño pueblo de Portugal donde me hospedé una semana en un hotel de tres estrellas y más adelante me fui a vivir a una casa para estar de inquilina, mi compañera se llama Natasha y compartimos el mismo cuarto. Dormimos en literas, yo en la parte de arriba, porque ella, no sé cómo le hace, pero no hay noche que no amanezca en el piso de la recamara. Es loca para dormir como ella sola, aunque sé que eso no te importa. Sé que si alguien llega a leer esto lo podrá tirar a la basura o añadir a su biblioteca. Todo depende de quién lo lea, pues no escribo para alguien en especial. Escribo sólo para mí sin importar si alguien lo llegara a leer. Estas páginas en blanco son mi mundo, y esta pluma mi corazón, que palabra por palabra va expresando mi sentir.

    Poco después del mes ya hablaba portugués más fluido y encontré trabajo en un restaurante cerca de la casa. Un restaurante de comida rápida donde me pagan una mierda; Ocho horas en chinga con media hora de descanso para recibir un sueldo con el que apenas puedo sobrevivir a la semana. Cuando recibí mi primer pago fui de inmediato al cajero automático para sacar mi herencia, pero me detuve justo antes de insertar la tarjeta. El dinero había provocado mi muerte. La antigua Jennifer que era infeliz porque al parecer tenía todo en la vida. Así es que di media vuelta y fui a casa. Saqué la mitad de mi sueldo y se lo di a Natasha para pagarle el alquiler. Lo cual me dejaba apenas nada para sobrevivir la semana. Era pesado, lo sé. No tenía que hacer eso, también lo sé. Con lo que me heredé podría vivir el resto de lo que me queda de vida sin preocupaciones, pero elegí este camino sabiendo que no sería fácil y no puedo rendirme ahora que apenas voy empezando.

    —Por medio euro más puedo hacer su combo extra grande —es lo que tenía que decir cada vez después de tomar la orden al cliente. Salía agotada de trabajar todos los días. Me dolían las piernas y apenas llegaba a mi cuarto, me recostaba en mi cama y me ponía a ver televisión junto a Natasha… a ella le fascinaban las telenovelas y nunca se perdía un episodio, yo las veía, aunque no me gustaban del todo… no teníamos otra televisión, no teníamos otro cuarto. Así es que era eso o salir de aquí, y si salía sé que me gastaría lo que sobra de mi semana. Así es que no tenía otra opción.

    Estaba dormida cuando empiezo a escuchar mi nombre. Le contesté a Natasha que qué era lo que necesitaba y me pidió disculpas por despertarme, pero que ella no me habló. Que ella estaba viendo un documental en la televisión. Pensé que por fin estaría cultivando su cerebro, pero supe que me equivoqué cuando me di cuenta que era un documental sobre mí, o la que era yo;  «La trágica vida de Jennifer Trent». Natasha me platicó que ella admiraba a Jenna. Que siempre la quiso ir a ver, pero no tuvo la oportunidad, por no decir el dinero. Decía que Jennifer le enseñó a seguir sus sueños. Si ella podía ser una superestrella del rock sin siquiera saber cantar, entonces Natasha podría ser lo que ella quisiera y no lo que la sociedad le impartiera. Natasha notó mi gran parecido con Jennifer sin saber que yo era ella. Yo le contesté que si fuera Jenna… no estaría vendiendo hamburguesas para ganarme la vida y ella nada más se rio.

    Otro día pasó y aunque ya no tengo ni un centavo, no me preocupó. Convivir con las personas es una de las mejores cosas de la vida. Que ellos te compartan sus emociones es algo maravilloso, claro…  siempre y cuando sea una o varias personas que te caigan bien, que hagan buena química… de lo contrario desearías ser la última persona en el planeta antes de tener que escuchar sus estúpidas palabras una y otra vez.

    Natasha me invitó a una fiesta para el fin de semana y la tuve que rechazar sin éxito. Claro, si no fuera porque me convenciera de ir. Yo le dije que no tenía dinero y ella me respondió que para eso Dios me había otorgado dos pechos y la humanidad había inventado el escote. Para salir a divertirnos sin pensar en la cuenta. De eso se encargaría nuestro cazador, así es cómo le decía Natasha a nuestro prospecto de hombre; el cazador que resultaba cazado.

    Me vestí con el escote más sensual, pero no vulgar que encontré y me pinté la cara con el maquillaje que me prestó Natasha. Ella no podía estar más en lo cierto; Apenas entramos al bar y dos hombres se nos acercaron para invitarnos un trago. Natasha y yo aceptamos ordenando la bebida más cara. Si ellos de verdad nos quieren nos lo tienen que demostrar… y qué mejor que con su cartera.

    No me bastó más que otra copa para terminar fajándome en el baño de mujeres con Gael. Ese era su nombre y posiblemente no lo recordaré el resto de mi vida, pues antes de que pudiera llegar a tercera base me salí del baño y fui con Natasha. Le conté que lo sentía y que me iría. Esto no es lo que estoy buscando…  y mucho menos soy lo que hice esta noche. Una prostituta que se faja con el primer hombre que ve por dos miserables tragos.

    —Lo siento, pero esta no soy yo —le dije y salí del bar para irme a casa…  o al menos eso fue lo que ella pensó, pues al salir del bar me dirigí a una cantina y pedí un tequila doble, quería tomar, seguir la fiesta… pero no con Natasha y mucho menos con Gael. A los 20 minutos se me acerca un hombre y me invita otro trago. Yo lo acepto sólo porque es uno de los hombres más guapos que he visto en mi vida, no porque no me pueda pagar mi consumo. Me empieza a hacer la plática y me cuenta que él es un apostador de la Nascar y me invita a Mónaco para este fin de semana, obvio rechazo su invitación. Si fuera cualquier otra chica hubiera aceptado al instante, pero no soy cualquiera. Yo ya he ido a ese lugar, como Jennifer Trent, claro. En mi segunda vida no hubiera tenido la oportunidad de ir allá hasta que cumpla los treinta años tal vez. Shaun me susurra al oído para invitarme a salir. Ya afuera, dentro de su coche convertible donde sólo cabemos él y yo me invita un churro de marihuana. Yo me quedo pasmada deseando tomar el encendedor y prenderlo para sentir ese gran aroma. Recuerdo la última vez que lo probé y lo que me causó, pero pensándolo bien… esa vez no fue en esta vida, si resucité por llamarlo de una manera fue para empezar como si no conociera este mundo.

    —Ándale, no todo lo ilegal es malo. Ni tampoco todo lo legal es bueno —me dice Shaun y tomo el cigarrillo para empezar a viajar de nuevo al paraíso.

    Me despierto de golpe al bajárseme lo drogada. Veo rápidamente a mi alrededor y estoy en mi cuarto, miro al piso y está Natasha tirada en el piso como siempre. Si de por si se cae de la cama estando sobria, ni que decir cuando está borracha. Suena mi celular y lo tomo rápidamente de la bolsa de mi pantalón. Me dormí con la ropa puesta y ni cuenta me di, de hecho no sé ni cómo llegué… Leo el mensaje y es proveniente de Shaun:

    “Disculpa por tomarme el atrevimiento de tomar tu número, pero en tu estado nunca me lo podrías dar aunque quisieras, te llamo en la tarde. P.D. No tiene caso levantarse, no vas a vomitar nada.”

    Es el mensaje de Shaun y como la primera y última vez que probé la marihuana. Al pasárseme el efecto me dan unas increíbles ganas de vomitar. Corro al baño y me hinco al retrete para intentar vomitar, pero no sale nada así es que voy por un vaso de agua y me vuelvo a recostar.

    Después de dos horas Natasha se despierta y salimos a desayunar. Yo le pido una disculpa por abandonarla ayer y quedamos como si nada hubiera pasado.

