El protector: El sexto inmortal

AVISO IMPORTANTE:

Esta obra literaria es denominada “fanfic” (ficción creada por un fan para fans).

Yo no poseo los derechos de ningún personaje ni de la obra en la que está basado este fanfic. Me considero gran fan de “El protector”, y como tal; expreso por este medio literario lo que me hubiera gustado fuera la continuación de esta maravillosa serie audiovisual, basada a su vez en su obra literaria.

Para su mejor comprensión se recomienda haber visto las cuatro temporadas de esta serie original de Netflix, puesto este escrito se desarrolla en un tiempo posterior al que se desenlaza la serie, por lo mismo contiene spoilers.

1

Un final es un nuevo comienzo

    Estambul había vuelto a la normalidad. No es que la paz estuviera a su cien por ciento, pues en definitiva seguía habiendo escasos robos y asaltos, pero era algo que la policía podía controlar a la perfección. Hakan no se tenía que ocupar de ello, aunque su instinto algunas veces le hizo actuar como vigilante o lo denominado más como un justiciero. La autoridad le hizo entender que apreciaban su ayuda, más no era necesaria, tenían todo bajo control.

    Rápidamente Hakan se acostumbró a la rutina. Se levantaba muy temprano para ducharse e ir a atender su local en el gran bazar.

    —¿Te vas a ir sin darme un beso? —era lo que le decía Zeynep todos los días. Hakan prefería dejarla dormir. Sabía por todo lo que había pasado, los leales y especialmente él. Por lo que no se animaba a despertarla para avisarle que se iba al trabajo. Se merecía esos cinco minutos más de quedarse dormida. Ya más tarde, ella lo alcanzaría en el gran bazar después de haber dejado a la pequeña Valeria en el colegio. Nombraron así a su pequeña hija en homenaje a quién les ayudó a poder tener esta pequeña, tranquila, pero increíble vida. A veces es necesario estar en caos durante más de cuatro años y enfrentarse a los inmortales para apreciar los pequeños detalles, agradecer la paz que genera despertarse para ir a trabajar, y no para luchar con el fin de salvar tu ciudad.

    En cuanto Zeynep llegaba al local de Hakan, ella siempre le ayudaba a acomodar los productos y a limpiar un poco.

    —No sé cuantas veces te lo he dicho ya, pero me gusta esta vida, me gusta que seas el hombre de mi vida, y que al final cada sacrificio haya valido la pena para estar donde estamos. Te amo —dijo Zeynep y selló sus palabras con un tierno beso en los labios de Hakan. En el bazar se podía apreciar los distintos estilos de vida. Desde los ancianos que siguen luchando por seguir adelante, hasta los más niños que tienen la esperanza de convertirse en el protector de la ciudad, y no por el que tengan que matar inmortales, sino porque al final son la semilla de Estambul. Ahora depende de ellos que se conviertan en hombres de bien para generar empleos, amor, paz, cualquier cosa positiva que fueran capaces de hacer y dar, ahora la camiseta la portaban ellos.

  —Nos merecemos todo esto. Para serte honesto Zeynep, hubo un momento en el que no pensaba otra cosa más que en rendirme, en poder generar una tregua y heredarle esta responsabilidad a mis hijos, nietos. No veía luz al final del túnel. Sentía que estaba tan lejos de ella que me preguntaba si valía la pena un esfuerzo más, pero sé que ese era el camino fácil, y Faysal, ni ningún otro inmortal jamás hubiera aceptado estar en paz.

    Zeynep sólo estaba un par de horas en el bazar, pues después regresaría a casa. Haciendo una pequeña escala para pasar por la pequeña Valeria, posteriormente preparar la comida y ayudarla con las tareas. Por lo que Hakan se quedaba ateniendo el local y cerraba un poco más tarde, de hecho, era el local que cerraba antes que todos. Hakan no quería perderse ni un momento a lado de Zeynep y Valeria por estar trabajando, o cualquier otra cuestión.

    —¡Papi! ¿Me llevas al parque como me lo prometiste? —dijo la pequeña Val en cuanto vio a su padre abrir la puerta y mientras corría para darle un gran abrazo.

    —Claro, por eso he salido antes. Para poder ir por un helado, si es que te has portado bien, ¿se ha portado bien, cierto? —preguntó al final a Zeynep, ella con una sonrisa le respondió un sí.

    —Entonces vamos —añadió Hakan y todo era miel sobre hojuelas. Es difícil dejar de recordar los momentos oscuros. Mientras caminaba Hakan se encontraba en su mente, ya tenía tiempo que había alcanzado la victoria sobre los inmortales y todavía no lo podía creer. Es como si estuviera viviendo una utopía, y es que, Hakan es el único que recuerda realmente como fueron los inmortales. A Zeynep y los leales les tocó vivir la época negra de Faysal —así le llamaban al periodo que gobernó por mucho tiempo— Zeynep no recordaba la muerte de Burak, Levent, Leyla, entre los demás. La época donde Nisan casi gobierna Estambul jamás existió para ellos, pues Hakan se encargó de que muriera siglos atrás junto con su amado Harun.

