1

Recuerdos del mañana

    ¿Te has preguntado que es un recuerdo? ¿Por qué de algunos te sabes hasta la textura y otros simplemente los olvidas? Según los científicos los recuerdos van ligados al cerebro, a las neuronas específicamente, pero eso no es verdad, no del todo, pues van ligados también al alma. Lo sé porqué en mi cuerpo hay un parasito del cual no puedo zafarme. Ya lo he intentado varias veces y es imposible. Inclusive me he tratado de matar y ella no me lo permite, justo en ese instante toma el control y me deja noqueada en mi mente. Llevo así más de un año. El punto es que ella tiene acceso a mi cerebro, sabe todo de mí, lo cual le facilita controlarme… pero a la vez no contaba con que yo tengo el mismo acceso (al menos de la mayor parte), todos sus recuerdos de su alma se almacenaron en mis neuronas, y mira que son miles de años de información. Jamás pensé que Karen, o como su verdadero nombre fue; Ozana en su primera vida. Fue una de las vampiras más antiguas y ahora lentamente se apodera de mi cuerpo. Aunque siento que cada vez tomo más el control yo. Al final ella sólo es un parasito que intento desechar y es que la odio con todo mi ser. Durante este año que ella tuvo el mayor control hizo lo que quiso con mi cuerpo, prefiero evitar entrar en algunos detalles. Comió como si fuera el fin del mundo y asesinó a más de la mitad de la población de vampiros… hay rumores de que están planeando hacer granjas de humanos. Sí, ¡Granjas! Los procrearán para que crezcan, se vuelvan a reproducir y entonces cuando cumplan 18 años los convertirán en vampiros si es que tienen suerte, de lo contrario se convertirán en vacas para ordeñar su sangre. Será su fin y podremos ir a comprar un vaso de sangre a la tienda como si fuera un vil refresco.

    Nunca había visto a los vampiros tan asustados. Recuerdo cuando viajó, que diga viajé a Alemania. Es tan difícil hablar en primera persona de ella y es que; ¿cómo hacerlo? Es mi cuerpo, pero es su alma… aunque todo el mundo piense que soy yo, es mentira. El punto es que nos encontrábamos en Munich, una de las ciudades más hermosas. Bueno, para serles honesta nunca había puesto tanta atención al paisaje, a todo lo que está a nuestro alrededor todos los días y no le prestamos atención. ¿Viste el cielo hoy? Seguramente no, siempre está ahí, ¿para qué molestarse en levantar la mirada? Subimos hasta lo más alto del Marienplatz y la vista era hermosa. Veíamos toda la ciudad y esperamos unos 30 minutos. El hecho de que no pueda tener el control de mi cuerpo no significa que no esté consciente de lo que pase en el. Karla estaba desesperada, no paraba de agitar mis piernas de los nervios. Era evidente que esperaba a alguien, ¿pero a quién?

    —No va a llegar jamás —pensé.

    —Lo sé, no estoy esperándolo —¡me respondió Karen! ¿Cómo puede ser posible que me haya escuchado?

    —Es porque compartimos el mismo cerebro. Todo lo que pienses, lo sé. A diferencia mío, que como yo tengo el control, no tienes acceso a mis pensamientos.

    —¿Entonces sabes todo de mí?

    —Sí, y quiero pedirte una disculpa. Esto no fue contra ti.

    —¡No me digas! Seguro fue en contra de mi padre y esto fue daño colateral ¿no? —dije con sarcasmo.

    —No todo se trata de ti, de hecho, nada se trata de ti… Hace unos siglos tuve la oportunidad de morir o vivir. Tomé ambas, pero ya sabes qué ser vampiro es prácticamente una vida sin sentido, sin placeres. Para poder vivir como se debe tenía que esperar y poseer tu cuerpo. Así es que lo hice. Lo hice con el fin de sobrevivir. Espero puedas perdonarme algún día.

    —¿¡De verdad!? ¿Por qué no lo dijiste antes? No te preocupes. Cero rencores y vamos a ser mejores amigas —digo con sarcasmo y agrego:

    —¡Estúpida! ¡Me quitaste todo! ¡Me robaste a Adam!

    —Créeme que con Adam te hice un favor. Si supieras quien es su ex te infartarías —mi alma se llenó de coraje, ¿quién era ella para decirme si Adam me convenía o no? ¡Yo lo amaba… lo amo! Y eso es todo lo que importa. Siempre he dicho que todos tenemos historia, lo que no fue en tu año no te hace daño. Cerré el puño del enojo… sí, por primera vez desde aquel día que me poseyó logré tener el control de mi cuerpo, bueno… de una parte de mi cuerpo conscientemente (antes sólo eran escasos momentos mientras ella dormía)  lo cerré con tal fuerza y me dirigí un gap a la mandíbula. Me saqué sangre de la boca y junto con ella lagrimas recorrían mis mejillas. Era mi cuerpo, pero no sentía dolor, por el contrario, sentía satisfacción de pegarme ¡de pegarle a Karen!

    —Estamos juntas en este cuerpo ¿de verdad quieres lastimarlo?

    —Mientras estés aquí, eso haré.

    —Temo decirte que no hay una formula o hechizo que saqué mi alma de tu cuerpo, pero con el tiempo, si te portas bien, te puedo conseguir otro.

    —¡Jamás! ¡Yo quiero mi cuerpo! ¡No el de nadie más!

    —Tarde o temprano cooperarás.

    —Eso lo quiero ver —dije y tiré otro gap que rozó con mi barbilla y fue a dar con mi hombro, lo cual provocó que nos tambaleáramos. Nos encontrábamos a más de 80 metros de altura, una caída puede ser mortal, inclusive para un Upir.

    —¡Basta! Deja tus tonterías para otro día. Por lo visto vamos a estar juntas toda la vida, hay que sobrellevarnos de menos Jayden…

    —¡Sobrellevarnos! Antes muerta que seguir contigo —dije con voz firme y decisiva… ahora tenía el control de ambos brazos, por lo que ya se imaginaran que hice. Me pegué con ambos puños sobre la cara que me hizo perder el equilibrio. Fui hacia atrás y tropecé con la cornisa. Caímos del edifico y no había nada que pudiéramos hacer. ¡Me espanté! Todo pasó tan rápido que en menos de diez segundos ya estábamos en el piso. Sentí como cada hueso se hizo polvo, vi como todas las personas se acercaron y unos momentos después perdí el conocimiento.

2

Cobrando la deuda

    Me encontraba perplejo. Hice todo lo que pude para evitar que Jayden fuera poseída por Karen… la asesiné pensado que todo acabaría, y lo único que logré fue hacer mi pesadilla realidad. Jayden se fue y no sabía si la volvería a ver otra vez. Sentí como mi corazón se destrozaba por segunda vez. Todos guardamos silencio en la sala, no lo podíamos creer. Jayden, mi Jayden se había ido.

    —Lo siento mucho Adam, sé cuánto la querías —me dijo Liam.

    —No más que usted Señor.

    —No cabe duda que te afectó increíblemente, ¿recuerdas lo que soy? No puedo sentir cariño o aprecio. Mi instinto humano, que ahora está extinto me dice que debo de llorar, gritar, pegarle a la pared… pero eso no solucionará nada, ni siquiera me hará arrojar la más mínima lágrima por ella —era el único que lloraba en ese comedor, el único que estaba hincado preguntándose, ¿por qué la vida me hacía esto? Poco a poco retomé cordura, de un momento a otro, todos ya se habían ido, me encontraba solo.

    Sólo yo podía traerla de vuelta, por lo que me levanté y me sequé las lágrimas. Tomé un fuerte respiro y comencé a pensar, la única forma de traerla de regreso, era luchando, pero de manera inteligente. Por mi estupidez la perdí, y por mi poca, o mucha inteligencia la tendría que recuperar. Repasé cada momento para ver que fue en lo que fallé. Sabía que esto pasaría, firmé un pacto… un trueque para ser precisos, la vida de Jayden a cambio de la de mi familia, pero me terminé enamorando de ella, el intercambio debió de haber sido mucho tiempo atrás cuando recién la conocí, sin embargo, me enamoró y siempre conseguí llevarla en dirección opuesta, si me decían que la tenía que llevar a Nueva York, yo la convencía de visitar Las Vegas. Estaba cansado de huir… nunca le dije la verdad, ¿cómo podría? Tal vez si lo hubiera hecho, ella seguiría junto a mí, muy lejos de este lugar. Esa noche que Karen nos encontró, fue cuando no pude detener lo inevitable, ¿qué puede hacer un simple humano contra un ser demoniaco? ¡Espera, esa era la respuesta! ¿Cómo vences a un vampiro que tiene súper fuerza, hipervelocidad? Ahora lo veía súper claro, la única forma de traer a Jayden de regreso, era convertirme en la peor pesadilla de un vampiro… ¡en un hombre lobo! ¿No? En brujo no me puedo convertir, un brujo nace, no se hace, además de que mi cuerpo no resistiría la magia, tendría que traerla de regreso y seguir vivo, sino ¿de qué sirve? Sé que era egoísta, no me lo tomes a mal, moriría por ella sin dudarlo, pero el hecho de que estuviera dispuesto, no significa que quería hacerlo. Estaba decidido, me transformaría en aquel monstruo que cualquier ser sobrenatural llega a temer. Di un brinco rápido para levantarme, y media vuelta para chocar con ella.

    —Pensé que todos se habían marchado —dije mientras sacudía mi cabeza para aclarar la mirada.

    —Así es, yo acabo de llegar Adam, o… ¿debo decirte amor mío? —no lo podía creer, se trataba de Karla, mi ex novia.

    —¿Qué haces aquí? —pregunté decisivo y cortante.

    —Tanto tiempo sin vernos y, ¿ni siquiera me regalas un abrazo, ya me olvidaste tan rápido?

    —No, jamás te olvidaré. Fuiste, fue increíble todo el tiempo que pasamos juntos, pero eso ya es pasado. Por otra parte, superarte, ya lo hice.

    —Me da gusto, no creas que estoy aquí por placer, sino para cumplir mi parte del trato.

    —¡No! —grité inmediatamente, no quería que el trato se cumpliera, porque sabía qué eso significaría perder a Jayden para siempre, y eso no lo podría soportar. Por otro lado, ansiaba ver a mi familia una vez más. Era mi más grande sueño desde que los perdí, pero el precio era demasiado alto.

    —¿Pensé que eso era lo que querías? —preguntó Karla confusa.

    —Sí, yo también pensaba lo mismo, pero ya no lo quiero, he aprendido a vivir sin ellos, tuve que hacerlo, no me quedó más remedio, pero no sé si pueda vivir sin Jayden.

    —Pues déjame decirte que tampoco tienes remedio. Tratos son tratos, así no quieras, está hecho. Vamos por tu familia —dijo Karla y de repente todo se volvió blanco, de un blanco tan tenue que no se veía ninguna sombra, ningún otro color, ni un camino al cual seguir.

    —¿Este es el cielo? —pregunté confuso. No creía que lo fuera, pero no podía encontrar otra explicación lógica, era eso, o me había drogado.

    —No, de hecho, es el infierno…

    —No entiendo, ¿qué hacemos aquí?

    —¿Pensaste que tus padres eran unos santos? ¿Unos mártires que fueron asesinados por unos seres viles y crueles? Estás muy equivocado.

    —Pero… fueron asesinados, ¡yo los vi!

    —¿Cuántos años tenías, tres?

    —Cuatro, de hecho.

    —A esa edad creías que Barney era real y todavía mojabas la cama.

    —¿A qué punto quieres llegar?

    —Directo al grano, ¡me gusta esa actitud! Verás, tu recuerdo es ver a tus padres muertos, pero sólo los viste tirados. Viste como los vampiros recorrieron la sala, pero no sabías que ellos llegaron minutos después de que tus papás murieran.

    —¡No, no es cierto! ¡Los vampiros los mataron!

    —No, ellos llegaron para intentar salvarlos.

    —¿Por qué unos vampiros querrían salvar a un par de humanos que no eran nada?

    —Ahí es donde te equivocas. Tus padres no eran nada, lo eran todo para la guerra que se avecinaba.

    —¿Qué, cual guerra?

    —Te hubieras enterado de ella si es que no hubieran muerto.

    —¿Cómo sé qué no me mientes?

    —Espera cinco minutos y podrás preguntarles tú mismo. El punto es que ellos estaban del lado de los vampiros, deseaban vivir eternamente, y ese deseo fue el que se los llevó de este mundo.

    —¿Entonces hicieron un pacto con los vampiros?

    —Mucho más que un pacto, hicieron una alianza, pero fue destruida con la muerte de tus padres.

    —¿Adam, qué haces aquí? ¡Qué hiciste! —me empezó a gritar un señor del cual sentía empatía por él, pero no lo recordaba, no sabía quién era.

    —¿Quién eres?

    —Soy tu padre.

    —Y yo soy Luke, ¿no? Por supuesto que no eres mi padre, no te recuerdo.