    Son las cinco de la tarde y me he pasado el día viendo la televisión. Un documental sobre alienígenas. Nunca he creído en esas cosas, pero tampoco niego su existencia, ¿cómo creer en algo que no has visto? Siempre me he basado en el aquí y ahora. Lo que es real en este preciso momento, pero eso era cuando mi nombre era Jennifer y estaba escrito en miles de revistas por todo el mundo. Ahora tengo otra vida donde puedo cambiar mi pensar y encontrar la felicidad. Dejar de ser atea para convertirme en monja, bueno, no tan radical…  a pesar de ser muy interesante me quedo dormida. Natasha salió con su novio por lo que me encontraba sola en casa. Estaba soñando tan delicioso cuando interrumpen mi hermoso sueño con un ding dong. Alguien llamaba a la puerta y no quería levantarme para abrirla. Estaba tan cómoda acostada, tapada de pies a cabeza y muy calientita. Estiro mis brazos para que me truenen los huesos. Me pongo mi bata y voy a abrir la puerta para ver que están unos putos testigos de Jehová, y no lo digo porque odie su religión o sus creencias. Lo digo porque me molesta que intenten plantarme ideas en mi cabeza. Si quisiera conocer la palabra del señor iría a la Iglesia, no a abrir la puerta.

    Tengo el sueño volado y son las siete y media. Tan sólo dormí dos horitas y me faltaron más. La pereza es algo que creo nunca podré cambiar en mi vida, es algo que me define y me definirá así me cambie el nombre mil veces. No hay nada mejor que estar acostada con los ojos cerrados…  excepto estar acostada con los ojos cerrados recibiendo un masaje, eso sí es mejor.

    Vuelven a tocar a la puerta y esta vez es Shaun. Él está vestido de traje y en su mano trae una docena de rosas. Yo las acepto y lo invito a pasar.

    —Me hubieras llamado —le dije y me disculpe por tener que dejarlo en la sala para irme al cuarto a cambiarme de ropa, maquillarme y antes darme un regaderazo, pues se ve que esta noche va a ser larga. Me siento más apenada por dejarlo sentado en el piso que haberlo dejado una hora esperando. Natasha y yo no tenemos ni un mueble en la pequeña habitación que da de la entrada principal a nuestro cuarto; La primera razón es que nunca tenemos visitas. La verdadera razón es que no tenemos dinero, de hecho yo si tengo, pero con lo que gano en mi actual trabajo no me alcanza para tener ese lujo y no tocaré mi herencia hasta que sea por algo realmente necesario.

    Salí del cuarto con el mejor vestido de Natasha. No creo que le importe prestármelo, pues yo no tengo nada elegante que ponerme. Shaun estaba ya dormido y cuando lo desperté su mirada me dijo que me veía hermosa. Como un ángel caído del cielo, esto último lo agregué yo para subirme la autoestima. Le dije a Shaun que me perdonara, pero como ya se habrá dado cuenta no poseo una cocina y no hay ni una pieza de comida en la casa. Así es que le ofrecí que su tarjeta de crédito nos invitara a cenar. Él aceptó y me dijo que me llevaría al mejor restaurant de Portugal. Al salir de la casa me abre la puerta de su coche y me dice que me vaya acostumbrando a la buena vida, como si no supiera lo que es. Este mercedes me hace extrañar mi vida anterior; mi colección de coches era lo que más valoraba de todo lo que tenía, inclusive atrás de mi mansión tenía mi propia pista de un kilómetro donde siempre hacíamos arrancones con mis amigos, los que se decían ser mis amigos, pues no aparecieron en mi funeral.

    Cenamos y nos conocimos más a fondo, al menos yo a él, pues de todo lo que yo le platiqué el 90% era mentira. Le pedí a Shaun que me dejara manejar y me negó. Me respondió que el 99% de los accidentes es a causa de los hombres… por prestarles las llaves a sus mujeres. Junté mis dos codos, dije por favor y no le quedó otra opción más que aceptar. Tan pronto agarré el volante sentí la adrenalina recorrer mis venas. Manejar es algo que siempre me ha gustado. Es extraño al ser mujer, pero así es. Acelero y voy por una avenida a 80 km/hora, 120… 140 y Shaun me dice que disminuya la velocidad, pues no quiere morir y sólo le hago caso porque es de noche y es sábado. No sé qué idiota alcoholizado salga manejando para estamparse directo conmigo, preferí no arriesgarme y regresarle las llaves a Shaun. De ahí me llevó a un karaoke, cantamos, bailamos, tomamos y nos besamos.

    Creo que el destino quiere que tenga mi vida de lujos de regreso, pues paso la noche en su casa. Es una mansión un poco más pequeña que la que yo tenía, minimalista y muy desordenada, aunque realmente lo que más pude apreciar fue su cuarto lleno de videojuegos y posters del Barcelona. Yo nunca he sido fanática del fútbol, ni de algún deporte y mucho menos de un equipo. No me gusta enfocar mi fe en once jugadores que no conozco… y aún conociéndolos no gastaría mi energía en ellos. Las personas siempre terminan decepcionándote. Inclusive si te pones una venda en los ojos para no ver. Yo tengo fe en mí, en lo que he hecho y soy capaz de hacer y ser.

    A la mañana siguiente Natasha me cuestiona y me pide que le explique cada detalle de mi noche y le cuento todo en el desayuno, aunque hubiera deseado contar cada detalle como si fuera una película de tres horas que pareciera nunca terminar. Tuve que dejar a medias mi historia, pues me tenía que ir a trabajar y ella también. A pesar de que trabajamos en el mismo lugar, no platicamos y a veces ni nos llegamos a hablar, pues estamos en diferentes áreas. Ella está en ventas. Desarrollando estrategias para incrementar las ganancias del dueño, no de los empleados. Desafortunadamente así es este sistema, el esfuerzo de muchos beneficia a unos pocos. Yo estoy en producción. Soy la encargada de tomar las órdenes y servir la comida. Mi trabajo es sencillo, mi sueldo también. Mi mayor preocupación es sonreír a desconocidos, fingir que tengo la vida resuelta para llevarle la comida a la mesa. Probablemente a un futuro presidente, escritor, actor, arquitecto, abogado, etc. Al final todo mundo está feliz con mi presencia. Los hombres adoran mi cuerpo y las mujeres lo envidian, pero aun así están felices de verme.

    Shaun llega al medio día y espera algo más de mí que su comida, pero este es mi trabajo. Yo soy la empleada y él un cliente más. Me saluda intentando darme un beso en la boca, pero interpongo mi mejilla. Él me mira feo y me pregunta si estoy enojada. Le respondo que no, que estoy trabajando y tengo más mesas por atender. Me pide el platillo más complicado y tardado que hay como si se estuviera vengando de mi actitud, pero en realidad sólo está haciendo más laborioso el trabajo del chef, no el mío. Al final termina su comida y se va a su oficina sin despedirse. Dejándome una más que generosa propina del doble de lo que fue la cuenta y acompañada de una nota que dice que no necesito hacer esto, que él me podría mantener y darme el triple de lo que gano aquí. Su oferta es muy generosa, pero no pienso aceptarla. Ya tuve una vida de lujos y aunque realmente extraño el bañarme en mi jacuzzi, manejar mi Lamborghini, ir a las playas cuando lo desee y no preocuparme por ninguna cuenta, claro que extraño todo eso, ¿quién no? Hasta la persona que no ha tenido eso lo extraña, lo anhela, pero dejé todo eso atrás por un motivo y si regreso a mi vida anterior… entonces mi muerte habrá sido en vano.

    Al terminar de trabajar me voy con Natasha directo a la casa. No tengo ganas de salir, ni dinero para hacerlo. Me duermo y a los quince minutos me despierta una llamada proveniente de Shaun, que tino… siempre me llama cuando estoy durmiendo, así es que la rechazo, pongo el celular en silencio y continúo mi sueño como si sólo le hubiera puesto pausa. Al despertarme a las nueve de la noche veo el celular junto a las veinte llamadas perdidas, ya se imaginaran de quien. Por sorpresa al ver sus llamadas entra una nueva llamada proveniente de él y no tuve otra opción más que contestar. Le dije que me dejara en paz, que lo nuestro había terminado, que no me buscara más y colgué el teléfono. Me he dado cuenta que toda persona en esta vida es reemplazable, de lo contrario existiría la inmortalidad. No digo que la persona que cubra la vacante sea mejor que la anterior, no, lo que quiero decir es que siempre va a haber una persona que pueda cubrir ese espacio.

    Pasaron los días y estuve triste, pero tranquila, a pesar de que pasé muy poco tiempo con Shaun lo llegué a querer bastante. Cada día revisaba mi celular y cada día veía el mismo fondo triste sin una alerta que me diga que tengo una llamada perdida. Si el orgullo de la persona que quieres es más fuerte que sus ganas de verte, entonces no vale la pena, y menos si pasa lo mismo contigo… que tu orgullo sea más fuerte que las ganas de verle nuevamente.