    Después de una hora de sana diversión era momento de volver a casa. Hakan le contaría un pequeño cuento a Val sobre como el gran protector de Estambul; Hakan Muhafiz, logró vencer a los temibles inmortales y así salvar a la ciudad de un horripilante destino, claro, esto no hubiera sido posible sin sus grandes aliados; súper Zeynep y amigos. La pequeña Val estaba tan cansada que sus parpados se cerraban antes de que alcanzara a llegar al final del cuento. Hakan la arropa y le da un beso en la frente. Va al cuarto principal y le dice a Zeynep que hoy fue un gran día, que así fuera el último de su vida, no podía ser más feliz. Se acomoda y cierra los ojos para esperar un nuevo día. Zeynep le interrumpe y le incita a besarla, a lo cual Hakan no se puede resistir.

    Otro día llegó y para Hakan es exactamente igual que el anterior. Se levanta temprano, se ducha, le da el beso que Zeynep le solicita y se encamina al gran bazar. Abre el local y momentos más tarde, cuando está atendiendo a un cliente, una persona llama su completa atención. Hakan le pide amablemente que espere un momento, deja de atenderlo y de un brinco sale corriendo para poder alcanzar a aquella persona que le quitó su tranquilidad. Después de unos metros le toma del brazo para detenerla y obligandola que diera media vuelta.

    —¿Leyla? —fue lo único que pudo decir Hakan al ver a aquella hermosa mujer.

2

Un nuevo mundo

    Zeynep se dirigía al gran bazar una vez que había dejado a la pequeña Val en la escuela. Iba feliz hasta que se dio cuenta que Hakan no se encontraba en el local, y este estaba completamente abierto, ¿cómo era posible eso? La rutina que tenían era tan perfecta y a la vez tan monótona, que no se explicaba qué pudiera haber pasado, pero fuese lo que fuese, seguramente no era nada bueno. Preguntó a sus vecinos comerciantes y le dijeron que sólo lo habían visto partir del bazar con una dama de cabello al hombro, muy atractiva y de ojos verdes.

    —Siento mucho ser yo quien te lo diga. Prefiero no mentirte —le dijo como si la verdadera razón fuera que Hakan se fue con otra mujer para ponerle los cuernos. Zeynep no sabía quién era esta misteriosa chica, y es qué en esta línea del tiempo jamás la llegó a conocer. Hakan, por respeto tanto a la memoria de Leyla, como a su relación amorosa con Zeynep, omitió este pequeño detalle de su ex novia que creía fallecida. Ella de inmediato cerró el local y fue en busca de su esposo. El cual era como si se lo hubiera tragado la tierra, y es que aunque no me lo crean, fue casi así.

    Unas horas antes:

    Leyla, al sentir que Hakan le tomó del brazo, dio media vuelta para que él la pudiera apreciar mejor y en cuanto la reconoció, selló sus recuerdos con un beso que Hakan no pudo resistir. Había tanto que explicar y a la vez tantos sentimientos reprimidos, que Hakan no pudo resistir la tentación de tener en su boca el suave labial de Leyla una vez más.

    —Pensé que te había perdido. Después de eliminar a Faysal te busqué por todos lados. Recorrí cada rincón de Estambul sin siquiera un indicio tuyo —dijo Hakan una vez que recobró el aliento y empezaba a ver que no se trataba de un sueño.

    —Lo sé, y es que no soy la Leyla de este mundo.

    —¿Qué quieres decir? No te entiendo —respondió Hakan desconcertado.

    —¿Ves esto? —le preguntó Leyla. Sacó de su chamarra lo que ahora sostenía en su mano, que pareciera ser una moneda antigua, y sobre ella había una piedra preciosa de color morado. Lo raro, es que esta piedra tenia forma de un águila de dos cabezas. Aquella gema, era realmente hermosa.

    —Sí, ¿qué es?

    —Vamos, sígueme —dijo Leyla. Dio media vuelta y a toda prisa comenzó a alejarse del bazar, inclusive de Hakan, pues a él le costaba seguir su paso. Leyla era muy delgada y eso le ayudaba mucho para pasar por en medio de la gente y escabullirse hasta que llegó a un lugar tranquilo. Hakan llegó cinco minutos después. Él era mucho más fornido y tuvo que estar chocando hombro con hombro por más de una ocasión con los demás para no perder de vista a Leyla. Lo cual inevitablemente pasó, pero su instinto la llevó con ella.

    —¿Ahora si me puedes explicar qué pasa? ¿Qué hacemos aquí?

    —En realidad te estaba esperando, corres como tortuga. Veo que perdiste ya la condición.