    —Y cómo lo ibas a hacer, si tenías cuatro años y la muerte que te plantamos fue una ilusión.

    —¿A qué te refieres?

    —Me refiero a que esa noche no morimos, sino hace apenas unos meses llegamos a este infierno —eso no podía ser cierto, mis padres habían estado muertos desde que era niño, de otro modo, ¿por qué huirían de mí?

    —Te dejamos en aquel orfanato y una bruja nos ayudó a borrarte la memoria, para después implantarte el recuerdo de la muerte de un desconocido. No nos podíamos arriesgar a que nos ubicaras, a que nos encontraras.

    —Pero… era apenas un niño, ¿cómo pudieron hacerme eso? ¿Saben lo que sufrí? ¿A cuántas personas ehm ehm —di un tosido para corregir mi última palabra— vampiros he matado?

    —Lo sabemos, por eso aceptamos el pacto de Karla. Regresaremos para ayudarte y ser uno de ellos, que seas uno de nosotros. Una familia feliz y reunida después de tanto tiempo.

    —¡Yo no quiero! Sácame de aquí por favor Karla.

    —Está bien —dijo ella.

    —Pero sólo a mí, a ellos puedes dejarlos aquí.

    —No mi niño, no nos abandones —dijo una mujer que acaba de llegar y minutos después, me enteré que era mi madre.

    —Ustedes me abandonaron primero, anhelaba tanto el conocerlos, escuchar su historia. De cierto modo los admiraba, me motivaba la impresión que tenia de ustedes, y ahora sólo me dan asco.

    —Sea como sea Adam. Nos iremos los cuatro juntos. Hiciste un pacto y lo cumpliste, ahora es momento de que se te pague.

    —¡No, espera! ¿No puedo pedir otra cosa?

    —No, no hay cambios ni devoluciones. La magia es muy estricta, así es que vamos —dijo Karla, tronó los dedos y todo se volvió ahora negro. Pasaron cinco segundos, y cuando abrí los ojos, estaba acostado en mi cama. Eran las dos de la mañana, ¿fue sólo un sueño, una pesadilla? Eso esperaba, aunque muy en el fondo sabía que era verdad.

3

Sueño milenario

    Es cierto que los vampiros somos los únicos seres inmortales. Seguramente hemos existido desde que los dinosaurios pisaban este planeta, o ¿acaso has escuchado de otro ser que viva tanto? He escuchado de hombres lobo, pero siguen envejeciendo, pueden morir de vejez. Las brujas no son más que humanas con ilusiones que la naturaleza les ofreció para proteger el equilibrio de este mundo, no son las buenas, ni las malas del cuento. De los humanos ni se diga, creen que son el ser más poderoso cuando se han dejado influenciar por seres como nosotros durante toda la historia. Han sido nuestras marionetas y lo seguirán siendo mientras nosotros sigamos siendo un mito para ellos.

    Yo morí por amor, y reviví por venganza, pero tranquilos, no por venganza propia. Alguien no quería que muriera ese día, por lo que me convirtió en vampira, y con ello rompió mi alma en pedacitos. Fui la primer vampira en poder expresar amor, en poder sentir el dolor, y eso se debe a que soy una hibrida. Mi madre era bruja, su magia corría por mis venas. No lo sabía, siempre soñaba con ser una princesa y posteriormente convertirme en reina, pensé que estaba loca hasta que conocí a Liam, él tenía el mismo sueño que yo. Dos plebeyos jugando a ser de la realeza. Con él encontré el amor y morí sabiendo que me odiaba, lo había engañado de la manera más cruel. Me avergonzaba de mi linaje, mejor dicho, me avergonzaba de mi ser, desconocía quienes eran mis padres.

    Era demasiado fuerte para morir, me abandonaron miles de veces, me quemaban, me pegaban hasta sangrar y no encontraban explicación del porque seguía viva, era la magia lo que me daba fuerzas para sobrevivir. Lo que quiero decir es, ¿cómo decirle al chico que te gusta, que eres una huérfana de la cual sus padres huyeron? Por lo que le dije que era la princesa de ese reino, pensé que sólo sería poco tiempo hasta que tuviera el valor de contarle la verdad, pero ese coraje nunca llegó, y se enteró de la verdad cuando me echaron a la hoguera, en sentido figurado, pues había sido sólo una prueba para demostrar que era una hechicera ante todos. Liam se encontraba entre la multitud y sentía su dolor, Brenda, la que era su amada, lo había traicionado. No soporté el verlo y me suicidé, clavé ese palo de hierro en mi vientre y le di vuelta para romper mis órganos.

    No sabía que sangre de vampiros corría también por mis venas. Me desperté en el acantilado de rocas, junto con más de mil esqueletos. Algunos todavía tenían gusanos en ellos y olía terrible.

    Estoy segura que no sabes a qué va esta historia, aquí viene:

    Hace unos días me visitó la hija de mi gran y único amor. Jayden Helms se presentó a mi casa. Me dijo que necesitaba un consejo mío y que el oráculo la había traído conmigo. Era evidente que estaba mintiendo, pues el oráculo era yo. Sólo un ser neutro, que no estaba de un bando, ni del otro, puede ser sabio, pues no se dejará llevar por el coraje, ni por los actos y pensamientos de un supuesto líder. Obvio no le dije que estaba equivocada, en su lugar empecé a preguntarle sobre Liam.

    Me sorprendió escuchar que estaba vivo, como oráculo sólo podemos ver las posibilidades del futuro que se nos pregunta, no del que deseemos personalmente conocer. Le dije que necesitaba verlo, que no hablaría con ella sino estaba su padre presente. Inventé que eran reglas que el oráculo me pide. “Cuando dos seres de la misma sangre se junten por órdenes del profeta, sólo al estar presentes podrán descubrir el mensaje de la verdad”, pero el plan se me vino abajo cuando me dijo que era adoptada. Qué tonta fui, era obvio que Liam no podía tener hijos, la única razón por la que estaba vivo, era porque lo convirtieron en un vampiro. Corregí que era en sentido figurado, que al adoptarla y brindarle su protección se hicieron un ser, un ser que comparte la sangre del amor. No supe de dónde me saqué tantas frases, pero creo que funcionó.

    Ser oráculo no significa que les tengo que decir la verdad, puedo manejar todo a mi conveniencia, siempre y cuando no altere el equilibrio de la naturaleza. Se me quedó viendo raro y luego dijo:

    —Está bien, iré por él.

4

Deja Vu

    Tuve que regresar a buscar a papá, bueno, al que dice llamarse padre de Jayden.  Lo que no sabía, era cómo convencerlo de que viniera conmigo. Él sabe la verdad, sabe que maté a su tonta hija.

    —¡No soy tonta, y tampoco estoy muerta! —gritó Jayden en lo que era el plano astral de su mente, donde sólo Karen la podía escuchar.

    —Es como si lo estuvieras, o dime ¿qué puedes hacer?

    —¿Te enseño de nuevo? —dijo Jayden con coraje.

    —Ni me lo recuerdes, es lo más estúpido que has hecho. Logras tomar el control de tu cuerpo por unos minutos, y lo que haces es aventarnos desde lo alto. Todavía siento el dolor de las fracturas. No puedo creer lo que voy a decir, pero me gustó sentirlo. Hace tantos siglos que no sentía nada de nada, que, aunque sea doloroso, me hace sentir bien.

    —Estás loca.

    —No me juzgues. Si hubieras tenido mi vida, seguro habrías hecho lo mismo. Deberías de ponerte en mis zapatos, así como yo me puse en los tuyos —dijo Karen y dejo escapar una risa. Era un chiste que sólo a ella le hacía gracia.

    —¿Qué es lo que estás buscando, para que necesitas a mi papá?

    —Yo no necesito a Liam, necesito el tesoro de Brenda.

    —¿Qué tesoro?

    —Hace miles de años, precisamente en la edad media, ella murió. Se suicidó por amor y eso provocó que su magia fuera transferida a un bastón de hierro, el cual posteriormente fue su báculo de la “suerte”.

    —¿Qué hace ese báculo?

    —No puedo creer que no sepas de que va ese mito.

    —¿Tienes acceso a mi mente, no? No deberías de sorprenderte —dijo Jayden con rudeza y Karen se quedó en silencio por un momento. Era evidente que Jay desconocía esa historia, no mentía y es que cómo conocerla si no era una vampira, y el poco tiempo que tenía de conocer este mundo subterráneo de creaturas de fantasía, las ha ocupado para cazar en lugar de buscar respuestas. Siempre se preguntó el por qué le pasó esto, por qué el destino fue así con ella. En lugar de preguntarse para que le dieron este don. Por más raro que te parezca, las preguntas que te haces definen tus acciones, si no me crees escucha esto: Pregunta uno: ¿Qué hago aquí? Pregunta dos: ¿Qué voy a hacer aquí? La primera es más filosófica y por lo tanto pasarás quemándote las neuronas intentando descubrir la respuesta, mientras la otra te obliga a actuar.

    —Me conmueves. Eres… corrección, eras tan poderosa, pero fuiste tan ingenua que ve como acabaste. El báculo es capaz de canalizar la magia, e inclusive darla a aquellos seres que nacimos privada de ella.

    —Si es tan poderoso como dices, ¿por qué crees que Brenda te dará el báculo?

    —Nunca dije que se lo pediría. Sólo lo tomaré, como todo lo que deseo. Deseaba tu cuerpo, tu poder de sentir cada sensación, buena o mala, y veme, ¿acaso te pregunté? Si me detenía a preguntar, me hubieras cuestionado, te hubiera dado tiempo de pensar y tal vez, sólo tal vez, mi plan no hubiera funcionado.

    —¿Entonces la estás engañando? Como lo hiciste conmigo.

    —No, digamos que sólo estoy haciendo las cosas a mi manera. Ella quiere a Liam, y se lo daré, ya sea vivo o muerto. Eso dependerá de que tanta resistencia ponga tu padre.

    —¡No te lo permitiré!

    —Eso lo quiero ver, ahora cállate que me estás dando dolor de cabeza —dijo Karen y con un chasquido de manos puso silencio, se podría decir que mandó a Jayden a dormir.

    —Esto sí que es paz, ya me estaba volviendo loca —se dijo Karen a sí misma, lo cual reafirmaba su teoría.

    Mientras tanto, en la cabeza de Karen:

    Busqué por todos lados y no encontré ninguna señal de Liam. Era como si se lo hubiera tragado la tierra. Aterroricé a cada clan de vampiros que encontraba y nadie sabía nada. Para lo único que servían era para alimentarme. Tomé un rehén y le encargué que su misión, si es que deseaba seguir viviendo, era convertir a humanos en vampiros y guardarlos en mi palacio, aunque no lo creas, ya me había cansado. Llega un momento que cuando te pones a cazar por aquí y por allá, se vuelve aburrido, todo, absolutamente todo por más excitante que sea, después de repetirlo varias veces se vuelve tedioso, sobre todo porque ya no ponían resistencia. Era más poderosa que ellos y podría jurar que me tenían miedo, si es que tan sólo pudieran sentir.

    Fui a dar a Colombia, un país hermoso y con personas aún más increíbles. Empezaba a sentir empatía por sus habitantes. ¡Espera! Eso no estaba bien, no debería de sentir eso por aquellos seres miserables como lo son los humanos.

    —Eso que sientes, se llama amor —Jayden Interrumpió los pensamientos de Karen. Poco a poco Jayden tomaba más fuerza, y Karen lo sabía, por lo que apresuraba su búsqueda. Sabía que se encontraba cerca de Liam, podía oler su aroma cerca, o de menos su rastro. Sin duda alguna, no tenía mucho tiempo de haber estado por acá. Por más que su olfato era el triple de cuando era sólo una vampira, no era suficiente y se encontraba cansada, casi no había parado desde que vio a Brenda. Por lo que decidió hospedarse en un pequeño hostal y tan pronto tocó la cama, se quedó dormida.

5

De sueño a pesadilla

    Escuché como gritaron mi nombre:

    —¡Adam, vente a desayunar! —me dijo mi madre, de la cual, supe que era ella hasta que bajé y la vi. Era increíble, no había envejecido nada, se veía incluso más joven que yo. Tan pronto la vi, me quedé parado sin hacer nada.

    —¿Qué haces ahí? Siéntate y come, necesitas energía.

    —No gracias, no tengo hambre —mentí, pues mi estomago rugía por comida, pero mi orgullo me impedía aceptarle la invitación. Me habían mentido, habían desaparecido, y ni en una sola ocasión intentaron contactarme, ver como estaba. Todos estos años lo único que me mantenía vivo, eran mis ganas de venganza, una venganza que resultó ser falsa.

    —Tenemos mucho que contarte, danos la oportunidad de que tengas nuestra versión.

    —No gracias, mi versión ya era bastante fea, y en unos minutos la hicieron peor. Prefiero quedarme así.

    —Lo siento. Nos tendrás que escuchar, lo quieras o no.