    Yo lloraba mientras Natasha intentaba reanimarme todas las noches, ¿cómo es posible que la ausencia de una persona pueda impactarte tanto? Ella me decía que tenía que distraer mi cabeza. Meterme a estudiar una carrera u otro idioma… pero lo que necesitaba era distraer mi corazón. Pasó una semana y trabajaba sin ganas, en cada momento pensaba en Shaun. Se podría decir que fue mi primer amor si cuento esta nueva vida. La ruptura del primer amor siempre es el más doloroso, y efectivamente así me siento. Natasha me volvió a decir que distrajera mi mente, que nadie más que yo misma me podía quitar este dolor. Decidí meterme a clases de boxeo, pero dejé de ir a la tercera clase. Pegarle puñetazos a un objeto inmóvil te quitaba el estrés. Me hacía olvidar a Shaun, pero no era lo que buscaba. Me di cuenta que no necesitaba un lugar que me hiciera olvidarlo, necesitaba un lugar donde pudiera reemplazarlo.

    Saliendo de trabajar fui directo a la casa sin hacer ninguna parada y tomé prestada la computadora de Natasha. Me puse a buscar cosas en internet y junto con ella encontramos un anuncio bastante interesante. Así es que me acosté con una gran sonrisa en mi cara por primera vez en mucho tiempo.

Como no puedo dormir, voy directo al baño para darme un regaderazo que dura más de una hora. El agua tibia cae sobre mi cuerpo y sólo pienso en ese anuncio. Salgo del baño con una bata puesta y husmeo en el closet de Natasha mientras ella continúa con los ojos bien cerrados. Me gusta mucho su ropa y siempre la tomo prestada en ocasiones especiales como esta. Me pongo un vestido color azul y unos leggings debajo de este, no sé si esté a la moda, ni siquiera me importa si no lo está. Lo único que me importa es cómo me veo y me siento delante del espejo para cepillar mi cabello. Por último, me pongo mis nuevas botas. Las cuales me costaron el total de mi semana, pero valió la pena porque me veo preciosa con ellas y ya está listo mi outfit de mañana para ir donde creó está mi sueño, mi pasión.

5

En busca del sueño

    —¡Dhalia, Dhalia, despierta! —me dice Natasha y yo la miro con cara extraña para saber por queé interrumpe mi sueño. Me pregunta que si no voy a ir al casting que vimos anoche.

    —¡Puta madre! —se me sale tal cual fuera Jennifer Trent nuevamente al ver el reloj que dan las diez cincuenta de la mañana. El casting es en diez minutos y traigo unas ojeras que ni diez capas de maquillaje me las quitarían. Tuve un sueño donde anhelaba entrar a toda costa a ese casting, estar de nuevo atrás de la pantalla, aunque sea por un diminuto momento. Me levanto y comienzo a desvestirme camino al baño, pero al ver la cara de Natasha me recuerda que no hay tiempo para bañarme, me pongo el primer pantalón y blusa que veo. Una combinación verdaderamente espantosa, pero me recuerdo que hago esto por Natasha, no por mí. Yo estaba navegando en internet y cuando ella vio el anuncio, me suplicó que la acompañara y acepté. Vamos de camino al casting que está a veinte minutos de la casa. Le reclamé por qué no me despertó antes y me confesó que ella también se quedó dormida, inclusive por las prisas me olvidé totalmente del conjunto que ya había preparado anoche para hoy.

    Llegamos media hora tarde y pareciese que hubiéramos perdido más tiempo. Nos formamos en la fila de espera y hay más de mil personas por delante de nosotras. Escucho las que están delante mío porque hablan muy fuerte y preciso, no porque quiera hacerlo, pero escucho mi nombre, mejor dicho mi antiguo nombre: Jennifer Trent y eso hizo que mi oído se agudizara como el de un lobo. Hablaban pestes de ella, que fue una cobarde al elegir ese camino, que era una zorra sin modales y qué bueno que ya estaba su reemplazo. A pesar que el nombre de Jennifer Trent ya no significa nada para mí, me doy cuenta que en realidad no es así… pues me sigue importando. Ya que de tan sólo escuchar sus palabras mi cuerpo arde de coraje, ¿será cierto, soy una cobarde por no enfrentar mis miedos con la frente en alto, por haber huido? Le toco el hombro y ya que tengo su atención le planto mi mano en su cachete. La forma de mis dedos se queda tan marcada en su mejilla que juraría que ya tenía esa marca de hace días. Ella rápidamente se voltea e intenta regresarme el golpe, pero su amiga la detiene, así como Natasha hace lo mismo conmigo. Le digo que eso fue por la memoria de Jennifer. Qué la próxima vez que insulte a alguien, lo insulte en su cara. Frente a frente y no cuando esté de espaldas y no se pueda defender. Aún más, cuando no conoce sus motivos y razones de cometer dicho acto. Un guardia se acerca y nos pide a las cuatro que regresemos a nuestras casas. Que ahí ya no podemos seguir formadas esperando nuestro lugar, pues lo acabamos de perder.

    —Perdóname, ¡lo siento mucho! —es lo que le digo a Natasha, pero las palabras sobran. Había destruido lo que pudiera haber sido su sueño por una estupidez. Por dos personas que ni conozco, y una que pensé ya estaba muerta para mí. Natasha me abraza y me dice que no me preocupe, las cosas pasan porque tienen que pasar y esto fue nuestro segundo aviso de que eso no era bueno para nosotras, el primero fue el habernos quedado dormidas. Natasha tiene razón aunque no le creo. Como Jennifer siempre creí en el destino, pensé que el lugar en el que estábamos era provocado por una fuerza que desconocemos… ahora me doy cuenta que no es así. El motivo por el cual estamos en este lugar es provocado por nuestras acciones, e inclusive la de los que te rodean. Si un país está en guerra no es porque era su destino, es porque su Presidente junto con su consejo tomó esa decisión y son ellos mismos los que deciden mandarte a pelear, no l suerte. No sé qué pensar, tal vez exista una razón para cada cosa, tal vez no, pero mientras sea así, somos libres de creer en el destino, o crearlo.

    Llevo poco tiempo de conocer a Natasha y se ha ganado mi confianza. Tanto, que estoy a punto de contarle que yo soy Jennifer Trent, pero algo me detiene. Primero le pregunto qué opina de ella. Si estuvo bien o mal el haberse quitado la vida, si verdaderamente era una cobarde, una niña caprichosa que siempre tenía lo que ella quería. Me responde que ella no es nadie para juzgarla, pues solamente quien esté en sus zapatos comprenderá el dolor que la arrastró a hacerlo, y aun así, debería de respetar su decisión en silencio. Su respuesta me hace pensar y elijo no contarle que soy Jenna, porque a decir verdad… yo no soy ella. Jennifer murió hace más de seis meses, el mismo día que Dhalia nació. Tengo que dejar atrás mi pasado para empezar a vivir mi futuro.

    Regresamos a la casa tristes porque no logramos más que hacer que nos corrieran. Me siento mal con Natasha y le invito a comer un helado, a decir verdad las dos necesitamos distraernos. Yo perdí a Shaun y ella su oportunidad de ser modelo. Al entrar tienen mi música de fondo, querré decir la música de Jennifer Trent de fondo. Por más que trato no pensar en ella, siempre me va a seguir a donde vaya, así como siempre me recordará lo que quiero ser; ¿Doctora? Le tengo miedo a la sangre, ¿abogada? Un día pude haberlo sido, pero ese día se fue y no regresará, ¿chef? No sé ni cocinar unos huevos, ¿bailarina? Tengo dos pies izquierdos, ¿dama de compañía? Vendería mi imagen, no mi cuerpo, ¿psicóloga? Les diría a todo mundo que no tienen problemas, simplemente están locos… en verdad no sé qué es lo que quiero ser, tan sólo sé que no es ninguna de las opciones anteriores, ¿cómo descubrir lo que te gusta? Si nada de lo que has conocido en este mundo te apasiona.