    —¡Claro que no! Sigo siendo tan ágil como una liebre —contestó el orgullo de Hakan que no le agradó para nada le dijeran lento.

    —¡Me alegra! De ser así, ¡alcánzame! —dijo Leyla y antes de que Hakan pudiera comprender, ella se dio media vuelta y se echó a correr tan rápido como sus piernas se lo permitían. Hakan, hizo un gesto de —no otra vez— y corrió detrás de ella, sin embargo, o Leyla había alcanzado una mejor condición física o Hakan había perdido la suya. Apenas y podía mantener su paso y por más que le imploraba a Leyla que se detuviera, ella no lo hacía, no hasta que llegaron a aquel templo. En cuanto Hakan vio que se detuvo ahí, su corazón comenzó a latir todavía más fuerte. Esta vez más por el miedo que por el cansancio, pues se trataba de más ni menos que el templo donde están enterrados los inmortales.

    —¿¡Qué hacemos aquí!? ¡Dame una respuesta ahora! No más juegos tuyos.

    —Si te lo explico no me vas a creer. Tengo que mostrártelo —respondió Leyla. Dijo unas palabras en lo que pareciera ser latín mientras con su mano apuntaba el talismán hacia la entrada, y la puerta se abrió de par en par.

    —Leyla, no sabes lo que estás haciendo, ¡salte de ahí! —le gritó Hakan, pero es como si un ave le hubiera silbado, pues Leyla no hizo el mínimo caso y dio unos pequeños pasos para adentrarse en el templo.

    —Ven, o ¿acaso el gran Hakan tiene miedo? —lo dijo con tono burlesco invitándolo a pasar. Hakan sabía que no debía, pero se trataba de Leyla, de su gran amor antes de Zeynep, ¿cómo no confiar en ella? Además se sentía confiado. Él fue el único protector que logró derrotar a los inmortales. Fuese lo que fuese el peligro que se avecinaba, se creía capaz de poder salir victorioso una vez más. En cuanto cruzó, Leyla colocó el talismán esta vez sobre el pecho de Hakan y volvió a decir unas palabras en latín. Todo el cuarto se iluminó y pasaron de un blanco intenso a un bosque viejo y descuidado, verde opaco como si no hubiera sol, pero con un olor desagradable. Había varios árboles tirados.

    —¿Qué me quieres decir con esta alucinación? ¿Ahora tú eres el oráculo? De lo contrario créeme que es una pésima broma.

    —No es ninguna broma, no soy ningún oráculo, y mucho menos es una ilusión. Estamos en una realidad alterna, una segunda línea del tiempo que se creó no sé porqué, pero el oráculo dice que tú alteraste el orden del universo. Sólo que aquí, en lugar de que tú los derrotaras, ellos se llevaron la victoria y perdiste. Es por eso que te trajé aquí, necesitamos de tu ayuda por favor.

3

El quinto talismán

    Hakan tenía sentimientos encontrados. Por una parte, Leyla lo había llevado a otro mundo donde de igual forma es el protector, él que salvaría a Estambul otra vez de los temibles y arrogantes inmortales, pero por otro lado, ya tenía un final feliz, donde no importaba qué, sería feliz junto a Zeynep y la pequeña Val. Se entusiasmaba pensar que volvería a sentir esa adrenalina de lo incierto, de vencer esas ganas de renunciar y así llevarse la gloria no de sólo enfrentarse y salir airoso de sus enemigos, sino de sí mismo.

    —Cuéntame sobre este mundo, ¿realmente los inmortales me vencieron? ¿Cómo pasó eso?

    —Mejor cuéntame del tuyo, tengo tantas dudas de tu mundo como tú del mío —contestó Leyla mirándolo a los ojos y suspirando, pues era igual de atractivo que el de Hakan que conoció en el mundo al cual pertenece.

    —Supongo que entonces tenemos mucho que contarnos, ¿te parece si en la noche vamos por unos rakis y nos ponemos al corriente? Ahorita mismo tengo que regresar al bazar, pues ni lo cerré de la impresión de verte y Zey… —Hakan tuvo un nudo en la garganta. Leyla no sabía que su final feliz fue a lado de Zeynep. La última vez que Hakan vio a la Leyla del pasado, o de su mundo mejor dicho, fue cuando moría a manos de Faysal. Él se la arrebató y le costó muchísimo aceptar su perdida. No podía creer que el destino le estaba dando una segunda oportunidad, claro, que fue en el peor momento, pues actualmente su pareja es Zeynep y no la podía traicionar.

    —¿Te parece si dejamos que los inmortales acaben con Estambul, mi Estambul querido y después nos tomamos una tacita de café para conversar sobre como ahora nuestra ciudad son solamente ruinas? ¡No tenemos tiempo que perder, tenemos que actuar ahora!

    —Lo sé, créeme que no es fácil, pero me agarraste en el peor momento, de verdad lo siento, pero tengo que regresar —dijo Hakan con tono fuerte.