    —No tengo tiempo para esto, necesito buscar a Jayden.

    —¿Y qué vas a hacer cuando la encuentres? ¿Besarla? No creo que Karen te lo permita.

    —¿Cómo estás enterada de eso?

    —Antes de morir, Karen nos visitó. Nos negamos a ayudarla y ya sabes donde acabamos por decirle que no.

    —¿Ella los mató?

    —Sí, y matará a quien se le ponga enfrente. En estos momentos es de los seres más poderosos, tenemos que pensar estratégicamente si deseas derrotarla, y te guste o no, somos tu mejor opción.

    —¿Cómo planean acabar con ella?

    —La respuesta no es como, sino con qué. Verás; hace unos siglos, precisamente en la edad media, murió una bruja por amor, por el amor de un vampiro, ese vampiro es Liam Helms.

    —¿El papá de Jayden?

    —Así es. Al sacrificarse, pasó su magia a un objeto que después, al descubrir su gran poder, fue labrado y escondido por ella misma. Debido a que la convirtieron en vampira, siendo la primer hibrida; es bruja y al mismo tiempo vástaga. Para no hacerte el cuento grande, ella ha sido el ser más poderoso hasta que Karen nos engañó y manipuló a todos. Seguramente ahora Karen está en busca de ese báculo, tenemos que detenerla, ya que si lo consigue, se acabará el mundo tal cual lo conocemos. Ella siempre odio ser una criatura de la noche. Su plan es acabar con todos los vampiros, brujas, hombres lobo, cualquier ser que sea impuro, es decir; que no sea humano.

    —Yo también buscaba eso —dije con tono penoso.

    —¿De verdad? Jayden ahora es una Upir, eso significa que tendrás que acabar también con ella, ¿estás dispuesto a pagar el precio?

    —Ahora es diferente, quería acabar con ellos para vengar tu muerte, pero ya sabemos que eso no puede ser posible. Anoche soñé en todos los vampiros que maté y no tenían la culpa.

    —Va a haber una guerra en menos de lo que te imaginas, vas a tener que elegir un bando. En cuanto más rápido lo elijas, mejor.

    —Defenderé a ambos, defenderé a la vida. Tanto vampiros y humanos podrán convivir en paz.

    —Eso es como si el aceite y agua fueran uno mismo, como si el ying y el yang fuera un simple círculo gris, no existe, no ha existido, y jamás será realidad.

    —Tal vez no ha existido por personas como tú, por seres como Karen. El ser un humano no me hace mejor que ellos. Mi conciencia no está tranquila, y creo que no lo volverá a estar.

    —Después recapacitarás, pero por el momento es tiempo de actuar. Ya sea que quieras la paz global entre seres sobrenaturales y humanos, o desees acabar con una u otra raza, primero debemos detener a Karen, después ya veremos.

    —Odio decirlo, pero estoy de acuerdo —dije y comencé a desayunar. En estos momentos me sentía solo. Mis papás no me brindaban el apoyo moral que esperé por años. Ahora se trataba del amor de mi vida, no podría fallar. Si habría que convertirme en lo que juré destruir, que así sea, ¿por qué no aliarme con mis padres para salvar a mi amada Jayden?

    —¿Están listos para partir? —preguntó mi padre sin dirigirme ni un saludo, a pesar de no verme desde hace más de dos décadas. No esperaba nada, y aún así, me defraudó otra vez, pero no dejé mostrar mis sentimientos, por el contrario, respondí:

    —Mas que listo, vamos a por Karen.

    —Ese es mijo, me alegra que hayamos limado nuestras asperezas.

    —Qué esté con ustedes, no significa que los haya perdonado, ni mucho menos que los haya aceptado de vuelta. Es sólo porque son la mejor opción para traer a Jay de regreso, por favor no me decepcionen.

    —No lo haremos hijo, gracias por confiar en nosotros. No cometeremos el mismo error dos veces —dijo Avelina, mi madre, mientras mi padre no dijo una sola palabra, por el contrario, dio me día vuelta, abrió un cajón y sacó un buen de armas, hasta de las que jamás te podrías imaginar, pues eran especiales para matar criaturas sobrenaturales.

    —¿Cómo daremos con Karen? —pregunté dudoso, pues no teníamos una sola pista de su paradero.

    —Ella dará con nosotros, tenemos que dar primero con Liam. Se puede decir que él es la llave.

    —¿Y cómo daremos con él? No es como que tengamos su teléfono, ¿o sí?

    —No, no lo tenemos, pero si tenemos el teléfono de Juliette. Ya hablamos con ella y nos ayudará —terminó de decir mi papá y salimos de la casa. Mi único deseo era recuperar a Jayden, costara lo que costara, lo iba a hacer, incluso si eso significaba que tendría que morir.

    Seamos honestos, un humano contra miles de seres con fuerza sobrenatural y otras habilidades sobrehumanas no pintaba bien, la estadística no se encontraba a mi favor, nunca lo ha estado. Con Jayden cazamos más de mil vampiros y prácticamente todo fue gracias a mi Jay, ella cazó los 999, el único que yo logré cazar fue por suerte, a pesar de eso, me salvó más de cien veces. Sé que mis padres no me protegerán como ella lo hizo, porque ni siquiera lo hicieron cuando tuvieron la oportunidad.

    Después de dos horas de un largo e incómodo camino, llegamos con Juliette, o al menos donde ella pidió que la vieran, pues por más que le llamamos y la buscamos, no estaba. El lugar era un almacén viejo y se veía que estaba abandonado por mucho tiempo. Llegamos al quinto piso, como ella lo indicó y nada de nada…

    —¡Juliette! Somos Avelina y Adam, venimos por tu ayuda para detener a Karen —gritó mi madre, pero la única respuesta fue el eco del edificio.

    —Está claro que se arrepintió, deberíamos de irnos y cambiar de plan. No tenemos tiempo que perder —dije enojado, pues ahora más que nunca el tiempo era oro. Si mi madre tenía razón y Karen deseaba eliminar cada ser sobrenatural de este planeta, Jayden era la primera que corría peligro. Sabía que no la mataría, pues sería un suicidio, ¿se puede llamar así, no? ¿qué tal si con el báculo, Jayden ya no le es útil? ¿Qué tal si su alma es a la primera que manda a descansar?

    —El acuerdo era sólo con ustedes dos. Adam no tiene nada que hacer aquí —dijo una voz fuerte y clara, que pertenecía a Juliette.

    —¡Sólo quiero ayudar a salvar a Jayden!

    —Ya hiciste mucho —dijo ella y de repente sentí como me agarró por detrás, todo pasó en un instante, pero sentí cada parte como si hubiese sido mucho más largo. Primero fue su aliento, seguido por la fría piel de sus manos que me apretaron el cuello y su otro brazo mi torso. Estaba inmóvil, sentía como cada segundo me apretaba más y más, hasta que sentí el crujir de mi costilla. Solté un grito de dolor enorme, pues me la había roto. Intenté zafarme, pero fue inútil.

    —Entre más te resistas, peor será para ti —agregó Juliette y mis padres no decían nada, no intentaban nada. Sólo se limitaron a observar como tal cual imaginaba que pasaría en cualquier situación de peligro, y no estaba equivocado. Estaba solo, siempre lo había estado. Jamás he podido contar con nadie, ni siquiera con los seres que me engendraron. Juliette clavó sus colmillos en mi cuello y bebió de mi sangre.

    —Oh cariño, no te sientas mal porque tus papás no hacen nada, ellos no te aman, no pueden hacerlo, pues están tan malditos como yo. No pueden sentir nada, excepto… ¿te acuerdas lo que me hiciste sentir la primera vez que te vi? ¿Te acuerdas de las cortadas que me hiciste sin piedad?

    —Sí, no lo niego, pero estaba confundido, en ese momento sólo buscaba venganza, y no fue sólo idea mía, también Jayden participó.

    —No seas cobarde y acepta tus actos. No hables mal de mi niña si no está presente, así tengas la razón —me respondió Juliette enojada y sentí como preparó sus brazos para romperme el cuello. Sólo sabía que este era mi final.

6

La ciudad perdida

    Dentro de los siglos que he vivido nunca había visto algo tan cruel, mejor dicho, algo tan apantallante. Siempre había sido la típica pelea entre vampiros, brujos y hombres lobo, y aunque estos dos últimos estaban a punto de extinguirse, Karen acababa de reinventar el juego. Nunca había visto a nadie poseer el cuerpo de alguien más, y mira que para ser uno de los vampiros más antiguos, he vivido de todo. Tenía un mal presentimiento, algo me decía que la matanza de Karen no terminaría con mi hija Jayden, sé que iría por mí y tendría que estar preparado. Ahora no me toparía por sorpresa, y es que iba a la biblioteca más grande y antigua de la historia. Pocos saben que estaba en la ciudad perdida de Teyuna. He guardado por más de tres siglos la llave y llegó el momento de abrir la puerta a aquella ciudad extinta. Tan sólo de trayecto fueron seis días, en esa temporada era época de turismo y no podía darme el lujo de ser descubierto, tenía que pasar inadvertido y que mejor que con esos tontos humanos, además, nunca niego un refrigerio para el camino.

    El primer día, acampamos en medio de la montaña. Éramos un grupo de 20 personas, prendimos la fogata y contaron historias de amor, de hecho, eran de terror, pero para mí eran cuentos de niños y fantasía. Cuando les conté la historia de cómo me convertí en vampiro (obvio no sabían que en realidad era verdadera), sentí el miedo correr por sus venas y mis colmillos salieron en un instante. Di media vuelta y me acerqué a la oscuridad del bosque. Sentía como los árboles crujían, como el viento movía las hojas, e inclusive las pisadas de los animales. Escuché detrás mío que se iban acercando, pisada a pisada, el sonido se hacía más intenso. Yo me quedé quieto, sin mover un solo musculo y ahora estaba a escasos cinco metros de mí. Seguía dando pasos, preparé mis colmillos para contraatacar de inmediato y de repente me tocó el hombro.

    —¡Liam! No es bueno perderse del grupo —me dijo la guía turística.

    —Lo siento, necesitaba estar a solas por un momento —respondí y guardé mis colmillos. Necesitaba sangre, y de manera urgente. Mi sed había incrementado de un momento a otro, y no sabía el por qué. Antes de ir a ese viaje, tomé demasiada para evitar esa situación. El punto es que no podía tomar sangre, al menos no de ella. Necesitaba que me llevara a la ciudad perdida, no había tiempo que perder. Estaba seguro que solo, podría recorrer el camino en la mitad de tiempo, el problema es que no sabía en qué dirección ir. Por lo que regresé con ella al campamento, ya todos estaban dentro de sus tiendas de campaña.

    —¿Quieres cenar? —me preguntó Hanna y me rehusé. Más tarde asaltaría una tienda y entonces bebería toda la sangre humana que quisiera.

    —¿Seguro? —me preguntó otra vez, en esta ocasión inclinó su cabeza, con su mano apartó un poco su blusa para dejar por total descubierto su cuello y hombro. Me quede sorprendido, ¿ella sabía lo que era? O ¿tan sólo estaba alucinando?

    —No tengas pena, bebe un poco. Sé que te gustará —volvió a decir, y no pude controlarme. Me aventé como un guepardo contra una cebra. La rodeé con mis brazos y mordí su cuello. Bebí de su sangre, pero era diferente a cualquier otra. Era dulce, deliciosa, y no podía parar… de un momento a otro, lo que no podía hacer, era moverme. Fue como si mis músculos se hubieran convertido en piedra, no sabía qué pasaba. Lo único que podía mover, eran mis ojos.

    —¿Crees que eres el único vampiro que ha intentado despertar a nuestro Rey Tayrona? Estás equivocado si creíste que te ibas a salir con la tuya —dijo con una sonrisa y no podía creerlo. Era evidente que a pesar de todos estos años, seguía siendo un ignorante. Karen me sorprendió, y ahora Hanna hizo lo mismo. Si tan sólo pudiera explicarle que tenía la llave, y que no sabía quién fregados era su rey. Que sólo quería respuestas para salvar a mi hija, pero más que ella, a mí. Karen no descansará hasta matarme, lo dijo esa noche en que poseyó a Jayden. Ella era el primer paso de su plan…

    Me desperté por la molestia de los rayos de la luz del sol sobre mis parpados. Estaba atado a un árbol, y no tenía fuerza. Me encontraba débil y no había nada que pudiera hacer. Poco a poco empecé a recuperar el conocimiento, el sol estaba a todo su esplendor. Vi a mis alrededores y había más de cien calaveras atadas a los árboles siguientes, inclusive había varias más junto de mí en el mismo árbol. Me imaginé que los dejaron aquí hasta morir de hambre, pero no, un vampiro se seca, no se muere. Hanna sabía que era un vampiro, ¿no? O simplemente creyó que lo era. El sol no nos lastima, al menos no desde hace unos cientos de años. ¿Cuánto tiempo llevarán ellos aquí? Tenía que actuar rápido o seré como ellos. Un par de huesos.