    A veces las mejores cosas de la vida son las más simples. A veces sólo necesitas un poco más de azúcar en tu café, junto a tu mejor amiga para reírte como casi nunca lo has hecho. Natasha y yo comenzamos a decir tonterías como si fuéramos otra vez unas pubertas de quince años. Por primera vez en mucho tiempo soy yo, la verdadera yo. Cuando nos terminamos el helado Natasha me comenta que necesita contarme algo importante. Me comenta que va a irse de vacaciones con su novio y necesita encargarme la casa por una semana y media. Me pregunta cómo me siento y le respondo un falso bien. La verdad, es que ya pasé el luto de Shaun y es momento de empezar a conocer nuevas personas, pero me siento mal porque han pasado seis meses desde que Dhalia nació y no he hecho nada interesante desde entonces. Por mucho que lo piense, no me puedo quejar. Todavía no cumplo mi sueño, ni siquiera sé cual sea, pero al menos ya tengo una amiga sincera que se preocupa por mí y me ofrece el cancelar su viaje con tal de estar conmigo en estos duros momentos, pero yo no acepto. Le respondo que estoy mejor y qué así seguiré. Que vaya a divertirse y disfrutar de sus vacaciones, pues para volver a tener esta oportunidad va a tener que ser hasta dentro de un año cuando se las renueven en el trabajo y de tan sólo saber que eso pasará igualmente conmigo me deprime bastante. Como Jennifer tenía vacaciones siempre que quería. Ella pudiera tomar inclusive un año si eso fuera lo que deseaba.

    Natasha se va la próxima semana y le digo que hay que salir esta noche, sólo ella y yo… una noche de chicas. Vamos a la casa y ella se pone un vestido blanco con rayas negras. Yo, como siempre le pido que me preste uno de los muchos que tiene y me visto con uno guinda. Nos maquillamos y vamos por unos tragos. Pedimos una botella de vodka para las dos y decimos salud mientras chocamos nuestros vasos uno con otro. Empezamos a platicar de nuestro futuro y minutos más tarde llegan “los kinteens”, un grupo que tocan covers de diversos artistas, conformado por dos mujeres que bailan y cantan, tres hombres; un bajista, un baterista y un vocalista. Tengo que confesar que al ver el grupo me dan envidia. Todas y todos están guapísimos y tienen un increíble talento. Si ellos quisieran pudieran llenar un auditorio completo como yo lo hice varias veces, aunque me doy cuenta de inmediato que hay algo muy diferente entre ellos y Jennifer. Ellos lo hacen por pasión mientras yo lo hacía por dinero. Empiezan a cantar la canción favorita de Natasha y ella me saca a bailar. Ya llevamos tres vasos y con eso estamos un poco borrachas. Terminando la canción regresamos a nuestra mesa y con eso otro trago más. Esta noche no tenemos límites, pues sólo somos ella y yo. Nada de chicos, y aunque dos se me han acercado para invitarme a bailar, a los dos los he rechazado, pero a uno le di mi número para salir en otra ocasión.

    —¿Cómo están todos? —pregunta el vocalista y todos gritamos para demostrar nuestra emoción.

    —Esta noche es especial, generalmente no aceptamos a nadie más en el escenario, pues esto es un bar, no un karaoke… sin embargo, hoy tenemos una invitada especial, ¡con nosotros está la doble de Jennifer Trent! Denle un fuerte aplauso —fue lo que dijo el vocalista y todos se entusiasmaron como si fueran a ver al Presidente, sin embargo, no subía nadie al escenario, por el contrario, el vocalista se baja de el y veo que viene hacia mí, pero no puede ser posible, no puede referirse a mí… no puedo ser yo, no quiero serlo. Cuando me doy cuenta, él agarra mi mano y me lleva arriba. Las chicas me colocan una peluca rubia para parecerme más a ella, pues ahora traigo el cabello pintado de rojo. Empieza la canción con la batería y posteriormente la guitarra. Comienzo mi rutina y todo el mundo grita mi nombre, pensé que nunca volvería a hacer esto,  pero lo hago y por primera vez me gusta sentir la energía de la gente. Disfruto que me vean y doy el mejor espectáculo que han visto en años. Al terminar la canción, el vocalista me agradece y regreso con Natasha. La cual me dice que juraría que yo soy Jennifer, y aunque le doy la misma respuesta que le di cuando me hizo la primer pregunta sobre si era Jenna, ella me responde que no más mentiras. Me confiesa que leyó mi diario, sí… este diario. Cada pedazo y qué sabe quien soy en realidad. Me pide una disculpa y no sé si puedo aceptarla. Invadió mi privacidad y eso es algo que no cualquiera perdona tan fácilmente, sin embargo, guardó mi secreto y eso es algo que se aprecia aún más. Me hubiera podido haber traicionado. Pudo haberme vendido a la prensa. Con lo que le pagarían por poner en primera plana que yo no estaba muerta, Natasha podría vivir el resto de su vida lleno de lujos y sin pisar un trabajo en lo que le resta de vida, sin embargo, decidió seguir trabajando para continuar siendo mi amiga y eso es algo que me impide estar enojada con ella. Claro que no llegué a esta conclusión en cinco minutos. Al enterarme que leyó mi diario me dio rabia, le aventé el contenido de mi vaso en su cara y le dije hasta de lo que se iba a morir. Di media vuelta, me fui a la casa a dormir y llorar, más llorar que dormir.

    En toda la semana no le dirigí la palabra a Natasha. Desayunaba camino al trabajo. Comía allá y las tardes las pasaba con Gregory, el chico al que le di mi teléfono aquella noche en el bar. Sólo iba a la casa para dormir. Afortunadamente pasó una semana y Natasha se fue de vacaciones con su novio. Lo cual significaba que ya no tenía que ver a Gregory, pues su simple presencia me molestaba y es por eso que el sábado en la noche corté con él justo después de salir del cine. Me gustaba la película que veríamos así es que decidí terminar con él hasta el final.

    Tengo toda una semana para mi sola. Únicamente para mí y pienso disfrutarla en cada instante que incluso pedí la semana de vacaciones, aunque todavía no me correspondían. Fui quince minutos al trabajo y después vomité en la sopa que preparaba el chef con gran entusiasmo. Le dije que me perdonara y que no me sentía bien. Él me echó una mirada fea y fue directo con el gerente. Sentada en el piso con varias servilletas limpiándome la cara, oigo mi nombre proveniente de la pequeña oficina del gerente y me dirijo a ella. Al entrar, me pide que me siente y le obedezco pensando que exageré demasiado. Me van a correr por mi tontería, y aunque en el fondo deseo no trabajar aquí, perder este empleo no es lo que pretendía. Mi sueño no es ser mesera toda la vida, este trabajo es sólo un medio para llegar a un fin. Me siento en la oficina y digo lo siento sabiendo que no lo expreso de corazón, simplemente por ser amable. Al final resulta que el chef y el gerente fueron los mejores amigos, sí, dije fueron… lo que significa que ya no lo son. No sé qué haya pasado, pero mi vomitada me provocó un ascenso y dos semanas de vacaciones totalmente pagadas con la única condición de quedarme callada para que los demás piensen que fue un castigo descansarme y por obvia no pagarme, mientras sólo él y yo sabemos la verdad.

    La gente cree que soy estúpida, pero no es así. Cree que con aumentarme el salario vuelvo a ser de ellos. Una esclava más del capitalismo, pero no es así. Para empezar mi aumento fue una miseria considerando que el 90% de el provienen de las propinas, no del salario base. Yo no dije ni una palabra y salí de la oficina. No quiero que se entere si me hizo feliz o no. Mi inexpresión le genera duda y eso es precisamente lo que quiero. Él no tiene porque saber que tan fiel le puedo ser a la camiseta, ni cuando sacaré el puñal para enterrárselo por la espalda, porque ni yo misma lo sé.

    Vacaciones, dulces vacaciones. No hay mejor placer que el levantarte a las diez de la mañana, ver el reloj y saber que no importa si sigues durmiendo, pues no tienes otra cosa mejor que hacer. No tienes que interrumpir tu lapso de sueño para brindar tu cuerpo y mente a tu jefe. Sonará a otro tipo de trabajo que no es muy agradable, pero al final es lo que hacemos, prostituimos nuestros movimientos e ideas para conseguir comida.