    —Te entiendo. Fui yo quien te traje aquí sin preguntar si podías, pero no tenía otra opción, no tenemos otra opción.

    —¿Qué quieres decir? —preguntó Hakan desconcertado.

    —¿Conoces el quinto talismán? ¿En tu mundo se ha hablado de el? —preguntó Leyla con la cara triste.

    —No, los leales sólo me contaron sobre la playera, la daga, el anillo y más tarde descubrí la llave, ¿son los mismos acá?

    —Sí, salvo un quinto que fue como te logré visitar, es este —Leyla le mostró el talismán con forma de moneda y con una gema preciosa en forma de un águila de dos cabezas, la misma que utilizó para traerlo a este mundo.

    —El oráculo me transportó a tu mundo, me dijo donde encontrarte y como traerte, pero no me dijo como regresar.

    —¿Me estás diciendo qué me trajiste sin saber cómo ir de vuelta?

    —Sí —respondió Leyla encogida de hombros y una mueca en la boca que indicaba que lo sentía.

    —¡Vamos con tu oráculo! No puedo quedarme aquí y dejar solas a Zeynep y Valeria —dijo Hakan, esta vez sin balbucear ni pensar sus palabras. Leyla sintió como una cubetada de agua helada y no pudo evitar derramar una lágrima.

    —Veo que rehiciste tu vida. Me alegra Hakan, pero lo siento mucho. El oráculo gastó toda su energía para llevarme y murió en el proceso —Hakan se quedó en silencio y empezó a dar vueltas por el lugar. Caminó de un lado a otro buscando una explicación, una forma en la que le pudiera por lo menos avisar a Zeynep que se encontraba bien y que regresaría tan pronto le fuera posible, pero no había un sexto talismán que mandara postales entre ambos mundos, o al menos todavía no lo descubría. Por lo qué no encontró más remedio que al mal paso darle prisa.

    —Entonces cuéntame, ¿qué hay que hacer? —preguntó Hakan decidido —a falta de otras opciones— qué iba a ayudar a Leyla lo antes posible.

    —El que derrotó a los inmortales fuiste tú, mejor tú dime, ¿cómo lo hiciste? Para replicarlo —le pidió Leyla y le invitó a que se sentaran en las grandes raices de un árbol, el cual extrañamente resultó ser tan cómodo como un sillón. Hakan le contó todo lo que pasó desde la última vez que la vio, pero Leyla le pidió que le contara desde el principio, desde que empezó a trabajar en el corporativo de Faysal. Justamente en el proceso en que ellos se conocieron por primera vez —para recordar aquellos momentos que estuvieron juntos— le pidió Leyla mientras recargaba su cabeza en su hombro. Inmediatamente sintió como Hakan hizo un pequeño movimiento que simulaba ser de rechazo, de que le incomodaba su cercanía, pero a Leyla no le importó y con sus brazos le rodeó el torso.

    —Me siento protegida contigo —le dijo a Hakan y le dio un beso en la mejilla. Para Hakan era especialmente difícil esta situación. Sentía unas inmensas ganas de volverla a besar, pero una cosa llevaría a la otra y jamás se podría perdonar si llegara a engañar a Zeynep. Una vez que terminó de contarle la historia se levantó y le dijo que fueran en busca de la llave, pero Leyla se resistió.

    —Mi mundo existe gracias a que eliminaste a los inmortales con Harun, no como Hakan. Si lo vuelves a hacer de esta forma, la historia se repetirá y se creará otro mundo en el cual el protector nunca descansará. Si vamos a eliminar a los inmortales, tiene que ser sin viajar al pasado y así no alterar el curso del tiempo. Mejor vayamos en busca de la daga —a Hakan no le pareció muy buena la idea, pero en el fondo sabía que Leyla tenía razón. Si lo hacía de la misma forma, iba a tener el mismo resultado.

    —Está bien, iremos en busca de ella y eliminaré uno a uno.

4

La daga

    A pesar de tener un objetivo ya fijado, Leyla y Hakan no lograban ponerse de acuerdo. Hakan quería buscar primero la playera, pues decía que si en el camino se topasen con Faysal, Ruya o la mismísima Vizier, esto no sería riesgo para Hakan. Esto le permitiría poderles hacer frente mientras Leyla se alejaría del lugar, obvio lo que menos deseaba Hakan es que la historia se repitiese y Leyla muriera otra vez a manos de Faysal, sin embargo, Leyla creía que la mejor defensa era el ataque, por lo qué quería ir por la daga sin perder tiempo en la camisa.

    —Algo que ya está muerto no te puede asesinar —dijo Leyla literalmente.