    —Me imagino que tienes varias preguntas —dijo la voz de Hanna que se acercaba a mí.

    —Sí, ¿qu…

    —¡Yo también! —me interrumpió y con un bastón me pegó en la pierna, sentí un dolor terrible, ¡espera! Esto no es normal.

    —¿Qué estás buscando, por qué todos ustedes vienen y aterrorizan estas tierras?

    —¿Qué me diste? —respondí confuso. Era imposible lo que me estaba sucediendo.

    —¡Respóndeme! —gritó y esta vez me dio en la frente, haciéndome sangrar de la misma.

    —Estoy buscando respuestas.

    —¿Respuestas? —respondió Hanna intrigada.

    —Pensé que lo sabían todo —añadió.

    —Yo también pensaba lo mismo, pero estaba equivocado, en estos últimos años han pasado más cosas que en estos últimos siglos. Una vampira poseyó a mi hija, y quiero saber cómo puedo revertir el hechizo.

    —¿Me estás bromeando? Me dices que ahora hay prácticamente una guerra entre ustedes, y ¿para qué ella quisiera poseer a una vampira?

    —Jayden no es vampira, es humana, o al menos lo era. Es una Upir, una humana que se alimenta de la sangre de vampiros. Obtiene los mismos poderes que ellos, pero…

    —Sin adquirir la maldición de ustedes —terminó Hanna la frase con tono de burla.

    —Así es.

    —¿Cómo lo hizo?

    —Es lo que quiero saber, para poder revertirlo. Ahora que te expliqué todo, ¿me puedes decir que carajos me hiciste?

    —Es Cattleya, la hacemos polvo para posterior hacerla bebida o crema. Nos protege de ustedes. Es una receta de mi tatarabuelo. Primero los duerme, después los hace sentir, tómalo como el último deseo antes de morir.

    —¿Cómo es que no sabíamos de su existencia?

    —Por qué ningún vampiro ha sobrevivido a su toxina, y me alegra decirte que seguirá de esa forma.

7

A unos pasos

    Sabía que Liam estaba cerca, pero por alguna razón dejé de sentir su aroma. Me guiaba por eso y ahora estaba en medio del bosque sin saber a dónde ir.

    —¿Estas perdida jovencita? —me preguntó una señora de unos 80 años.

    —No, sólo qué perdí la pista.

    —Todos hemos llegado a perder el enfoque de a dónde vamos. No te preocupes, busca dentro de tu alma y encontrarás la respuesta. Acompáñame y te platicaré sobre cómo encontrar tu visión en esta vida.

    —Con todo respeto señora, pero tengo prisa. No puedo quedarme a escuchar sus lecciones.

    —Oh, no es una pregunta, es una orden —dijo muy seria. Yo no tenía más tiempo que perder, seguro Liam ya sabía que lo seguía, no podía permitir que se escapara. Por lo que fui a toda velocidad detrás de la anciana y le mordí el cuello, obvio no la mataría, pero si la desmayaría para que me permitiera continuar. Para mi sorpresa, ¡mi colmillo se rompió! Su piel era como si fuera de concreto y mi fuerza de cien leones parecía ser la de un gatito bebé comparada con ella, pues me tomó del brazo y me hizo una llave que me impedía moverme.

    —Vas a venir conmigo por las buenas, o por las malas —me dijo y calló esperando mi respuesta. Estaba anonadada, no había ninguna explicación lógica para esto, claro, dentro de este mundo todo parece ilógico, pero dentro de la fantasía, ¿tiene que haber algo razonable, no?

    —¿Entonces? —me preguntó la anciana. Por más que lo pensaba, no tenía opción.

    —Sólo si me dices, ¿quién eres?

    —¡Pero por supuesto! Qué modales los míos. Soy Valkeria, hija de Vladimir, pero seguro ya has escuchado mucho sobre de mí.

    —¡Estás mintiendo! Eso no puede ser posible —respondí incrédula, mi padre me contaba historias sobre ella, si, hace más de quinientos años.

    —Está bien, tú lo elegiste —me dijo, y me dio un golpe en la nuca, el cual provocó que empezara a ver todo negro, perdí el conocimiento.

    Me desperté mareada y no sabía dónde estaba. Lo último que recordaba fue que me desmayé por un chasquido. ¡Karen, ella me durmió! Intenté moverme, pero estaba atada, mis hombros se sentían cansados y me dolían. Levanté la mirada y la vista era preciosa, vi todo un inmenso valle de color verde, parecía un sueño, pero no lo era. Lo sabía porque pude sentir el agua helada que me echaron sobre mi cuerpo.

    —No te preocupes Karen, tanto que destruiste, para terminar sin siquiera haber logrado una pizca de lo que deseabas.

    —¿Karen? Yo no soy Karen, ¡soy Jayden! —dije empapada y con dificultad al respirar.

    —No sé si dices la verdad, pero ya no importa, pues moriremos. Ve a tu derecha, seremos como ellos en unos cuantos días, tal vez meses —Liam, mi padre, se encontraba atado al árbol siguiente a mí, de mi lado izquierdo, y es al que le presté mi total atención. Volteé a la derecha y me percaté de que en cada uno de los demás arboles del bosque, había uno o varios cadáveres amarrados en cada uno de ellos. No lo podía creer, ¿qué pasaba? Escuché como el pasto crujía con las pisadas, y una muchacha se acercó a nosotros.

    —Ni se les ocurra escapar, ambos están bañados en gasolina. Basta chasquear mis dedos para quemarlos vivos —dijo y al chasquear sus dedos, prendió fuego sobre su mano.

    —¿Quién y qué eres? —grité confundida y aterrorizada. Jugué tanto tiempo a ser inmortal, que se me olvidó que podía morir, pero sobre todo, sufrir. Las lágrimas salieron inconscientemente de mis ojos y traté de escapar, pero ella solamente se acercó lentamente para recordarme que no era buena idea.

    —¡Jayden! ¿Cómo fue que te libraste de Karen?

    —¡No lo sé, sólo quiero irme de aquí, por favor!

    —Lo siento, eso no será posible, ya le conté mi historia a Liam y odio repetir las cosas, pero en vista de tu sufrir creo que mereces una explicación. Tengo diferentes nombres, Liam me conoce por Hannah, Karen sabe que soy Valkeria, inclusive tu noviecito Adam me besó pensando que me llamaba Karla. Debo admitir que besa increíble —dijo ella, de quien no esaba segura cuál era su verdadero nombre, pero sí de que se ha convertido inmediatamente en mi enemiga. Traté de pensar, pero las ideas no fluían en mi cerebro en ese momento.

    —¡Libérala por favor! Ella no tiene la culpa, fui yo quien la introduje a este terrible mundo oscuro —dijo Liam.

    —No puedo, tenga la culpa o no, ya sabe demasiado.

    —¡Mátame a mí por favor! Pero deja a ella fuera de esto —volvió a decir Liam, pero sus palabras fueron como dos granos de sal echadas al mar. Ella no le hizo caso, por el contrario, dio media vuelta.

    —El tiempo te matará, no yo —dijo, y se retiró.

    —¿Qué quiso decir? —le pregunté a Liam, estaba confundida y me aturdía la cabeza.

    —Me inyectó una toxina que me quitará la vida.

    —¡¿Qué!? ¡Tenemos que hacer algo!

    —¿Qué podemos hacer? Perdimos nuestra súper fuerza, estamos en su territorio a kilómetros de algún pueblo o ciudad.

    —Tiene que haber algo.

    —De hecho hay algo que podemos hacer, pero tienes que hacer todo lo que te diga —me dijo Karen que todavía estaba en mi subconsciente, por todo este ajetreo, me olvidé por completo de ella. Como si nunca me hubiera poseído.

    —Dime —dije sin pensar que hablaba con mi segunda peor enemiga.

    —Tienes que morderte el hombro y escupirle a Liam tu sangre.

    —¿Qué? No me voy a lastimar.

    —Entonces, ambos morirán —dijo Karen y entré en un dilema, ¿qué haría? Mis instintos chocaban entre sí. Para salvarnos tendría que lastimarme, el cual, creo que vale mucho más la pena que simplemente morir. Por lo que conté del uno al tres, y después actué sin pensar. En tan sólo un instante mordí mi hombro hasta rasgar mi piel, para succionar la sangre y escupírsela a mi padre con mucho trabajo. Él al recibirla, de inmediato se puso enérgico y rompió las cuerdas que lo ataban. Miré sus ojos, eran amarillo intenso, volteó a verme y era como si no fuera él.

8

El reencuentro

    Abrí los ojos y extrañamente no había pasado nada. Juliette me veía con rabia, sé que me quería matar, o mínimo, lastimar todavía más, pero para mi fortuna, algo la detenía.

    —Aunque no lo quiera aceptar eres mi mejor opción para encontrar a Jayden. Dejemos el pasado atrás, por lo menos hasta que resolvamos esto, ¿de acuerdo? —me dijo y quedé perplejo. En esos momentos era cuando peor me sentía, una parte de mí quería que Juliette me atacara y acabara con mi vida, ¿qué pasa cuando un hombre pierde el sentido de su misión? ¿Qué punto tiene seguir viviendo? Por más que lo diga o intente convencerme, Jayden no es mi misión, sé que quiero estar junto a ella y compartir todos los momentos, pero ¿qué momentos? Yo era un cazador de vampiros y se podría decir lo mismo de ella en sentido figurado, pero no sabía ni quién era.

    Cómo sabrás, el vengar a mis padres era la energía que me despertaba cada día, pero ¿cómo vengar a unos padres que te abandonaron? Pensé que mi misión se había rotó, pero no fue así, simplemente se transformó. Seré rescatista de Upirs, ahora debo recuperar a mi Jay, traerla de vuelta, así me cueste la vida. Antes estaba dispuesto a todo por vengar a mis padres, ahora ni de chiste doy mi alma por la de ellos, pero sí por la de Jayden. Mi deseo de venganza me llevó con ella. Era irónico, la conocí por mi deseo de venganza, y por ese mismo la perdí. Yo tuve la culpa, ahora me tocaba enmendar mi error.

    —¿Adam, estás o no de acuerdo? —me recalcó Juliette, pues ya había divagado mucho en mi mente.

    —Claro, la encontraremos y la regresaremos con nosotros —dije con dificultad, pues la adrenalina comenzaba a escasear en mi cuerpo, y junto con ella el dolor de mi costilla rota incrementaba.

    —Tenemos que prepararnos antes. No sólo hacemos vampiros en este mundo subterráneo, hay otras creaturas maléficas peores a nosotros, tengo el presentimiento de que nos enfrentaremos a ellas.

    —¿Qué tipo de creaturas?

    —Hombres lobo y brujas hasta donde sabemos, aunque sentimos que no somos los únicos seres que nos escondemos. Dicen que hay quienes controlan el agua, y otras que se convierten en fuego, pero esa es otra historia. Necesitamos balas de plata bañadas con nuestra sangre.

    —¿Por qué con su sangre?

    —La plata es un conductor puro, permite que fluya la energía limpia, esta combinada con nuestra sangre, les transmite toda nuestra impureza.

    —Pero, ¿que no los licántropos también son seres malditos?

    —¿Qué no los humanos también lo son? Han creado guerras, se matan entre sí para ganar dinero. Hay leones que comen cebras e incluso plantas que comen insectos. Si lo vemos desde un punto filosófico, todos estamos malditos.

    —O en equilibrio.

    —Me gusta tu punto de vista, pero se nos hace tarde. No tenemos tiempo para preguntarnos el porqué del universo. Sígueme —me dijo Juliette y la acompañé cojeando al coche para iniciar nuestro camino, desafortunadamente mis papás también vinieron.

    —Siento mucho lo de tu costilla, bebe un poco de mi sangre para que cure —dijo Juliette y me rehusé, no quería convertirme en un Upir, no si es que hubiera otra opción, por diminuta que fuera. Habíamos recorrido más de ocho horas y sólo parado para cargar gasolina, mis padres trataban de romper el silencio cada cinco minutos, lo cual era tremendamente molesto.

    —¿Cuánto falta? —le pregunté a Juliette. Cada minuto que pasaba consideraba su oferta, pero mi orgullo era más grande, una cosa era convertirme en hombre lobo para salvar a mi Jay, y otra convertirme en Upir para dejar de llorar.

    —Vamos a la mitad del camino, no desesperes. Llegaremos cuando menos lo esperes.

    —¿Podemos parar a descansar? No sé ni a donde vamos.

    —Vamos a visitar a un viejo amigo que me debe un favor —dijo, y por fortuna, me quedé dormido la mayor parte del trayecto.