    Lo mejor de ser lunes es… olvídalo, lunes, aunque sea sin trabajo sigue siendo lunes; el día más tedioso de la semana y el día más odiado por todos. Decidí salir a dar una vuelta y todos te contagian su mala vibra. Su cansancio y apatía, por lo que decido regresar a la casa. Entro y me doy cuenta que alguien más ha entrado. Veo que la luz de mi cuarto está encendida cuando recuerdo perfectamente haberla apagado. Camino silenciosamente y tomo un paraguas como si fuera un bate de béisbol.

    —¿Natasha? —pregunto sabiendo que no puede ser ella, en estos momentos debe de estar a cientos de kilómetros de aquí tomando el sol, ¿Nat? Vuelvo a decir, pero nadie contesta, aunque escucho unos pequeños quejidos. Entro rápidamente con la intención de golpear lo más fuerte que pueda a quien sea que esté ahí y apenas alcanzo a detener mi golpe al ver que extrañamente era ella.

    —¿Estás bien? —le pregunto y ella levanta la mirada para verme con sus ojos rojos y su cara llena de lágrimas.

    —¿Qué pasó? Cuéntame —le digo y me acerco para abrazarla. Ella me abraza fuertemente y poco a poco me cuenta que le fue infiel. El mundo es tan pequeño que la amante de su novio se hospedó en el mismo hotel y ninguna de las dos sabía que había otra mujer aparte de ellas. Me cuenta que primero recibió una cachetada sin saber por qué. Al saber de qué se trataba, dio media vuelta y regresó a la habitación. Tomó sus cosas, su maleta, agarró el dinero de su novio así como las llaves de su auto y se vino manejando hasta acá en el. Me dice alegremente que si de cabronas se trata, ella es la peor. Lo dejó con un hotel por pagar. Sin dinero para regresar y que antes de llegar a la casa, pasó a donde vive su novio (ahora ex) y rompió todo lo que había dentro; La televisión, su computadora, todos los espejos, batió la cocina y todo lo que se le pusiera enfrente para descargar su ira. Intenté consolarla, darle algún consejo, pero nunca he sido buena para darlos. Tampoco para recibirlos, así es que lo único que le pude ofrecer fue un sincero abrazo. Al final dejó de llorar y me pide una disculpa por haber leído mi diario, que no debería haberlo hecho, pero eso ya no me importa. Ni siquiera me acordaba y le digo que lo olvide, que empecemos de nuevo. No es bueno aferrarse a las cosas del pasado, sean buenas, o sean malas.

    Me pide que salgamos. No quiere estar en este cuarto donde pasó tantos momentos con su actual exnovio y tiene razón. El primer paso para seguir adelante es conocer nuevos lugares, gente nueva. Por eso decidí irme a vivir a este país y dejar todo atrás. Para volver a empezar donde no exista recuerdo alguno en el que estuvo Jennifer. Algo que es realmente difícil, pues la música rompe fronteras y tiempo. Casi todo el mundo la conoció, así como sus canciones y es algo con lo que tendré que vivir el resto de mi vida. Algo que por más que quiera no podré dejar atrás.

    Salimos de la casa y como ninguna de las dos sabemos a dónde ir, decidimos que nos lleve el destino. Tenemos dinero que gastar y gasolina para andar. Al exnovio de Natasha no le iba nada mal y ella le quitó todo el dinero que tenía en efectivo así como sus tarjetas, las cuales vació hasta el último centavo antes de que su ahora ex las pudiera bloquear. Seguimos línea recta hacia el este y ponemos el radio a todo volumen. Empieza a sonar una de mis canciones y se hace un silencio incómodo. Veo la intención de Natasha de cambiarle de estación y la detengo para preguntarle si se sabe la letra y me contesta un sí, que todo mundo la conoce. Así es que le pido que la cante conmigo. Escapar no me sirve de nada, por el contrario, escucharla me recuerda el motivo por el cual Jennifer murió. Por el cual Dhalia nació y es para seguir mi sueño, pero más que eso es encontrar la felicidad y ahora me doy cuenta. Han pasado más de seis meses y no he hecho nada. He tenido un simple trabajo de mesera en el cual es muy difícil ascender a otro puesto. He vivido prácticamente en 15 metros cuadrados. No tengo ni puta idea a dónde voy o qué quiero ser. Ni siquiera si logro tener un objetivo sé si podré alcanzarlo. He tenido una vida tan sencilla, pero tan emocionante y lo último se lo debo a Natasha. Al final lo que cuenta no es el dinero que tienes, no es lo que haces, ni tus aspiraciones o el lugar geográfico donde vives. Al final son los momentos que pasas con las personas que quieres. Los momentos que he pasado con Natasha todo este tiempo me han hecho feliz.

    Seguimos manejando y se empieza a hacer tránsito, tanto que avanzamos un metro por minuto, y más adelante ni siquiera eso. Algo debió de haber pasado y mejor apagamos el coche. Nos orillamos, recostamos el asiento y sin saber cómo, nos quedamos dormidas. Comienzo a soñar con elfos, una guerra entre ellos para defender la tierra del bien y el mal. Ni siquiera sé cómo puede ser eso posible, pero afortunadamente me despierto y veo que ya todo está oscuro. Despierto a Natasha y le digo que nos vayamos, ya no hay ningún coche a la vista. Natasha agarra las llaves e intenta encender el motor cuando le tocan el vidrio del coche. Se trataba de un hombre y era extremadamente guapo. Ella bajó el vidrio y el joven le preguntó una dirección. Él al inclinarse un poco se le levanta la chamarra y alcanzo a ver un arma. Le grito a Natasha que corramos, pero es demasiado tarde, aquel hombre ya está apuntando al corazón de Natasha. Siento como la adrenalina recorre mis venas. Veo todo en cámara lenta, como ese extraño hombre empieza a hablar lentamente y quiero hacer algo; Correr, gritar, pero mi cerebro me dice quieta y mi cuerpo le obedece. Siento como una lágrima empieza a recorrer mi mejilla debido a la impotencia que tengo de no poder hacer nada. Si intento cualquier movimiento, ese hombre podría matar a Natasha y tal vez a mí también. El hombre abre la puerta y Natasha se baja del automóvil. Ella me dice que baje también sin verme, pero mi cuerpo está petrificado. Aquel hombre se sube y me ve directo a los ojos para decirme las siguientes palabras:

    —Hola hermosa, por mucho que me gustaría llevarte conmigo, necesito que te bajes y me dejes el auto —comprendo sus palabras al instante y mi cuerpo reacciona muy lentamente. Apenas me bajo del vehículo, aquel hombre arranca y desaparece de nuestra vista en cinco segundos.

    —¡Vaya, eso ha estado cerca! —me dice Natasha y yo le contesto que sí. Que tomemos un taxi y regresemos a casa. En estos momentos lo único que quiero es estar acostada en mi cama. Caminamos a una calle más transitada y nos damos cuenta de nuestro peor karma; Olvidamos nuestro bolso en el coche. Con todo nuestro dinero, con el dinero que Natasha le quitó a su novio. Paramos varios taxis y comentamos lo sucedido, pero ninguno se ofreció a llevarnos. Estamos solas, sin dinero, no sabemos en qué parte estamos y son las diez de la noche. Sin duda alguna será una larga noche.

    Bendito día para usar tacones. Me duelen los pies de tanto caminar y no sé siquiera vamos en la dirección correcta. Tal vez debamos descansar. De nada sirve avanzar si no sabemos a dónde vamos, pero tampoco el quedarnos si no sabemos dónde estamos.

    A lo lejos vemos un bar abierto y aunque no traemos nada de dinero, nos morimos de sed así es que entramos. Qué maravilla es ser mujer, pienso junto con Natasha al no tener que pagar cover. Nuestra ropa no es la mejor para la ocasión, pero aun así provocamos que los hombres nos echen miradas. Yo traigo unos jeans negros con una blusa azul. Natasha va un poco más fachosa, unos pants que parecen leggings con una playera blanca muy holgada, la que utiliza para dormir, así es que ya se imaginaran lo fashion que iba. Obviamente las dos íbamos sin una gota de maquillaje. Nos acercamos a la barra y le guiñamos un ojo al cantinero para que nos sirva una bebida gratis, aunque se rehúsa, pues de hacerlo se las restarían de su sueldo, y por mucho que le gustemos, él está aquí para trabajar, no para ligar. Yo no sé si tenga una familia por mantener. Una carrera que pagar o cualquiera que sea el motivo por el cual está detrás sirviendo tragos en lugar de tomarlos. Para nuestra fortuna, el hombre de a un lado escucha nuestra necesidad y nos invita dos margaritas. En estos momentos nos vendría mejor agua simple, pero estamos en un bar en el que un hombre nos intenta emborrachar, no quitarnos la sed.