    Al final como Leyla no poseía una pista clara del paradero tanto de la daga como de la playera, fueron en busca de pistas y confiaban en que el destino les guiará por el primer talismán. El cual extrañamente, y desafortunadamente fue la gema que brilla en presencia de los inmortales. Hakan no le prestó importancia, pues no había nada que descubrir. Conocía a la perfección la cara de Faysal y los demás. No necesitaba que una gema brillase para que le indicara que se encontraba en peligro.

    Una semana después:

    Hakan estaba preocupado, muy angustiado. No tenían ninguna pista sobre los talismanes, ni sobre los inmortales, lo cual en otro momento pudiera ser algo bueno, no lo era en esta situación; pues significaba que Estambul se encontraba en paz. Una paz que bien sabía no duraría mucho, por otro lado significaba que llevaba más tiempo de lo que esperaba, ¿qué pensaría Zeynep qué pasó? ¿La pequeña Val le juzgaría toda su vida por abandonarla? Hakan dio un respiro y trataba de pensar. Ya habían visitado la mayoría de los lugares donde pudiera estar, y todas eran respuestas negativas.

    —Creo que fue mucho por hoy. Tenemos que ir a descansar para mañana continuar nuestra búsqueda otra vez —dijo Leyla, pues ya empezaba a oscurecer.

    —Presiento que estamos cerca. Una hora más, y si no encontramos nada, entonces intentaremos otra vez mañana, ¿de acuerdo?

    —No Hakan, no estoy de acuerdo. Nos hemos cuidado tanto que podemos echar todo el plan a perder por tu desesperación. Así nunca regresarás para ver a Zeynep —respondió Leyla molesta, pues Hakan se preocupaba más por volver a su monótona vida que por ponerse el verdadero papel de protector. Hakan dio un puñetazo al aire para demostrar su frustración, después de unos minutos se calmó.

    —Tienes razón, me cuesta aceptarlo. Regresemos, analicemos, y continuaremos la búsqueda mañana a primera hora —la verdadera frustración de Hakan no consistía en que necesitaba la daga para matarlos, pues sabía que sangre inmortal corría por sus venas al ser el tatatataranieto de Faysal, esto obviamente le omitió a Leyla. Tal vez pudiera matar a Faysal sin necesidad de la daga, pero tardaría mucho tiempo en que su brazo se recuperara, y con ello, más tiempo sin ver a la pequeña Val y Zeynep. Era egoísta de su parte, pero era algo que tenía que hacer.

    A las orillas de la ciudad de Estambul, casi adentrándose al bosque, había una cabaña que ocuparon Leyla y Hakan para apenas dormir, pues a las cinco de la mañana partían todos los días en búsqueda de por lo menos una pista que los acercara a los talismanes. El lugar era muy pequeño y prácticamente era una habitación en la que Leyla ocupaba la cama principal, Hakan un sillón con más ramas que cojines.

    —Tengo miedo Hakan, ¿si esta vez no vencemos a los inmortales? ¿Si el crearse esta línea del tiempo fue un forma de que el universo no quiere deshacerse de ellos?

    —No digas tonterías y cierra los ojos. Mañana nos espera un largo día —respondió Hakan sin importarle tantito el sentir de Leyla.

    —Ven, abrázame. Está haciendo mucho frío —contestó Leyla y no mentía, esa noche hacia especialmente un aire helado.

    —No puedo, lo siento —se limitó Hakan en decir y cerró los ojos. En el fondo Hakan sentía unas inmensas ganas de contradecir sus palabras, y acompañar a Leyla en su dormir.

    —Sólo esta noche, anda. Te prometo que no más, por los viejos tiempos —Leyla le insistió, y Hakan aceptó. Él también sentía el frío helado esa noche, pero en realidad, no te tengo siquiera explicar que eso sólo era un pretexto de ambos. Hakan se recostó sobre la cama. Leyla con sus brazos y una pierna se aferró a él, ambos quedaron dormidos, pues el día fue realmente agotador.

    A cada ratito se despertaban debido a los ruidos del bosque, y también a que Leyla no era nada tranquila para dormir. Se movía de un lado a otro a tal grado que Hakan no se pudo resistir, y se levantó para irse al sillón.

    —¿Por qué te fuiste allá? —preguntó Leyla al ya no sentir el calor corporal que Hakan le brindaba.

    —No podía cerrar los ojos, estoy nervioso —respondió él.

    —No tienes porque, yo te cuidaré —agregó Leyla y se levantó para ir con él. El sillón era tan pequeño que Hakan prácticamente ocupaba todo el espacio. Por lo que ella se acostó encima de él, y comenzó a llenarle de besos la barbilla, besos de los cuales Hakan no se pudo resistir.

5

¿Sueños o realidades?

    ¡No, no, no puede estar pasando! —era lo que gritaba la pequeña Val a las altas horas de la madrugada y Zeynep corrió a su cuarto para ver que sucedía.

    —Tranquila mi niña, es sólo una pesadilla —fue lo que le dijo al despertarla mientras la intentaba reanimar con un grande abrazo.