    Para cuando me desperté estaba solo en el auto, no se veían mis padres ni Juliette. Todo estaba oscuro y no se veía nada a la redonda. Saqué el celular para alumbrar y unos minutos después se me prendió el foco que lo podía utilizar para llamarles. Suena tonto, pero mi costilla rota era en lo único que mi mente podía prestar atención. Obviamente no lo pude cargar en todo el camino, por lo que se me acabó la pila en el primer tono antes de que me pudieran responder. Abrí la puerta y salí del coche. Unos aullidos sonaron a lo lejos, no podía ver nada, todo estaba completamente oscuro y se habían llevado las llaves del coche.

    —¡Juliette! —grité sin tener respuesta.

    —¡Mamá, papá! —grité otra vez, pero sólo había silencio. El único ruido que percibía era el aire moviendo las hierbas, así como el de mis pisadas. El piso era de tierra y un poco lodoso, había mucha hierba. Me sentía dentro de una película de miedo, y lo más atemorizante es que no era ficción, en este mundo si existen seres sobrenaturales que podrían matarme en un segundo.

    Los aullidos habían cesado, fueran perros o lobos, se habían callado. La única luz que se veía era el resplandor de la luna llena. Justo cuando la vi, tuve un presentimiento y corrí de regreso al coche —si es que a eso se le puede llamar correr— pero ya no estaba. Me alejé escasos metros, no podía ser verdad. Hubiera escuchado el acelerar o el movimiento, pero no, sólo estaba el rastro de las llantas, mismas que desaparecían sin explicación alguna.

    —Lo sentimos mucho hijo, si hubiera otra salida, créeme que la hubiéramos tomado, pero no existe otra opción —dijo mi padre a lo lejos, pero no lo veía, no podía. Sentí rabia al escucharlo, otra vez me habían fallado, otra vez me habían traicionado.

    —Tienen razón, pero a diferencia de ellos, yo sí deseo esto —dijo Juliette, se escuchó un trueno que segundos después iluminó el lugar por un instante y regresó la oscuridad de la misma forma, permitiéndome por un momento ver sus siluetas de forma clara. Estaban ellas; mi madre y Juliette, a lado mi padre y hasta atrás un ser de más de dos metros, podría decir que de tres, pelaje blanco y denso. Sin duda alguna, era un hombre lobo y sabía que vendría por mí. Yo era el favor que Juliette le debía, para que él los apoyara a buscar a mi Jay, tenía que ser su comida, pero no podía, daría todo por salvar a mi Jay. Lo haría si tan sólo supiera al cien por ciento que funcionaría, mi instinto me decía que sólo fracasaría. Así es que di media vuelta, y me eché a correr sabiendo que no tenía esperanza alguna.

9

Inframundo

    —Mi padre me mira intensamente con esos ojos color amarillo. Presiento que me quiere atacar, aunque no estoy segura —pensé en voz alta.

    —Estás segura, te atacará, pero tu corazón te quiere engañar. Tienes el deseo de estar equivocada —me dijo Karen dentro de mi mente.

    —¿Si sabias que esto pasaría, por qué me hiciste hacerlo?

    —Porqué era la única opción en la que nosotras podemos sobrevivir. No quiero morir.

    —¿Nosotras? Quieres decir que…

    —Papá no lo logará, pero nos salvará. Lo cual es un gran alivio —sabía que no debía confiar en Karen, una vez más me engañó para salvar su pellejo.

    —Corrección, nuestro pellejo, no olvides que escucho todos tus pensamientos.

    —¡Te odio!

    —Lo sé, no necesitas decírmelo, pero si darme el control de tu cuerpo o todo esto habrá sido en vano.

    —¡No! No te saldrás con la tuya.

    —Si no me obedeces, tú tampoco. Tu padre nos desgarrará el cuello si no hacemos algo, y el efecto de tu sangre pasará, pero el de la toxina no, morirá de todas formas. Nuestra sangre es más poderosa que la de mil vampiros y tu padre la tiene al máximo en estos instantes, un movimiento en falso y nos descuartiza.

    —Él no nos mataría, de haberlo querido ya lo hubiera hecho, llevamos más de cinco minutos platicando y sólo nos mira.

    —¿De verdad eres tan estúpida, o te haces? Han pasado cinco segundos,  el tiempo en tu cabeza es relativo. Parece mucho, pero no ha pasado nada realmente.

    —Pero…

    —No hay pero, el tiempo aquí es muy amplio, pero no lo suficiente si no me das el control, sino hacemos algo, tarde o temprano nos alcanzará.

    —¡Está bien! Pero con una condición.

    —¡Hecho! —contestó Karen y le di total acceso a mi cuerpo, no quería, pero no tenía otra opción; era eso o morir, y por más egoísta que sea, no quería morir. No ahí… por lo que la condición era que sólo se lo daría si evitaba matar a mi padre, y que buscáramos el antídoto de la toxina.

    En un instante todo se volvió oscuro, abracé con mis brazos a mi cuerpo para sentirlo, para ver si estaba soñando, o todavía estaba viva. Para mi sorpresa, no estaba segura. Sentí perfectamente el roce de mi piel, se sentía tan real, pero no había sonido, ni olor, el único sentido que tenía era el del tacto, y no sabía si realmente funcionaría, pues sólo podía sentir mi cuerpo, ¿habrá alguna pared? Extendí mis brazos para intentar tocar algo, pero sólo había un vacio inmenso. Mi cuerpo se llenaba de un temible escalofrió, ¿has sentido cuando estás solo en casa, y de repente escuchas un ruido? Así me sentía, sólo que todo era silencio, no había luz, nada… nada más estaba el miedo que me invadía, junto con la impotencia de no saber qué pasaba. La única solución lógica, era que estaba encerrada en mi mente, esperaba que Karen triunfara y cumpliera su palabra, dependía totalmente de ella.

    Ya había pasado lo que creería es una semana, no pude llevar bien el conteo de los días porque no había sol que iluminara las mañanas. No había comida, pero tampoco tenía hambre, ni sed, ni ganas de ir al baño. Eso sólo me hacía darme cuenta de dos cosas, o de verdad estaba encerrada en mi mente, o estaba en el inframundo.

    Verán, cuando Karen poseyó mi cuerpo, inmediatamente fui a la playa, de un dos por tres me encontraba con un bikini color rosa, recostada en un camastro viendo el atardecer, con micheladas que llegaban a cada hora, era feliz, estaba tranquila y en paz. Hasta que me di cuenta de que no era real, yo no me quería ir, ¿por qué lo haría? De repente, una noche me desperté en mi verdadero cuerpo, no sé cómo pasó, pero pasó, y estaba sola, sin Adam para poder abrazar y por un instante, vinieron a mi memoria todas las atrocidades que Karen había hecho mientras yo estaba en el supuesto paraíso, al cual regresé en cuanto se dio cuenta que estaba recuperando el control. Desafortunadamente ya no fue igual, tenía el mismo bikini, era la misma arena y mar, la misma vista hermosa que todos los días se ponía, pero había algo que ya no tenia, no tenia tranquilidad ni paz, sabía que ahí afuera Adam me necesitaba, sabía que mientras yo disfrutaba de una fría y refrescante michelada, Karen asesinaba. Lo acepto, yo no soy ninguna santa, he matado a miles de vampiros, pero no me podía quedar de brazos cruzados esperando que una de esas víctimas de Karen sea mi querido Adam, por lo que encontré la manera de quitarle el control.

    Heme otra vez allí, sin saber que pasaba afuera, y sin siquiera estar en el dichoso paraíso. Tal vez el plan fracasó y ambas morimos, sea cual fuese la verdad, lo único que mi mente daba, eran especulaciones, teorías mentales que me nublaban e impedían actuar. Por lo que respiré hondo, que a decir verdad no supe porque, no es como que hubiera aire allí, ¿o sí? Me coloqué en posición de carrera y corrí lo más rápido que pude. Quise escapar, sea lo que fuere, quería saberlo. Odiaba esa incomodidad de no saber nada, tarde o temprano tendría que toparme con alguna pared, con alguien que me auxilie, como pasó en el paraíso mental.

10

¿Una historia del verdadero amor?

    ¿Sabes cuáles son las oportunidades de un simple ser humano contra un hombre lobo? Para mi fortuna, una. Apenas corrí dos metros, él ya me había alcanzado, pero no me atacó. Me dijo que por más que amaba la carne humana, la sed de vengarse de Karen, era mayor, y sobre todo, la historia de amor entre dos razas diferentes. Se sentó, regresó a su forma humana y me contó su historia:

    Todo comenzó hace un par de años. William, como él se llama, fue expulsado de su clan cuando tenía apenas ocho años de edad, pensarán que era muy pequeño, que fuera apenas un niño, pero los hombres lobo, por el contrario a las creencias, sólo llegan a vivir unos 30 o 40 años por mucho, y a los ocho años están en la cumbre de la adolescencia. A los nueve años presentan un ritual para convertirse de jóvenes a hombres capaces de cazar y matar. Para este ritual se tienen que preparar un año antes, el cual consiste en ser llevado a la cima de la montaña Gust, que está en la adentrada región de Siberia, de las pocas zonas vírgenes que no han sido descubiertas o utilizadas por los humanos.

    William fue abandonado ahí cuando justo cumplió los ocho años, la preparación se trataba de que tendría que sobrevivir seis meses en aquel recóndito lugar, solo, sin suministros iníciales. La única manera para poder superar el frio intenso, era convertirse en hombre lobo, así su pelaje les brindaría calor y su instinto la habilidad para cazar, sin embargo, convertirse en hombre lobo no es tan sencillo, para empezar, tienen que tener el linaje de la tribu Volk y matar a un ser vivo, no importa si es un insecto o el abominable hombre de las nieves, pero esa montaña es tan extrema que no hay insectos, no hay lobos a esa altura, los únicos seres vivos son los de la tribu, y regularmente los niños que van a ese proceso son entre 40-50, de los cuales… sólo regresan la mitad. Es la tradición y es un sacrificio que los adultos están dispuestos a cometer con el fin de salvar a su tribu, pues la única forma de sobrevivir en ese pueblo y a esas temperaturas extremas, es convirtiéndose en esos seres. Es una maldición disfrazada de bendición, pues de lo contrario, tendrían que mudarse, o simplemente su tribu se extinguiría.

    Cuando fue el turno de William, fue con todos sus compañeros que tenían la misma edad que él. Una característica muy importante es que desconocen todo esto, ellos no saben que tienen que asesinar a su mejor amigo con el fin de sobrevivir, y así convertirse en hombre lobo. William fue muy feliz pensando que al primer momento de dificultad automáticamente obtendría su pelaje, decirlo d una manera coloquial, pero ya sabemos que no fue así. Pasaron días y ya se les habían terminado sus suplementos, caminaron y caminaron todos los días a pesar del hambre y el cansancio. Por las noches descansaban sólo seis horas, lo mínimo para recargar energías y poder llegar lo antes posible al pico de esa montaña que parecía ser interminable.

    Cuando hay escases, irremediablemente hay pelea, es una ley en la cual no importa si se trata niños o adultos. El niño con el carácter más fuerte era quien tomaba el mando en esa excursión, y en la mayoría de los casos, era a quien mataban primero, pues lo más fácil cuando algo sale mal es echarle la culpa al líder, aún cuando no tenga. Unos comienzan a decir que están perdidos por su culpa, otro que debió de racionar más la comida. Comienzan inventar excusas y pretextos de un pasado que no podrán cambiar, en lugar de enfocarse en el futuro. Después de las excusas siguen los insultos y las groserías, para posteriormente, las peleas cuerpo a cuerpo hasta morir, lo cual resulta bastante simple, tomando en cuenta lo debilitados que se encuentran por la larga travesía, condiciones del clima y falta de alimento.

    Dicho y hecho, los compañeros de William comenzaron a hacerle montón al líder hasta que este dejó de respirar, inmediatamente el niño que logró darle el último golpe se transformó en hombre lobo, y los demás asombrados, captaron casi de forma inmediata y natural lo que sucedía, tienen que matar a otro para convertirse en hombre lobo y así sobrevivir. Es cuando instinto puro de supervivencia nace, y es cuando se dan cuenta que fueron engañados, que no hay nada hasta arriba de la montaña, es una vil matanza para convertirse en hombres, al menos los que logran sobrevivir.

    Unas semanas después de aquella excursión a la que fueron para convertirse en hombre lobo, el pequeño William regresó a la aldea solo.

    —¿Y tus compañeros? —le preguntó el anciano y sabio líder de la aldea.

    —No lo lograron, sólo yo sobreviví a aquella tormenta.

    —¿Tormenta? En estas temporadas no hay tormentas.

    —Entonces lo que temía era cierto, nos mandaron allí para pelear entre nosotros.

    —Eres muy listo para tu edad, ¿qué pasó con los demás?

    —Los maté.

    —¿¡Pero por qué!? Sólo debías matar a uno para completar la maldición y poder hacer tu transformación, ¡no a todos!

    —Perdí a mi hermano mayor hace tres años cuando él estuvo en ese proceso, me dijeron que fue por una tormenta de nieve —dijo William con lagrimas en los ojos, pero con su mirada firme y el ceño fruncido.