    Natasha y yo nos tomamos la margarita como agua y pedimos otra a cuenta de Saúl, nuestro patrocinador de la noche, el que pagará nuestro taxi a casa. Yo me quedo platicando con nuestro proveedor de bebidas y Natasha se va con otro hombre a bailar. Después de dos horas de una plática un poco aburrida y unos cuantos tragos. Saúl me invita a su departamento. Yo le respondo que si quiere algo de mí no será esta noche, y que no iré a ningún lado sin mi amiga. Le paso mi número, el cual está extraviado y le pido de favor si nos puede llevar a casa y acepta. Voy a buscar a Natasha para irnos por fin, y cuando la veo, me dice que ella se quiere quedar. Que quiere seguir la fiesta, pero sé que está borracha y que en el fondo está dolida, pues hace menos de doce horas le partieron el corazón. Por lo que la convenzo de venir a casa conmigo. Saúl se portó como un caballero y nos dejó en la puerta de la casa. Natasha se baja primero y yo me quedo para darle a Saúl las gracias.

    —Sé que esperabas algo más esta noche, pero sólo recibirás esto por hoy —agrego y le doy un beso ligeramente apasionado en la boca, después salgo de su coche.

    Ha sido un día difícil. Me digo a mi misma viéndome en el espejo del baño mientras me pongo mi pijama. Hoy la muerte decidió no llevarme, quitarle la oportunidad a alguien más para dármela a mí y a Natasha. Termino de cepillarme los dientes, recogerme el cabello y subo a mi cama. Me acuesto, le deseo dulces sueños como todas las noches y cierro los ojos.

6

¿El final?

 

    Todo este tiempo estuve buscando mi sueño cuando siempre lo tuve en mis manos. Cada día pensaba en ser abogada, doctora, licenciada, veterinaria, modelo, regresar a ser actriz o cantante, pero sabía que eso era momentáneo, nunca fue mi futuro ni mi mayor anhelo. Mañana es mi cumpleaños número treinta y dos, te preguntarás, ¿dónde quedaron estos diez años? ¿Cómo me convertí de la ingenua Dhalia de veintidós a una señora decidida en lo que va a ser de su vida? En una mujer con un increíble esposo y dos niñas.

    Todo este tiempo que ha pasado ha sido maravilloso y no cambiaría ni un solo momento. Natasha es mi vecina y la madrina de mis dos hijas, además de ser mi mejor amiga, la hermana que nunca tuve. Hay relaciones que nunca deberían de terminar, y esta amistad es una de ellas.

    Cada día es prácticamente lo mismo, y cada día es magnífico. Mis niñas me despiertan para darles de desayunar. Mi marido se levanta y se va a trabajar no sin antes darme un beso, y aprovecha para llevar a nuestras hijas a la escuela. Yo me quedo en la casa, a veces me pongo a ver televisión, otras veces navego en internet y por lo menos un día a la semana escribo cinco páginas de mi futuro libro. Las letras fue algo que siempre tuve y sin importar que, nunca las abandoné. Cuando dejé de escribir mi diario fue porque empecé a escribir una historia, mi primera novela. La cual fue publicada unos años después, y cinco años más tarde salió en la pantalla grande, dándome orgullo y fama, esta vez como Dhalia y por mi intelecto.

    Al volver a leer este diario revivo toda mi vida. Como persona he vivido dos vidas, pero como escritora he vivido mil. Ser escritora no es simplemente juntar letras que conformen una oración, y de ahí una historia. No, ser escritora es jugar a ser Dios y es lo que me fascina. Sólo yo decido qué le pasa a mis personajes, si viven o mueren, pero no es una decisión simple, darle vida a un personaje no es darle simplemente un nombre, es darle emociones y meterte en ellas. Hay que darle a cada personaje su sentir, su forma de ser, un sueño o meta y es por eso que me atrevo a decir que he vivido más de mil vidas, pues tengo que meterme en los sentimientos de aquel personaje sin importar si apareció solamente en un párrafo.

    La vida pasa tan rápido que pierdes diez años de un capítulo a otro. Mañana cumpliré treinta y tres. A pesar de ser toda una señora hecha y derecha, no me comporto como tal. Mañana iré con mi esposo, Natasha y su novio a un bar lleno de pubertos para festejar un número más. Para festejar que cada día que pasa me estoy haciendo vieja y eso no me gusta para nada. Siempre he tenido miedo a envejecer, llegar a un punto en el cual no puedas ser independiente, en el cual te veas al espejo y no veas más que arrugas y canas. Donde sólo veas tu pasado desaparecido, donde sabes que das un paso más a la carroza de la muerte para que ella te lleve a un viaje sin retorno. Sólo me alegra que al irme de este mundo mis personajes seguirán vivos y no me acompañarán a mi destino. Ellos son inmortales y viven cada vez que una persona los lee, cada vez que una persona comienza a vivir sus sucesos.

    Mis hijas regresaron de la escuela y desearía yo hacer lo mismo. Esa época era increíble cuando no tenías que preocuparte por un futuro, ni por qué vas a ser de grande, solamente por jugar y soñar. Donde el detalle más pequeño puede ser el más grande.

    Dejo a mis hijas con mi suegra y regreso a la casa para arreglarme, a pesar de los años, mi belleza no ha caído. Creo que estoy en el punto exacto donde siempre he querido estar. No soy una adolescente de veinte años, pero tampoco una señora de cuarenta. Me veo en el espejo y a pesar de tener todo lo que un día quise, sigo sin ser feliz. Al pensar en mis hijas quiero imaginar que mi mundo es maravilloso, porque quiero que así sea para ellas, pero para ser honesta, el único momento cuando soy realmente feliz es cuando me sumerjo en esas hojas blancas para pintar una historia con mis manos. Donde escapo de esta realidad para crear una totalmente diferente. Mis personajes no son más que un reflejo de mis emociones. Al final entiendes el principio, siempre ha sido así. No me hace feliz tener un premio por escritura, ni que mis libros sean leídos por un millón de personas y traducidas a veinte idiomas. Ni siquiera que un completo desconocido me pida un autógrafo. Lo que realmente me hace feliz es crear historias, adentrarme en un mundo donde existe lo imposible. En el cual mi personaje puede morir al ser comido por un dinosaurio o vivir para convertirse en el héroe que todos soñamos.

    Llega la noche y pedimos una botella, la cual se nos acaba una hora después. Es cuando me doy cuenta que empiezo a envejecer. A que mi mayor miedo se vuelva realidad. Antes una botella nos duraba veinte minutos y ni siquiera nosotras la teníamos que pagar. Todo era tan diferente y desearía poder regresar el tiempo, pero todavía no inventan tal tecnología y no creo que la vida me alcance para ver dicho avance, pues de hacerlo, ya me hubiera regresado a otro lugar y otra fecha.

    Mi vida está llena de mentiras. Solamente Natasha sabe que yo una vez fui Jennifer Trent. Mi esposo cree que fui una niña ingenua que estudió en el convento hasta los veintidós años. Nunca he tenido el valor de contarle la verdad y creo que nunca lo haré.

    Me tomo dos tragos más y le pido a Natasha que me acompañe afuera. Necesito un cigarro y está prohibido fumar adentro. Salimos y le digo que, ¿dónde hemos dejado estos años? Yo toda una señora, con esposo e hijas. Ella con un novio como si siguiera teniendo veintidós años y me responde que de hecho es así, ella no ha envejecido y veo como sus arrugas comienzan a desvanecerse, junto a ella. Regreso corriendo al bar y veo que mi esposo no está, ni el novio de Natasha, ni las demás personas del lugar. Salgo de el y me subo al coche, lo enciendo y voy a casa de mi suegra. Entro y veo que no hay nadie, ni siquiera un mueble, ¿qué me está pasando? ¿Estoy drogada? No lo creo, ¿dónde están todos? ¿Por qué estoy sola?

  —¡Ayúdenme! —grito estando ya de rodillas y lloro sin control hasta desmayarme.