    —Soñé con papá, ¿dónde está? —le preguntó a su madre con una lagrima en el ojo.

    —Papá se fue de viaje de negocios querida. regresará tan pronto pueda —era evidente que eso era una mentira, a menos de que salvar el mundo fuera un negocio, en ese caso le estaría diciendo la verdad, pero eso es un tema más controversial y del cual no profundizaremos, pues nadie gana dinero por salvar el mundo. Los verdaderos héroes son anónimos; su intención principal es por el placer de ayudar y no de llevarse la gloria eterna, pero esa es otra historia. Zeynep no podía decirle a la pequeña Val que su padre había desaparecido, ¿cómo se lo diría? “Cariño, tu padre se fue y no sé cuando regrese” o “tu padre fue secuestrado por quien sabe quién. Es probable que no lo volvamos a ver jamás”. De tan sólo pensarlo se le rompía el corazón a Zeynep, de pensar que tal vez no lo volvería a ver. No podía ni imaginarse la reacción que tendría Val.

    Ambos mundos estaban sincronizados en tiempo, pues el mismo tiempo que lleva Hakan en el mundo oscuro intentado derrotar a los inmortales, es el mismo que lleva Zeynep buscándolo como loca. Por las mañanas llevaba a Val al colegio y en ese lapso que ella estudiaba, Zeynep recorría cada rincón en búsqueda de su amor. Conocía a Hakan y sabía que no iba a desaparecer por simple gusto. habían luchado tanto por estar donde estaban, que no podía creer los rumores del bazar; que se fue con su amante, pues más de uno logró ver el beso entre Hakan y Leyla. Fue un corto beso, pero que todos lograron ver y que Zeynep se rehusaba a creer. No había perdido la esperanza un sólo segundo. sabía y tenía fe en que lo iba a encontrar sin lugar a dudas.

    —¿Es cierto que papá se fue con su amante? —dijo la pequeña Val y Zeynep no lo podía creer, por lo visto los rumores habían llegado hasta la escuela. Sintió como su sangre hervía de coraje, pero tenía que comportarse a la altura por su hija, ¿qué ejemplo le daría? Tal vez el enojarse sólo lo confirmaría en su mente y es algo que no deseaba. Lo peor que a cualquiera le puede pasar, es que las mentiras de los demás se vuelvan verdad en su ser.

    —No mi cielo, papá no tiene ninguna amante y mucho menos se fue con ella. No hagas caso de lo que te digan.

    —Nadie me lo dijo. Yo lo vi —Zeynep no podía creer lo que escuchaba, ¿era eso posible?

    —Seguramente viste mal princesa. Eso no puede ser posible —respondió serenamente Zeynep mientras por dentro ardía en llamas. Ahora lo que deseaba era cuestionarla, preguntarle quien le dijo tal barbaridad al grado de convencerla. Pero Val no era un testigo a quien podía torturar, era su hija, el fruto de amor entre ella y Hakan.

    —Lo vi en mis sueños, si es lo que me querías preguntar mami —Val le respondió sin siquiera Zeynep se atreviera a ello.

    —Fue una pesadilla mi niña, nada más.

    —¿Segura? Lo sentí tan real; primero papá besaba a Leyla en el trabajo, y después, justo hace unos minutos la volvió a besar —respondió Val y Zeynep ahora si estaba que se volvía loca de celos, ¿cómo sabía el nombre de Leyla? Hakan nunca les comentó de ella, sin embargo, Zeynep —como cualquier mujer— gracias a su sexto sentido averiguó que fue la ex de Hakan y ahora regresó de la tumba.

    —¿Cuéntame cariño, cómo sabes eso?

    —Ya te dije. Lo vi en mis sueños —en cuanto Val recalcó su respuesta, Zeynep se movió al siguiente cuarto y buscó entre las cosas de Hakan, precisamente en su baúl. Agarró una foto de hasta abajo y regresó con su hija.

    —Dime; ¿es ella la mujer que viste en tus sueños? —preguntó Zeynep mostrándole una foto de la ahora famosa Leyla.

    —Síp, justo es ella, ¿papá ahora se va a quedar a su lado?

    —No mi cielo, pero necesito que me cuentes con cada detalle, por más insignificante que creas que sea, tu sueño por favor. Desde el principio hasta el final —le pidió Zeynep y lamentablemente entendió que los rumores eran ciertos; Hakan se había ido con otra y ella le había heredado su función de oráculo a su pequeña, indirectamente claro, pues Hakan le contó que antes de que cambiara el curso del tiempo, que el destino la había elegido para ser la oráculo. Val le contó cada pequeño detalle que era básicamente todo lo que ha ocurrido desde que Hakan se topó con Leyla. Desde su beso, el porqué lo llevó a su mundo y el porqué no ha regresado, pues le es imposible hasta que haya derrotado otra vez a los inmortales. Zeynep estaba tranquila al saber ahora que Hakan no las abandonó por gusto, pero le hizo sentir extremadamente triste el conocer que le costó tan poco trabajo el resistir los encantos de Leyla, aunque eso sería tema de otra ocasión. Zeynep se comprometió a estar con él en las buenas y en las malas, por lo qué su único objetivo actual, era traer a Hakan de regreso.