    —Así es, no deben saber a qué se enfrentan, de lo contrarío irán preparados. El valiente muestra su verdadera valentía ante lo desconocido.

    —Y ahora mataron a Yexi, esta vez lo vi con mis propios ojos. Mi gran amor y nuestra líder, por eso de coraje asesiné todos y cada uno.

    William finalizó su historia y me dijo:

    —Fui el primero dentro de cientos de años en esa tradición que asesinó a todos sus compañeros, por eso me desterraron, me temían y no me arrepiento Adam, lo volvería a hacer, y sé que tu harías lo mismo por Jayden.

    —Así es, siento mucho escuchar eso de Yexi —contesté con empatía, comprendía su dolor.

    —Sé que quieres ser hombre lobo para poder combatir a la altura a los vampiros.

    —Sí, pero no poseo sangre de la tribu Volk, mejor así —respondí desanimado. William me dijo que no podría pelear con la costilla rota, me pidió que aceptara beber de la sangre de Juliette para poder sanar y así ir de una vez por todas por Karen. Me costó trabajo, pero acepté con la condición de que fuera sólo una gota.

11

La pérdida

    Tuve una pesadilla que me despertó de golpe. Cualquier persona se pondría otra vez a dormir pensando que fue eso, un simple, pero mal sueño, sin embargo, en mi caso los sueños son premoniciones, es lo que siempre he odiado de ser el oráculo.

    Había pasado más de cien años sin tener un solo sueño. Las personas que acudían a mí, me preguntaban y les contestaba lo que querían oír. Mi más grande acierto fue con aquel joven que reinventó los coches y ahora quería colonizar Marte. Mi pesadilla se trataba sobre Liam, extrañamente iba navegando en ese barco llamado la gallega, cuando se prende en llamas y muere junto con sus tripulantes. No sabía que significaba, pero tenía el presentimiento de que estaba en peligro. Regularmente al ser oráculo, sólo me dedicaba a decir a los otros que deben hacer. Era algo así como una guía espiritual, siempre ponía a los demás a actuar, pero jamás lo hacía yo, no obstante, me parece que llegó la ocasión de que esto tenía que cambiar, pues no había nadie más que me pudiera apoyar, por lo qué me levanté y me cambié esa túnica por unos jeans y una blusa cómoda.

    El mundo estaba cambiando y mi deber siempre ha sido regresar el equilibrio. Es lo que diría si de verdad cumpliera con mi obligación, pero para que te engaño. Lo que de verdad quería era ver a Liam, era lo único que me importaba en esos momentos. He vivido tanto y por lo cual he visto demasiado sufrimiento, he presenciado como la historia se repite una y otra vez aproximadamente cada 100 años. Lamentablemente la lucha del poder es interminable y los regímenes sociales sólo van cambiando de mal a peor, luego mejoran, pero al final vuelven a decaer, es un ciclo que parece no tener fin, de lo único que sí estoy segura, es que he sido el peor oráculo que la humanidad ha tenido.

    Tomé la llave para sacar el báculo que juré proteger, sé que era mala idea, no debería de usarlo, pero era la única manera de poder salvar a Liam, o eso es lo que pensaba, sin embargo, me dio un infarto al ver que no se encontraba ese bastón donde lo había escondido, claro que no me hizo nada, no me mató, pero ahora ya estaba vuelta loca. Verás, hace más de doscientos años que no lo uso y no lo he tomado desde aquella ocasión, yo era la única que tiene la llave, pues en manos equivocadas podría resultar desastroso. Dentro de ese baúl no había nada más, por lo que empecé a buscar por todo mi cuarto, desde debajo de la cama hasta arriba del ropero, cada rincón por más diminuto que fuera, pero nada, era imposible que alguien lo hubiera tomado y es de un metal muy resistente como para que se haya desaparecido.

    En esos momentos de tensión es cuando te preguntas, ¿por qué a mí? Como si el problema fuera la destrucción del planeta, claro, en mi caso al perderlo, podría resultar en eso.

    Me dio tanta rabia y tenía tanto coraje conmigo misma. Tal vez si le hubiera puesto más atención, si hubiera sido un poco más responsable, no tendría esta preocupación, pero el hubiera no existe y tenía dos opciones: o me quedaba paralizada sin hacer nada, o me ponía a actuar para enmendar mi error. No tenía ni idea por donde comenzar, pero lo haría con mi sueño. El báculo empezó con Liam hace cientos de años, no creía que fuera casualidad que después de soñar con él, se me haya extraviado. Realicé un par de llamadas y mi destino era Colombia, cómo Oráculo, sabía lo que pocos conocen, y si Liam está allá, estaba cien por ciento segura que estaba en aprietos.

12

Sobreviviendo

    —Miren que bonitos se ven intentado escapar, ¿saben que en cualquier instante que desee puedo prenderlos en fuego verdad? —dijo Valkeria con tono burlesco cuando Liam y Jay… perdón, Karen, se iban a enfrentar cuerpo a cuerpo después de liberarse con la ayuda inconsciente de Liam.

    —Yo qué tú, no lo haría. Sabes que al quemarnos tardaremos minutos, tal vez horas en morir. Mentras sean nuestros últimos minutos, créeme que nos encargaremos de que sean también los tuyos —dijo Karen con firmeza mientras estaba en posición de guardia entre Liam y Valkeria, ella se quedó pensativa, nunca había pensado en esa opción, porque nunca la había tenido que ocupar. A veces los planes por más extraordinarios que puedan verse, ya en la práctica son ineficientes como en este caso.

    —Dame el antídoto en este instante y te perdonaremos la vida.

    —No, ¿crees que por haberte zafado tienes el control? No es así —respondió Valkeria con temor, ese miedo se escuchaba al articular sus palabras, y Karen lo percibió al instante.

    —No estás en posición de exigir. Por tu expresión, siento que es la primera vez que se escapan los prisioneros, ¿cierto?

    —Sí, que diga no, tal vez… lo qué quiero decir, es qué sí es la primera que se escapan, pero ¿me creen tan tonta como para no tener un plan b? —Valkeria quería intimidar, pero era pésima actriz. Liam luchaba contra sus instintos mientras ellas discutían, por lo que no atacaba, pero estaba a punto de.

    —Karen, no podré resistirlo más, en cualquier momento iré por ustedes y les despedazaré el cuello, es mejor que se vayan —dijo Liam con un tremendo esfuerzo.

    —¿Qué dices, hacemos una pausa a nuestra discusión y lo retomamos más tarde?

    —¡Esto no es una salida a tomar café que podamos posponer Karen, ya te dije que tengo un plan B y lo voy a hacer!

    —¡Y yo ya te dije que en tu plan B, todos morimos, incluyéndote! —gritó Karen y tenía razón, tenían que escapar de Liam y no podían pensarlo más, cada segundo podría definir si su cabeza sería arrancada.

    —No puedo dejarlas ir —Karen, por primera vez dentro de mucho, mucho tiempo sintió miedo, desesperación, pues por un lado Liam se encontraba a nada de asesinarla, y por el otro, Valkeria estaba decidida en hacer lo mismo, así fuera suicidio.

    Sintió desesperación. En ese momento odió el haber poseído a Jayden, pues de no haberlo hecho, no sentiría esa angustia y seguramente no estaría allí, sin embargo, esa misma ansiedad la hizo actuar. No sabía si tenía la razón, pero era intentar algo o morir. Por lo qué Karen tomó un sorbo de aire para llenar sus pulmones, así como agarrar energía y con su pie le lanzó un puñado de tierra a Valkeria, ella no pudo hacer otra cosa más que taparse los ojos, aunque su esfuerzo fue en vano, pues las partículas de tierra lograron entrar y ahora le ardían. Por otro lado estaba Liam, que al sentirse atacado indirectamente se impulsó hacía Karen para derribarla e intentar matarla.

    Karen no había pensado en como huiría de Liam, por lo que tuvo que enfrentarlo, de hecho más que enfrentarlo, interponerse para evitar su letal mordida. La fuerza de Liam era increíblemente fuerte, Karen apenas y podía defenderse de él. Con sus dos brazos trataba de apartarlo, pero segundo a segundo, Liam se acercaba más a ella, eso era inevitable. Lo único que ella podía hacer era resistir un poco más.

    Pensó que era su derrota, sintió lastima por Jayden, pues no iba a poder cumplir su promesa, o tal vez, la forma de salvar a Liam sería sacrificándose ella misma y dejándole al destino que encontrase la cura a tiempo, pero no podía dejarlo en manos del destino, ¿quién en su sano juicio haría eso? Eso es de cobardes. Pensó Karen y tomó el último aliento, no se iba a despedir del mundo sin dar la última batalla. Con su codo logró darle un derechazo a Liam, lo destanteó. Karen se levantó y echó a correr, Liam fue tras ella. Su velocidad había incrementado con la sangre de Jayden, por lo que no tardó ni un minuto en atraparla y esta vez no vaciló, sus colmillos fueron directo a su cuello y se encajaron con total suavidad que Karen tuvo que ceder. En un instante quedó inconsciente, mientras Liam bebía de su sangre, lleno de placer.

13

Buena suerte

    ¿De verdad tenías que traer tanto? —le pregunté a mi madre mientras estábamos en la sala de espera del aeropuerto, pues viajó con tres maletas sólo de ella, y la aerolínea perdió una.

    —No sabemos cuánto tiempo vamos a pasar, tenemos que estar preparados.

    —¡No sabemos cuánto tiempo Jayden pueda soportar! No puedo quedarme a esperar una estúpida maleta. Cuando la encuentres, alcánzame.

    —¡Hey, no te puedes ir todavía Adam! Venimos juntos, y juntos nos vamos. Avelina, esperaremos 20 minutos, y si tu maleta no aparece, seguiremos nuestro viaje —interrumpió Juliette.

    —No estoy de acuerdo, un minuto de demora puede ser letal para Jayden. Yo me voy —repliqué.

    —Concuerdo en tu prisa, pero una sola persona no la salvará. Tienes que esperar, te guste o no —dijo William y no me quedó otra opción más que aguantar con cara de enfado.

    Me senté en el piso recargándome en la pared, estaba tan enojado que se me nubló la mente. Vi a la gente pasar como si fueran sombras, siluetas con rumbo horizontal como si fueran los dibujos extras de un episodio de anime. Me quedé en silencio mientras veía como la gente pasaba y pasaba, unos corriendo por el temor de perder su vuelo, otros tan tranquilos que inclusive se detenían para hacer una larga fila, y comprar un simple café por el precio de tres, ¿Pensé en cómo podría lograr esa paz? Me di cuenta que mi enojo no iba a causar absolutamente nada, no haría que el tiempo se adelantara, ni que la aerolínea encontrara la maleta de mi madre. Me levanté, y antes de poder dar tres pasos, tenía la garra de William en mi hombro.

    —Dije que esperemos.

    —Lo sé. Voy por un café, ¿quieres uno? —le respondí a William con sorpréndete serenidad. Él se quedó perplejo. Con la historia que me contó, logramos hacer una pequeña conexión, sin embargo, el ambiente durante el viaje fue muy tenso. Siempre estuvo cerrado y ahora sería la primera vez que se sentía empático, pero sobre todo, la primera vez que alguien fuera amable con el hombre lobo después de muchos años.

    —No, ve por el, y en cuanto lo tengas nos vamos —me respondió a pesar de que sí quería el café, pero pudo más su orgullo. Me formé, y había más de veinte personas delante de mí. Por lo qué saqué el celular y comencé a jugar el clásico de la viborita.

    —¡Jayden! —Entré en estado de alerta y volteé por todos lados, la trabajadora gritaba el nombre de Jayden para poder entregarle su café, pero no se veía ella, ni siquiera se acercaba por el café. Pensé que ya estaba delirando, ¿sabes cuantas Jayden hay en el mundo? No es un nombre común, pero siendo millones de personas que habitamos este increíble planeta, por más extraño que sea tu nombre, será muy raro que sea el único.

    —¡Jayden! —volvieron a gritar y di un pequeño vistazo, pero entendí que tal vez simplemente era mi mente que jugaba con mi malestar. Donde sea que estuviera Jayden, sabía que no era ese lugar.

    —¡Jayden Helms! —esta vez gritaron su nombre completo y el corazón a latirme tan fuerte como nunca, no podía ser un error, no quería que lo fuera. Se acercó una mujer alta de pelo rubio, que definitivamente no era Jayden, al menos no la Jayden que conocemos, dijo que sentía no haber escuchado antes su nombre, tomó el café, dio media vuelta y caminó para apartarse.