    Abro los ojos y de inmediato toco mi cuerpo sólo para asegurarme que es mi hermosa, esbelta y joven figura de veintidós años. Todo fue un sueño, una maldita pesadilla. Sigo siendo la Dhalia ingenua. La que no sabe si escribir o vomitar, y es que msa… perdón, pero tenía que hacer la segunda opción y corrí al baño a devolver, pues no pensaba hacerlo en mi cama. Me siento mal y voy a despertar a Natasha.

    —Creo que tengo fiebre —le digo, ella rápidamente me recuesta y me pone una toalla húmeda sobre la cabeza.

    Me quedé dormida y al abrir los ojos veo la cara de Natasha viéndome fijamente. Me pregunta cómo me siento, y aunque quisiera responderle que me siento mejor, no salen palabras de mi boca. Sólo sale un gruñido como si yo fuera un zombi, y a decir verdad creo que no hay mejor descripción para como me siento en este momento. Miro a Natasha directo a los ojos y me ofrece un té caliente, el cual tomo con dificultades al intentar levantarme y ponerme en una posición donde pueda beberlo cómodamente. Al terminarlo le doy las gracias por todo lo que ha hecho por mí. Si esta nueva vida tiene sentido es gracias a ella, ella ha sido mi mejor amiga desde que me convertí en Dhalia. Me vuelvo a recostar para dormir un poco más.

    Estar enferma es una de las peores cosas de la vida. Nos recuerda lo débiles que somos y que una simple enfermedad puede acabar con nosotros. Natasha quiere llevarme a ver al doctor, pero yo me niego, prefiero quedarme aquí en casa encerrada intentando que las cobijas me protejan en lugar de ir a un hospital. Como Jennifer he visto horripilantes historias sobre ellos. No quiero decir que todos los doctores sean iguales. Seguramente hay unos que de verdad se apasionen por salvar vidas en lugar de destruirlas. El dinero te corrompe y no hay mejor ejemplo de eso que yo misma. Entré al medio artístico por él, para ganar una fortuna que decidió acabar con mi vida, con todo lo que tenía. Así es que decido quedarme aquí con treinta y ocho y medio de calentura.

    Después de tres días me siento como nueva. Lista para regresar a mi tedioso trabajo de mesera. Noto que Natasha se encela un poco por mi aumento. No lo esperaba de ella, pero tampoco la culpo. Ella ha llegado todos los días quince minutos más temprano y se va quince minutos más tarde. Trabaja media hora más todos los días y lo hace de buena gana, mientras yo siempre llego tarde y a veces sólo intento pasar el tiempo. Es difícil cambiar de la noche a la mañana. Sé que ya no soy Jennifer, sin embargo, sigo teniendo muchas costumbres de ella que no me he logrado deshacer, por ejemplo las ganas de dormir y estar en mi cama. La flojera es algo que siempre me perseguirá, y aunque cuando hay mucho trabajo me he quedado horas extra y le hecho ganas, nada podrá quitarme jamás el deseo de estar acostada en mi cama.

    Pasó otro día normal después de unas largas y merecidas vacaciones. Lo malo fueron los últimos días que estuve enferma, pero ya estoy de regreso.

    Hoy por fin es día de paga y Natasha me pide que la acompañe de compras al salir del trabajo. Vamos al centro comercial para probarnos ropa y comprar un helado. A pesar de mi aumento, mi capital todavía no es muy alto para permitirme lujos por lo que yo no compro nada, pero eso no me evita poder probarme y convencer a Natasha que se compre mi vestido favorito… claro, para después pedírselo prestado. Obviamente ella lo notó y decidió regalármelo, lo cual no me cuesta ningún trabajo aceptarlo.

    Hoy me dieron tantas ganas de romper mi promesa. Por un segundo estuve a punto de ir al cajero y sacar una parte de mi herencia. Comprarme kilos de ropa, después un auto y viajar a la playa más cercana, pero si una no cumple sus propias promesas, sus ideales… entonces creo que la vida no tiene sentido. Si alguna vez vuelvo a tocar la hermosa arena será por mi trabajo actual, no por mi herencia. Sé que suena estúpido, ¿por qué no utilizar un dinero que honradamente me gané? Porque así fue cómo conocí a Natasha. De haberlo utilizado me hubiera ido de país en país y la hubiera conocido una semana, tal vez dos y de ahí no la hubiera vuelto a ver en toda mi vida. A veces las pequeñas y difíciles decisiones que tomamos son las que definen nuestro futuro, y prefiero mil veces tener una amiga para toda la vida que un viaje al paraíso por uno o dos años.

    Regreso exhausta, aunque con ganas de salir, así es que convenzo a Natasha de ir a un bar. Sé que la última vez no fue nada grato por lo que nos había pasado con el coche de su exnovio. Ahora que lo pienso tal vez reaccioné demasiado, al final cayó en material que ni siquiera era nuestro, lo que significa que el exnovio de Natasha tendrá que lidiar con eso, no nosotras, así es que me pongo mi nuevo outfit y salimos a divertirnos.

    La amistad no es algo que te enseñen en la escuela, y aunque muchas personas la desarrollan en ella, no fue mi caso, como Jennifer siempre fui solitaria. Llegó un momento en el que me importó más un pedazo de papel que mi propia madre y ahora me doy cuenta de todo lo que me he perdido por dejar que el dinero interfiriera con mis emociones. Extraño a mis padres, no me pude despedir de ellos como Jennifer, pues quién lo diría, yo fui a mi propio funeral y me despedí de ellos como Dhalia, una desconocida para ellos. Me pregunto, ¿cómo estarán? ¿Estarán pensando en mí? Y si es así, ¿por qué, será qué fui su única hija? O ¿por qué de verdad me amaron? Es cierto lo que dicen que la curiosidad mató al gato, pero ese gato tenía siete vidas y yo también. Así es que me armo de valor y marco el número del que una vez fue mi mansión.

    —Hola señor, ¿se acuerda de mi? Soy Dhalia, ¿cómo ha estado?

    —Hola Dhalia, qué te puedo decir, ¿por qué no vienes y platicamos?

    —Me encantaría, pero le estoy llamando desde Portugal, no estoy tan cerca para una visita.

    —No te preocupes, te mando dinero para tu boleto de avión. Vienes, tomamos un whisky en la alberca de la mansión, platicamos y quién sabe, tal vez hagamos algo más divertido.

    —Lo siento, pero tengo que colgar, ¡adiós! —le digo a mi padre y cuelgo el teléfono, no puedo creer que mi padre coqueteaba conmigo, que ofrezca mi mansión para sus libertinajes y le haga esto a mi madre otra vez. La cabeza me da vueltas y por más que me siento a reflexionar las cosas, por más que trato de pensar que esto no es real… lo es. Natasha llega del trabajo, me ve pálida y se asusta al verme. Le cuento todo, después de contárselo sigo sin creerlo y ella, la cual siempre tiene algo que decir, aunque sea una estupidez, esta vez se queda sin palabras. Le pido un enorme favor a Natasha y ella de inmediato me da un sí sin saber de qué se trata. Le pido que me lleve a la estética, tengo que hacerme un tinte de cabello, para después pasar al centro comercial y de ahí al aeropuerto con destino a Los Ángeles. Le digo que me ayude a revivir a Jennifer Trent. Ella me responde que cómo revivir a alguien que nunca murió. Tal vez Jennifer habrá muerto para el resto del mundo, pero que ella, desde el primer momento que me vio, vio que la chispa de Jenna estaba encendida. Por eso aceptó rentarme el departamento, y después sin saber cómo, me convertí en su mejor amiga. Suena a telenovela, pero es la verdad. Hoy por la noche, Natasha y yo volamos a mi antigua mansión. No sé si ella fingió todo este tiempo esperando este momento, o me acompaña por la amistad que tenemos, pero gracias al tiempo lo sabré.

    No sé qué es lo que voy a hacer cuando esté allá, ¿cómo me presentaré? Hola padre, en realidad nunca morí, soy tu hija y vengo a quitarte la mansión que te regalé con mi muerte, ¿solamente le diré a él que estoy viva, o haré lo mismo con el resto del mundo? Ganaría millones con la noticia. Hasta el momento ningún artista lo ha hecho y por la experiencia que tengo, sé que en ese medio muchos han fingido su muerte. De eso se trata, te vuelves famosa, haces millones y después desapareces para tener aquella paz que la fama no da.