6

Un paso más cerca

    Eran las nueve de la mañana y tanto Hakan como Leyla seguían dormidos, acurrucados el uno con el otro al roce de sus cuerpos, piel a piel. Hakan dio un gran bostezo acompañado de un estiramiento de brazos que provocó chocaran con la cabeza debido al diminuto espacio del sillón. Leyla pesaba tan poco que para Hakan no significaba mayor problema el que estuviera encima de él, o al menos, así fue hasta que abrió los ojos y se dio realmente cuenta de lo que pasaba. Había traicionado a Zeynep, junto con ello su palabra y promesa de serle siempre fiel. Hakan inmediatamente apartó a Leyla quien ya se encontraba medio despierta debido al ligero choque del codo de Hakan con su cara. Hakan se vistió y rápidamente empezó a ponerse muy ansioso. Sabía que estaba mal, que tenía que poner el doble de esfuerzo para derrotar a los inmortales y así regresar a su mundo, para despertarse de esta maravillosa pesadilla que acababa de hacer.

    —¡Tenemos que irnos Leyla! —replicó Hakan apurado. Ya habían perdido más de cuatro valiosas horas al quedarse dormidos, necesitaba recuperar ese tiempo perdido. Leyla, quien todavía se encontraba recostada en el sillón, se levantó lentamente y le dijo que no se alarmara. No importa que tan rápido quieras avanzar si no tienes dirección, puesto no tenían ni idea de a dónde ir. Estaban más perdidos que incluso cuando iniciaron. Esto le molestó a Hakan, pues sabía que Leyla tenía razón; un pirata sin su brújula sólo da vueltas en el mar. Leyla intentó acercarsele con el objetivo de besarle pensando que estaban más unidos, pero él la rechazó.

    —No, lo que pasó anoche no debió ser. Hagamos que nunca pasó, enfoquémonos en lo que realmente importa; en buscar los talismanes —dijo él y el corazón de Leyla se quebró en pedazos, pero era demasiado fuerte como para demostrarlo.

    —Está bien —agregó ella. Dio media vuelta y se dirigió a la cocina para preparar el desayuno.

    —Hay un lugar en el que no hemos buscado —dijo Leyla

    —¿Dónde?

    —En el corporativo de Faysal. Sé que es arriesgado, pero puede valer la pena —si algo molestaba a Hakan, es que Leyla tuviera razón en cosas que él no quería o no deseaba, ¿qué harían si se topasen con Faysal? Hakan podría matarlo sin la daga, ya lo hizo una vez, y por más que quisiera evitarlo, lo tendría que hacer por una segunda ocasión.

    —Estoy de acuerdo —replicó Hakan con indiferencia. Terminaron su desayuno y ambos estaban un paso más cerca de poder cumplir su objetivo. Durante esta semana habían buscado pasar de incognitos en Estambul, evitar a cualquier inmortal que se les presente, y ahora; el plan había cambiado. Por más cautelosos que fuesen, la probabilidad de ser detectados era increíblemente alta. De hecho, minutos más tarde mientras discutían y planeaban la estrategia, se dieron cuenta que ser descubiertos sería la mejor opción.

    Leyla se puso el vestido más bonito y colorido; un rojo intenso que combinado con su esbelta figura, era inevitable pasar por alto aquella belleza, se presentó sin más en la puerta principal del edificio “The Faysal”. Los guardias al verla de inmediato fueron tras ella, pero al ver que no opuso ningún tipo de resistencia, se quedaron perplejos, pero con la defensa activa.

    —Vengo a ver a Faysal. Tengo algo muy importante que decirle —dijo Leyla con una sonrisa y un tono encantador, que hizo que más de un guardia aflojara la posición de defensa.

    —Siento decirle que eso no es posible. Tenemos órdenes estrictas de arrestarla —dijo el que parecería ser el comandante.

    —Lo sé, pásenle el recado a Faysal que se dé una vuelta a mi celda —dijo ella y llevó sus dos muñecas al frente en posición para rendirse y ser esposada. Los guardias no titubearon, la arrestaron con tal tranquilidad que tuvieron un escalofrío. No podía ser tan fácil, llevan años buscándola y de la nada se les presenta en bandeja de plata, sin embargo, ellos sólo son peones en este juego. Sus pensamientos y acciones no tienen valor a menos que el Rey Faysal así lo quiera. Leyla fue escoltada por más de veinte guardias a la celda, que extrañamente, aunque no sorprendente, estaba en el mismo edificio. Era evidente que una persona con el poder de Faysal tenía un calabozo en su torre de más de cincuenta pisos de altura, ¿qué otros secretos guardaba aquel rascacielos?