    Tomé nuevamente el celular, esta vez para mandarle un mensaje a Juliette, que era el único número que tenía. Le dije que iba a dar una vuelta, que no me siguieran, y enseguida rompí la fila para seguir a la Jayden de cabellos dorados. El aeropuerto no estaba a su máxima capacidad, pero había gente por todos lados, lo que me hizo más fácil pasar desapercibido y más difícil de enfrentarla. Ella dio vuelta a la derecha en un pasillo angosto donde había menos personas, aproveché para acercarme a ella. Le toqué el hombro, y mientras daba media vuelta para ver quién era, la tomé de la cintura y le robé un beso, un beso que ella extrañamente respondió como si conociera mis labios. Acerque mi mano a sus mejillas para tocarla delicadamente, y ella se separó para darme la cachetada más escandalosa, el sonido de su palma con mi cachete resonó por el pasillo, en menos de un minuto estaba rodeado por los guardias de seguridad.

    —Tranquilos, es mi novio, estábamos discutiendo y me sobresalté, ¿se pueden retirar por favor? —dijo ella, hubo un brillo en sus ojos, y los oficiales se retiraron sin hacer ninguna pregunta.

    —¿Cómo lo hiciste Jay? Y, ¿cómo cambiaste de cuerpo? —pregunté súper confuso.

    —No soy Jayden.

    —Pero, tu café…

    —Este vaso no es un acta de nacimiento, es increíble cómo se creen todo sin tener o realizar un poco de análisis.

    —Entonces, ¿quién eres y cómo conoces a Jayden?

    —La que hace las preguntas soy yo. Viste como hice que los guardias se fueran, puedo volverlos a que te apunten en segundos si así lo deseo. Cuéntame tú, ¿cómo conoces a Jayden y por qué la buscas? —preguntó la falsa Jayden y hubo otra vez ese pequeño brillo en sus ojos. Le conté de pie a pa toda la historia; desde la traición de sus padres, el remordimiento que tengo con Jayden, así como mi deseo de salvarla y vivir felices por siempre.

    —Te tengo buenas noticias, en este caso seremos aliados. También busco salvar a Helms, más específicamente a Liam. Mucho gusto en conocerte, soy Brenda, mejor conocida como el oráculo.

14

Bienvenidos

    Liam bebía de la sangre de Karen, dejó de pensar para dejarse llevar totalmente por su instinto animal, sólo sentía ese jugoso líquido y nada más, se olvidó inclusive de que estaba a unos minutos de matar a su propia hija. Karen, por obvias razones no reaccionaba, y Jayden seguía perdida en el limbo de su mente. Liam prosiguió hasta que se encontraba satisfecho, entonces dejó su cuerpo tirado y se adentró en la jungla. Eso obviamente pudo ser letal para Karen. Valkeria sabía que tenía dos opciones, enfrentar a Liam o echarse a correr y salvar su vida, ¿tú que hubieras hecho? La misión de eliminar a Liam se cumpliría puesto era cuestión de tiempo que la hierba de Cattleya hiciera su trabajo, era preferible regresar y buscar los cadáveres, que simplemente no poder volver, ni tampoco irte, ni siquiera sonreír o temer, porque tu cuerpo ya estaría inmóvil, sin vida.

    En menos de unos diez minutos Valkeria ya se encontraba en la base con sus hermanas, las cuales eran no parecidas, sino idénticas a ella.

    —¿Por qué vienes corriendo, y por qué tienes toda la frente llena de sudor? —le preguntó la que pareciera ser la líder, no porque fuera más grande o con mayor experiencia, pues de aspecto físico era realmente igual a Valkeria, podría jurar que eran gemelas, si es que todas no fueran también como ella, con las mismas facciones. El punto es que su uniforme era lo único que las diferenciaba, era más militar, y a la vez un poco ejecutivo.

    —Lo siento, me tendieron una emboscada y escaparon.

    —¿Qué? Eso es inaceptable. Estaban amarrados, tú única misión era quemarlos, ¿por qué no lo hiciste?

    —Sabes que nunca he fallado, yo…

    —No te pregunté eso ­—le respondió con tono fuerte.

    —Lo siento, estaba por quemarlos cuando Jayden le escupió su sangre a Liam, él extrañamente tomó súper fuerza y rompió las sogas con la que estaba amarrado, enseguida desató también a Jayden y entonces intervine, les dije que los quemaría si intentaban escapar.

    —No quiero escuchar más. Sabes que odio a las personas que hablan y no actúan —dijo la Valkeria líder, desenfundó de su saco una pistola, apuntó a la Valkeria rebelde y disparó para matarla.

    —Cinco y ocho, limpien este desastre. Quince y veinte, busquen a Liam y a Jayden, tráiganlos sin vida o no regresen.

    —Sí, Val —dijeron las cuatro mujeres al unísono. Su voz también era la misma, por lo que se escuchó como si sólo una hubiera respondido. No sabemos qué tipo criatura son, pero por lo visto tiene un gran ejército de clones, por así decirlo.

    —Mi capitana, acaban de llegar un grupo de vampiros, un humano y un hombre lobo, ¿qué hacemos?

    —Ya saben qué hacer. Denles la bienvenida, esta vez no se pongan a jugar o a platicar por favor, no quiero una sola equivocación, ¿entendido?

    —Sí, eso haremos.

    —Harás, esta vez nadie te puede apoyar.

    —Pero son varios vampiros y un hombre lobo, usted sabe que la Cattleya no funciona en hombres lobo, brujas, ni humanos.

    —Acabamos de perder a una de ustedes por su ineptitud, ¿quieres ser la siguiente?

    —No mi capitana, me pongo en marcha ahora mismo.

    —Gracias once, por favor notifícame cualquier avance.

    —Así será —dijo Once y se marchó de la vista de la verdadera Valkeria. Temblaba y no sabía cómo iba a poder enfrentarse contra un hombre lobo. Los hombres lobo por más fuerza, destreza y ferocidad que puedan presentar, son animales de manada, no te atacarán sin razón alguna, sólo lo harán por tres motivos; estás invadiendo su territorio, los estás atacando, o quieren que seas su comida, ¿qué hacia un hombre lobo con vampiros? Se preguntó Once todo el tiempo mientras iba en camino a recibirlos.

    No tenía ningún plan para poder enfrentarlos, y debía hacerlo rápido, pues Valkería no quería un espectáculo. No tenía armas, ni apoyo, ni ninguna idea loca que pudiera funcionar. Supuso que tenía que improvisar, de hecho ya estaba a dos minutos de la entrada al parque nacional. Como era un Parque protegido, sólo se podía acceder por una entrada, si es que no deseas perderte y morir en el intento, claro está. Once se bajó de la moto y la escondió unos metros antes, supuestamente todo el recorrido era a pie, y es que de esa forma podían hacer tiempo y aprovechar el mejor momento para sorprender a los vampiros. Si sólo eran simples humanos, entonces aceleraban la guía turística y se acaba el recorrido.

    —¡Bienvenidos! Soy Vale y seré su guía turística, antes de comenzar les recuerdo que el recorrido es de veinte días, contamos con todos los insumos de alimentos y salud para hacer de su estancia una experiencia inolvidable, ¿tienen alguna duda antes de empezar el recorrido? —dijo Once a Adam y sus acompañantes.

    —Sí, ¿cómo nos juntamos con el grupo anterior a nosotros?

    —Eso no es posible, cada grupo tiene un recorrido individual y de hecho por el momento son el único grupo activo. Respondió cordialmente Once, extrañamente no demostraba el miedo que sentía en ese momento.

    —Tenemos prisa y sabemos que vinieron dos personas antes de nosotros hace un par de días, necesitamos verlos por favor. Es de vida o muerte.

    —Si me permiten puedo revisarlo con mi gerente, pero estoy segura en que deben de ser los únicos en el parque, es temporada baja y no recuerdo haber dado entrada a ninguna pareja.

    —¿Por qué mejor no le llamas y que venga tu gerente? —preguntó Adam con furia y estaba por echar el plan a perder. No sabían quién era ella realmente, el que ocultara a Liam y Jayden significaba que sabía algo sobre ellos, de lo contrario, ¿por qué negar que había alguien más? Para la fortuna del grupo, intervino William:

    —Discúlpelo Valeria, acaba de terminar con su novia porque le pusieron los cuernos con su mejor amigo. En este viaje, ella iba a venir con nosotros y la muy ingrata le dijo que no se lo iba a perder sólo porqué terminaron, pero se adelantó y sólo queremos encontrarla —Adam se molestó, pero no dijo nada. William estaba tomando el rol de alfa en el grupo.

    —No se preocupe, lo siento mucho. Sé por lo que está pasando y créame que esta estancia le hará olvidarla —respondió muy amablemente Vale, obviamente ella sabía que todo eso era mentira. Sabía que efectivamente venían por Liam y Jayden, pero ellos estaban prófugos, y gracias a la planta Cattleya, no faltaba mucho para que murieran, sin embargo, Vale tenía que actuar lo más rápido posible para matarlos, no simplemente por las ordenes de Valkeria, sino porque Liam suelto era un peligro, ¿qué pasaría si Liam se les presenta? Sería su fin.

    —Acompáñenme por favor. Les daré la cabaña Suite para que su amigo, en conjunto de ustedes la pasen increíble. Tómenlo como cortesía de la casa —dijo Vale. Ya se le había ocurrido un grandioso plan para derrotarlos, tenía mucho miedo, y en el fondo no lo deseaba, ¿serías capaz de asesinar a alguien sólo por el hecho de que son vampiros u alguna creatura demoniaca? A pesar de que en este caso, ¿también lo seas? Vale no tenía nada en contra de ellos, era más bien por resguardar el tesoro que guardaba la región, y no tenía otra opción; juró proteger esa área, así como a sus hermanas, con su vida.

15

Huyendo

    Liam, quién todavía se encontraba con la adrenalina al máximo, corría sin dirección. El bosque parecía un laberinto, era tan extenso y lleno de vegetación que por lo visto sólo estaba dando vueltas. Los efectos de Cattleya estaban surtiendo efecto, pues se sentía cada vez más cansado. Empezó a sentir los hombros pesados y la pierna derecha comenzaba a dejar de responder, por lo que ya no corría, sino cojeaba todavía sin destino. Si te quitaran el razonamiento, ¿qué harías? ¿Qué es lo que verdaderamente harías si sólo tuvieras tu instinto natural y nada más? Claro que me refiero al instinto animal, el de supervivencia. Podrás ir en un lamborghini a 350 km/h, pero si no tienes las manos sobre el volante para elegir la dirección, te estamparás contra una pared sin que te des cuenta, eso le pasó a Liam, claro… en sentido figurado, no sé estampó ni siquiera con algún árbol, pero se desmayó dónde comenzó su huida, a escasos metros de Karen.

    Karen se encontraba muy débil, abrió un ojo y vio que un sapo estaba a centímetros de ella. Estiró lentamente su brazo, no por intentar no espantarlo, sino porque era lo más rápido que podía moverlo. Atrapó al pobre anfibio y se lo llevó a la boca para drenarle la poca sangre que poseía, la cual le  dio  un poco de fuerza para por lo menos poder arrastrarse. Tardó lo que parecieran años para ella, pero por fin logró llegar a donde estaba Liam tumbado, ya sin energía.

    —Lo siento padre —dijo Karen y le clavó sus colmillos en su pecho, todavía estaba agotada para poder moverse un poco más hacía el cuello. Funcionó, en menos de un minuto ya tenía la energía como si no le hubiera pasado nada y se detuvo. Todavía tenía que encontrar el antídoto para salvarlo. Lo levantó y lo cargó en sus hombros como si fuera un costal para sacarlo de ahí, y llevarlo a… en cuanto tenía a Liam arriba de su espalda, se dio cuenta que no sabía a dónde ir.

    —¡Déjalo ahí y ríndete! —le gritaron las hermanas llamadas, o mejor dicho nombradas Quince y Veinte a Karen, quienes estaban a escasos metros de ella.

    —No sabía que tenías una gemela, pero no importa, ya te derrotamos una vez y lo haremos de nuevo. Te sugiero darnos la cura si no desean morir.

    —No somos las únicas. Estás loca si accederemos a tus demandas, no estás en posición de exigir —respondió ferozmente Veinte y de un intento corrió hacia con Karen dispuesta a noquearla, pero no contaba con que ella estaba en su máximo esplendor y esquivó su puño con toda tranquilidad mientras le regresaba un gancho al estomago, que la dejó tumbada de dolor.

    —Sé que eres inteligente y deseas vivir, yo sólo quiero me den el antídoto de Cattleya para largarme de aquí. No quiero problemas, ni lastimarlas.

    —Es que no hay cu… —fue todo lo que logró decir Quince, pues había recibido un balazo directo a la cabeza, que hizo muriera al instante.

    —Siento que hayan visto eso. Tal vez tendrías oportunidad con ella y la  mediocre de Veinte, pero no con todas nosotras —dijo la verdadera Valkeria, que a lo lejos se veía cada más clara con cada paso que daba, y a su vez, también su ejército, que parecían ser más de cincuenta, mejor dicho cien, o ¿doscientas? Se veía el comienzo de ellas con su líder, pero no el fin, no sabían a cuantas se tendría que enfrentar, lo qué si sabía, es que era una batalla suicida.