    —¿Nerviosa? —me pregunta Natasha cuando el avión está por arrancar y extrañamente no lo estoy, esta noche desenmascaro a la muerte para recuperar mi fortuna. Ser Dhalia fue divertido, pero es momento de regresar a mi verdadera identidad. Como Jennifer conocí millones de personas y no hice ni un amigo verdadero, como Dhalia son contadas las personas que llegué a conocer, llegué a tener mi mejor amiga de esa forma y eso me tranquiliza mucho porque no estoy sola.

    Durante el vuelo nos dormimos y como el único vuelo hacia Los Ángeles del día de hoy realizaba una escala en Madrid, España por tres horas. Decidimos bajarnos del avión y conocer un poco de otro país, aunque solamente fuera su terminal y de madrugada. Pasamos a un puesto de revistas y me doy cuenta que ahí no me habían olvidado, pues aparezco en la portada de una revista y para mi desgracia no soy la única que notó mi gran parecido a Jennifer, un francés grita diciendo que yo soy Jenna, y aunque el señor tiene toda la razón, me doy cuenta que todavía no estoy preparada para enfrentar a los paparazzi, ni a los fans, ni a esta gente loca que me persigue. Por lo que Natasha y yo regresamos al área de abordaje para esperar nuestro avión.

    Después de un largo vuelo provocado porque un avión se retrasó. Por fin estoy en el aeropuerto de Los Ángeles. Camino y me doy cuenta que fue mala idea mi cambio de look, todo el mundo se me queda viendo raro, aunque no intervienen en nada. Han de pensar que simplemente soy una imitadora que viene a actuar en una obra o a buscar fama.

    Tomamos un taxi y cada vez estamos más cerca. Al entrar en el barrio me empiezan a temblar un poco las piernas. Natasha me pide que me tranquilice y lo hago como si sus palabras fueran comandos y yo una computadora, no sé siquiera de dónde saqué ese término, probablemente del chavo con el que estuve saliendo cuando estuve enojada con Natasha, él hablaba y hablaba mientras yo sólo bostezaba y bostezaba. Supongo que parte de su plática quedó grabada en mi subconsciente, ¿se imaginarían lo genial que sería poder hacer eso? Entrar a tu mente y ver toda la información que almacenas en el cerebro de forma consciente, los exámenes serían pan comido y las notas se volverían obsoletas, tal vez podríamos tomar fotografías con nuestros ojos para verlas después en cualquier momento, sólo espero que algún día alguien invente esa tecnología y sea capaz de verla.

    A veces siento que desvarío mucho, escribo una cosa y termino escribiendo otra, pero de eso se trata un diario, ¿no? De documentar los sucesos de tu día, tus ideas y en si escribir lo que queramos. Es lo que me encanta de esto, no existe una regla que diga que debes hacer y que no, soy libre de plasmar en papel cualquier pendejada… y con esa grosería está Jennifer de regreso, ¿una persona puede tener múltiples personalidades, puedo ser escritora y cantante al mismo tiempo? Seguro, pero lo importante es ser buena en ambas cosas.

    Después de tanta vuelta y tema que no tiene nada que ver con el regreso de Jennifer Trent, estoy enfrente de mi mansión junto a Natasha. Nos acercamos y abro la puerta con una llave que guardé antes de irme.

    —¡Padre!… ¿padre? —digo, pero nadie contesta. Abro cuarto por cuarto, pero no se escucha ningún ruido. Pareciera que no hay nadie en la mansión, pero no estoy segura. Es tan grande que buscar alguien aquí es como buscar una aguja en un pajar. Natasha me toma la man, me dice que este lugar le da miedo y le digo que me siga. Llegamos a mi cuarto y al entrar todo sigue igual a como lo dejé. Como hemos dormido pocas horas y en lapsos, le digo a Natasha que se vaya a dormir al siguiente cuarto. Yo también me voy a acostar no sin antes tomar un delicioso baño caliente en mi jacuzzi personal, el cual por cierto lo extrañaba muchísimo.

    Me despierto y voy a mi ropero, toda mi ropa continúa como si no me hubiera ido, excepto por el polvo que se acumuló por el tiempo. Sigo sin entender a mi papá, le dejé mi mansión, dinero suficiente para mantenerla y la encuentro vacía y ni siquiera es para contratar una mucama que la cuide. Salgo y voy al cuarto de Natasha para darme cuenta que no está, le llamo a su celular y no me contesta. Qué raro, tendré que hacer la última opción y justamente es lo que no quería… gritarle. No porque pudiera estar mi padre o madre, lo cual no creo, sino porque no quiero desgastarme la garganta amplificando mi voz, junto con Jennifer Trent regresó su flojera, y es que aceptémoslo, de estar trabajando en un restaurante a estar tumbada en la playa, ¿qué opción elegirías? Yo tuve las dos y me atrevería a decir que tomaría las dos o ninguna, ¿por qué elegir sólo una? Estar tumbada en la playa es lo más maravilloso del mundo, pero después de estar así un mes, no sabes qué hacer después. Por otro lado, trabajar de mesera no es lo más gratificante y más cuando recibes palabras obscenas de hombres de cincuenta años, sin embargo, ser mesera es algo que no cambiaría por nada del mundo. Me abrió los ojos y me hizo ver cosas que Jennifer nunca vio, como por ejemplo que una sonrisa siempre te dará dinero, los días que iba de de malas al trabajo era cuando menos ganaba de propinas, en cambio cuando contagiaba buena vibra es cuando mejor me iba.

    ¡Natasha! ¿Dónde estás? Pero tal como ayer con mi padre, no me contesta. Ya me está dando hambre así es que voy a ver qué hay de desayunar y después buscaré a Natasha. No estoy preocupada por ella, pues seguro fue a nadar, o a jugar tenis, o hacer arrancones con mi Ferrari, a dar la vuelta en mi laberinto, a ver mi colección de espadas, o simplemente se perdió y no sabe en qué parte de la mansión está. Si es así es que entonces es una burra, ¿qué hará cuando me la lleve a Dubái la semana que viene?

    Entro a la cocina y veo que mi familia junto con Natasha me prepararon una intervención. Natasha me quitó las ganas de ver las reacciones de mis padres al ver que yo no estaba muerta, pues les llamó y contó todo lo sucedido. Al final creo que fue mejor, si yo no morí, tal vez ellos sí lo harían al darse un gran susto por ver un fantasma. Se me quedan viendo y yo a ellos como si no supiéramos que decir, yo simplemente corto el silencio diciendo:

    —Hola familia, estoy de regreso —mi madre se levanta para darme un fuerte abrazo que no me esperaba, seguido por el de mi padre y después Natasha, pensé que estarían enojados, que no me dirigirían la palabra durante meses, pero no es así. Me perdonaron y no les tuve que dar ni un porqué. Me agradecen cuando yo fui la que les mintió, me abrazan cuando yo fui la que los abandonó, me besan la frente cuando yo les di la espalda. Supongo que eso es el significado de la familia, estar unidos sin importar qué, pero esto no puede ser, yo no esperaba esto y no lo quiero, no quiero una familia feliz así es que doy media vuelta y me vuelvo a ir del país. No sin antes cambiar mi look, mi nombre. Ahora sólo soy Mariam Gickshell, mejor conocida como la chica mágica. Una mujer que se dedica al entretenimiento a través de trucos, que ha desaparecido a sus exnovios y los ha dejado olvidados en el inframundo. La chica que es capaz de adivinar qué usas sostén, aún cuando el tirante es transparente.

    No sé por cuánto tiempo siga haciendo esto ni cuantas veces. Cambiando de nombre y de país para encontrar algo que no sé lo qué es, pero sé lo que da. Tal vez esto es mi verdadera pasión, tener diferentes vidas con diferentes roles. Probablemente tengo personalidades múltiples. Muy seguramente debería estar en un manicomio en lugar de un escenario. Sólo sé que seguiré haciendo esto cuando me aburra de esta vida que elegí, pero al menos puedo hacer eso, puedo elegir la vida que desee y vivirla.

    Al final, sólo puedo decirte que sigas tus sueños sobre todas las cosas, inclusive si necesitas dejar de ser la persona que eres, para lograrlo al renacer. Sin importar si no sabes cuales son, pero si me estás leyendo mientras te estás preguntando como yo; ¿qué chingados estoy haciendo con mi vida? Entonces necesitas morir y reencarnar para poder hacer lo que nunca antes has hecho.