    —Ahora es mi turno. Lo único que queremos es que nos dejes en paz, pero no te podemos dejar ir con todo lo que sabes, la pregunta es, ¿morirás por las buenas, o por las malas? Si es por las buenas, prometo que haremos una estatua en tu honor —dijo Valkeria con total seguridad, pues sabía qué tenía las de ganar.

    —Lo único que sé, es qué no moriré hoy —dijo Karen. Dejó en el suelo a Liam, ya que no podía servir de apoyo en estos momentos y corrió para atacar a .Valkeria, pero sus súbditas se interpusieron y la acorralaron. De varios golpes, noqueó y se deshizo de algunas, pero tan pronto había noqueado a una, llegaban dos más. Hasta el punto que las Valkerianas la tenían inmovilizada, pues la sujetaban mas veinte al mismo  tiempo de pies a cabeza. Valkeria se acercó lentamente.

    —Te lo preguntaré una última vez, creo en las segundas oportunidades, pero no en las terceras, ¿cómo deseas morir? —Karen apenas podía respirar, por lo que se le dificultaba hablar.

    —Escuchaste lo que te dijo, no morirá hoy —escuchó Valkeria a lo lejos y sintió un gran ardor en la cara, era William ya transformado en hombre lobo, gracias a su oído súper desarrollado, escuchó el conflicto a kilómetros y llegó tan pronto pudo. Dio un zarpazo a las Valkerias que agarraban a Karen y estas volaron metros para dejarla libre. Evidentemente ella no sabía quién era William, pero le salió un simple gracias, y se puso en posición de ataque con las demás Valkerias que no dudaron en ir a por ellos, pero a pesar de su gran ventaja en cuanto a número, no eran rival para William, pues este entre mordidas y arañazos las iba eliminando una por una, inclusive de a dos algunas veces.

    Así estuvieron por más de quince minutos y lo que era el campo de batalla, ahora era un cementerio. William ya se estaba cansando, el convertirse en hombre lobo le da mucha fuerza, agilidad y otros poderes sobre sus rivales, pero todo tiene un precio, y era agotador. Por fortuna, unos minutos más tarde llegó Adam, quien en lugar de ayudar, corrió a abrazar a Jayden, en cuanto la vio se olvidó de la pelea a la que llegaba, y sobretodo que no se trataba de su amada, sino de Karen. Por otra parte, se unieron a la batalla los padres de Adam, Juliette, Karla y el oráculo.

    —¡Esperen! —le ordenó Valkeria a sus súbditas y estas se detuvieron junto con los demás, claro, sin dejar perder su posición de guardia, no sabían que pasaba ni porque había detenido la batalla. Era claro que no era por retirada, a pesar de que el lugar estaba bañado en sangre de Valkerianas, todavía no habían perdido, pues nunca dejaron de llegar más y más guerreras.

    —¿Qué haces aquí? —le preguntó Valkeria al oráculo.

    —Vengo a rescatar a Liam, y no importa si te tengo que matar cometerlo.

    —¿Arriesgas tu destino por un simple vampiro? —preguntó Valkeria desconcertada.

    —¿De qué hablas? No te entiendo.

    —Tú eres el oráculo blanco, el oráculo que representa el bien y la paz. No deberías presentarte en una batalla salvo sea la última opción para llegar al orden mundial.

    —¿Cómo sabes eso? —respondió Brenda perpleja. Bien era cierto que ella era el oráculo, fue algo que no pidió, pero que el destino le concedió, sin embargo, muy escazas personas saben realmente este titulo de ella, y mucho menos tan especifico.

    —Porque yo también lo soy, pero tu opuesto. Tú eres el yin y yo el yang, yo traigo caos al mundo. La profecía dice que tú y yo debemos coexistir, no matarnos  entre sí.

    —Chicas, retírense por favor. Agradezco su apoyo a la causa —dijo Valkeria y su ejército dio media vuelta sin cuestionar. Tanto ellas, como Karen y su equipo se encontraban totalmente confundidos, ¿de verdad así acabaría la batalla? ¿Tanta sangre derramada para nada?

    —Antes de que sea más tarde, y en vista que ahora somos tus aliados, ¿nos puedes dar la cura por favor? —Karen Interrumpió el silencio, pues sabía que podrían haber ganado la batalla, pero no la guerra si no hacía que Liam sobreviviera.

    —Nunca dije que somos aliadas. Liam tendrá que morir, así como tú también lo harás cuando Cattleya surta por fin efecto.

    —No lo puedo permitir —se interpuso Brenda a Valkeria.

    —Está fuera de nuestro control. No existe una cura o antídoto. Lo hecho está hecho, es cuestión de tiempo que mueran.

    —¡Tiene que haber alguna cura! —gritó Adam, no veía un mundo sin el que Jayden estuviera en el.

    —Lo siento, ¿por qué haríamos alguna cura sobre lo que queremos matar? Es ilógico, por otra parte, Liam y Jayden, así como ustedes, conocen ahora esta área que juré proteger. Lo siento mucho, pero deben de sacrificarse por el bien del mundo. De lo contrario, el caos se desatará y será el fin de todos. Es el sacrifico de pocos por el beneficio de muchos.

    —¿Estás demente? —preguntó Juliette, ¿cómo era posible que mandar su ejército a descansar, después les dijera que de todas formas tendrían que morir y lo peor de todo, que aceptarían hacerlo? Claramente le faltaba un tornillo a Valkeria.

    —Tiene razón —dijo Brenda y todos quedaron perplejos, ¿cómo era posible que aceptara?

    —He visto esta situación es mis visiones, no hay otra opción. Somos siete contra los millones de seres en el mundo, hemos vivido más que suficiente. Es un sacrificio que el planeta necesita, y estoy dispuesta a cometer. Quien esté de acuerdo, que se acerqué con nosotras para poder llevar a cabo el ritual —reiteró Brenda, ahora se encontraba frente a frente con Valkeria. Nadie dio un paso hacia adelante, era evidente que nadie quería morir. Así tuvieras miles de años, el aferrarnos a la vida, por muy buena o mala que sea, es lo que nos hace sobrevivientes.

    —Entiendo, entonces lo haremos por las malas —Brenda sacó una daga de su chamarra, la cual agradeció haberla hecho de un fragmento del báculo que extravió, extendió su mano izquierda y con la derecha hizo un pequeño corte sobre su palma.

    Todos estaban con la boca abierta, no podían creer que Brenda se pusiera en su contra, pero sobre todo, no sabían que iba a suceder, ¿iba a decir unas palabras mágicas y entonces ahora todos caerían inconscientes ya sin vida? Brenda cerró los ojos, dio media vuelta a la daga, como si la sostuviera mal, puso sus manos en forma de rezo y las llevó a su pecho. Colocó la daga al revés, pues de lo contrario se la hubiera clavado ella misma, pero ¿no era eso lo que quería, sacrificarse? Dio un breve respiro, y de inmediato movió su mano a toda velocidad para enterrar la daga en el abdomen de Valkeria, con su otra mano, cortada y llena de sangre, apuntó hacia Karen. Hubo una luz deslumbrante que nubló la vista de todos. Cuando por fin desapareció, todos recuperaron la vista. Se percataron que Karen, Brenda y Valkeria, estaban inconscientes en el suelo.

    —¿¡Qué hiciste!? —preguntó Adam con lágrimas en los ojos a ver el cuerpo de Jayden inmóvil. Brenda abrió lentamente los ojos y dijo:

    —Tranquilo, hice un ritual para regresarle a Jayden su cuerpo, Karen ahora posee el cuerpo de Valkeria.

16

¿Un final feliz?

    Entre todos, llevaron los cuerpos de Jayden, Valkeria y Liam a una pequeña cabaña que William vio en el camino. Ya habían resuelto regresar a Jayden su cuerpo, pero no todo estaba ganado, faltaba el antídoto para Liam, y aunque Valkeria dijo que no existía, necesitaban esperar a que Karen despertara para ver si era cierto, o sólo  mentía. Por esa razón, Adam tuvo que esperar y guardar sus deseos de matar a Karen, podía hacerlo tan sencillamente, pues se encontraba inconsciente, pero entonces Brenda lo aniquilaría, además de que estaba en deuda con ella, pues le debe que por fin Jayden recuperara su cuerpo.

    —¿De verdad creen que este lugar es seguro? El ejército de Valkeria está en esta zona, cuando vean que ella no regresa, sentirán que algo va mal.

    —Tenemos a Valkeria, ellas no podrán actuar sin las órdenes de su comandante —respondió el oráculo.

    —Con todo ese ejército, ¿no sería conveniente matar de una vez a Karen? Siento que ella puede utilizarlo en nuestra contra —añadió Adam a la conversación.

    —No, no es conveniente hasta que Liam esté mejor, y punto —finalizó Brenda con tono cortante.

    Pasaron dos días y ninguno de los tres despertaba, los pulsos de ellos eran muy bajos, por lo que creyeron que ir con el ejército de Valkerianas sería la mejor opción. Seguramente al ver que tenían a su reina, harían un trueque, el antídoto en cambio de su líder, era un trato justo, pus ellas no sabían que su líder ya había muerto, que su ser se encontraba en su subconsciente sin poder salir.

    —Iré yo solo, entre más vayamos puede ser más arriesgado, tal vez ellas ya sepan que la tenemos y están esperando el momento de recuperarla —dijo William y salió de la cabaña en busca de alguna valkeriana. De inmediato olfateó y sabía hacia dónde dirigirse. En menos de tres minutos ya estaba afuera de un edificio que pareciera ser muy antiguo, pues en todas sus paredes había escritos como jeroglíficos, sin embargo, tenían una gran puerta de madera. William sin dudarlo tocó tres veces, esta se abrió de inmediato y una valkeriana apuntaba con una metralleta a su cabeza.

    —Vengo en son de paz, no les haré daño —dijo William con las manos apuntando al cielo indicando que se encontraba indefenso.

    —Querrás decir, más daño, pues ya provocaste suficiente. Pasa —dijo y dejó de apuntarle.

    —Gracias, lamento mucho lo sucedido estos días, venimos solamente por Liam y Jayden. Si nos otorgan el antídoto, nos iremos lo antes posible como si nunca hubiera pasado nada.

    —¿Y si no?

    —Si no, lamentablemente mi equipo tendrá que hacer justicia de ojo por ojo, si no regreso con el antídoto, y aún, si ni siquiera regreso dentro de una hora, asesinarán a Valkeria.

    —¿Cómo sabemos que dices la verdad? —William lentamente bajo su mano derecha a su pantalón y sacó su celular, le enseñó fotos de Valkeria inconsciente y amarrada.

    —¿Qué dicen chicas? Creo que llegó el tiempo, ¿no creen? —dijo la que vio la foto y todas las demás gritaron una palabra que William no pudo comprender.

    —¿Tiempo de que nos ayuden? —preguntó él confuso.

    —No, tiempo de elegir una nueva líder, ¡quien asesine al hombre lobo será la líder de Valkeria! —gritó y William sintió de inmediato que estaba en problemas. Enseguida se transformó en hombre lobo. Sabía que era una batalla que perdería, por lo que apartó de un golpe a las  primeras que vio y se adentró en la jungla lo más rápido que pudo, corrió tan rápido como sus patas le permitían. Las Valkerianas corrieron tras de él, pero carecían de velocidad a pesar de tener cuerpos atléticos, mejor dicho; su velocidad jamás sería la misma que la de un hombre lobo.

    —Quién traiga la cabeza de William será nombrada nuestra nueva reina y gobernará hasta que muera, o sea capturada, ¡adelante! —dijo y todas, incluyéndose ella misma corrieron en busca de aquel licántropo.

    Mientras la cacería de lobo comenzaba, por otra parte, en la cabaña, Juliette preparaba la partida de todos. Le dieron de beber sangre a Liam y a Jayden para ver si así despertaban, y a pesar de haber hecho ligeros movimientos, siguieron inconscientes sin algún indicio de razonamiento. Le aventaron agua proveniente de una botella a Valkeria, despertó de un brinco. Juliette le dio una fuerte cachetada para ponerla en estado de alerta.

    —¡Escúchanos! Tenemos poco tiempo, busca en tus memorias, en las memorías de Valkeria, ¿cuál es el antídoto de Cattleya? ¡Hazlo ahora! —dijo Juliette lo más rápido que pudo.

    —¿Mamá, qué haces aquí?

    —¡Yo no soy tu madre Karen! ¡Piensa rápido en el antídoto!

    —No soy Karen, soy Jayden —dijo… ¿de verdad se trataba de Jayden?

    —¿Es eso posible? —preguntó de inmediato Juliette a Brenda con la vista fija en sus ojos.

    —Es la primera vez que hago ese hechizo, tal vez algo pudo salir mal —respondió Brenda encogiéndose de hombros, mientras continuaba intentando despertar a Liam y el cuerpo de Jayden. Adam dejó inmediatamente lo que estaba haciendo y corrió para darle un abrazo y un enorme beso a Jayden, el cual obviamente fue correspondido.