    Pasaron dos días y Leyla moría de hambre. Durante su condena sólo le llevaban una vez al día comida, la ración era mínima, por no decir asquerosa. Por lo visto querían tenerla tan débil, torturarla de tal forma que cuando hablara con Faysal, no dijera nada más que la verdad. Era custodiada como si fuera la mismísima presidenta. Afuera de su celda había diez guardias uniformados con protección militar de pies a cabeza, y cada cuatro horas cambiaban de turno para estar siempre alerta.

    Pasó una semana más y Leyla ya se veía más pálida de lo normal. Era evidente que la falta de sol y alimento, le empezaba a caer mal a su salud.

    No fue sino hasta dentro de quince días que Faysal se dignó a presentarse con ella.

    —Espero que la estancia haya sido de tu agrado. Disculpa las amenidades, pero tú sabes, siempre nos ha gustado el estilo minimalista, al menos para las personas como ustedes —dijo Faysal en tono burlesco.

    —Oh no te preocupes, he estado lugares peores. La estancia ha sido divertida, pero la comida, pésimo servicio si te soy honesta.

    —No estás en posición de burlarte. Dime, ¿a qué viniste? —exigió Faysal.

    —Llevo quince días aquí y ni siquiera me preguntas, ¿cómo has estado, hermana?

    —Dejaste de ser mi hermana cuando me traicionaste —respondió Faysal y era evidente que nos perdimos de algo, ¿por qué se dicen hermanos? Porqué en realidad lo son; como te habras dado cuenta ya, cada inmortal es diferente y único en su tipo: Faysal es el maestro del engaño, Ruya la protectora del amor, Vizier es omnipresente al ver todo por medió de reflejos como espejos. y en este caso; Adalet es la hermana inmortal de Faysal, cuyo poder es el camuflaje. El cual consiste en poder tomar la apariencia de cualquier otro ser humano, incluso animal.

7

Adiós amigo

    Dejémonos de cursilerías. He venido a avisarte que el protector está de regreso —dijo Leyla, mejor dicho; Adalet.

    —Eso es imposible. Yo vi como Vizier lo mató.

    —Lo sé, es otro protector, de otra línea del tiempo.

    —¿Cómo sabes eso?

    —Porqué yo lo traje.

    —¡Estás loca! ¿Cómo por qué traerías al protector que es capaz de matarnos? ¡Guardias, tráiganme los amuletos! —ordenó Faysal con enfado, pero a la vez incrédulo. Lo que Adalet decía le resultaba imposible de creer, y sólo deseaba con la daga poder asesinarla.

    —Sí, señor —contestó el guardia y se retiró enseguida.

    —Dime Faysal, ¿qué piensas hacer con los amuletos? ¿Eres tan cobarde que no te atreves a matarme mano a mano?

    —No tengo porque ensuciarme las manos, mucho menos este saco.

    —Por eso nunca serás el líder de los inmortales, ni podrás dominar Estambul.

    —¿No has visto a tu alrededor? Domino media ciudad.

    —Sólo media, te falta mucho. Libérame de aquí y tal vez lleguemos a un acuerdo —dijo Adalet en tono serio.

    —¡Te lo repito, no estás en posición de negociar! —dijo Faysal en un tono mucho más fuerte. Era evidente que iba perdiendo el control de sus emociones. Se oyó un ruido de varias pisadas que se aproximaban a toda velocidad.

    —Señor, lo siento mucho. Los amuletos desaparecieron —dijo el guardia que regresó a toda prisa corriendo para informarle la mala noticia.

    —¿¡Qué!? —no pudieron haber desaparecido así. Ayer todavía los vi, estaban en su lugar, ¡sellen el edificio! Nadie entra ni sale hasta que aparezcan —ordenó Faysal a sus guardias y prácticamente todos salieron corriendo acatando su orden, todos excepto uno.

    —¿Qué esperas, no escuchaste? Ve con tus compañeros —le dijo Faysal, pero el guardia no hizo caso, por el contrario; se mantuvo firme, llevó sus manos a su casco para quitárselo y enseñar que el guardia en realidad era Hakan.

    —¿Sorprendido? Ahora no escaparás. Esto es porque mataste a la Leyla de mi mundo y me aseguraré que no mates la de este —dijo Hakan con coraje y le clavó en el abdomen la daga que le había robado minutos antes. Faysal sintió un terrible dolor y se hincó del mismo. Apenas y podía balbucear, pues Hakan no retiraba la daga, sino cada vez la adentraba un poco más y la retorcía para asegurarse de que no hubiera forma de que sobreviviera a esa herida. Una vez que Faysal estaba en el suelo, casi inerte, Hakan le pegó al cerrojo de la celda de Leyla —en realidad Adalet—, para liberarla.

    —¡Gracias mi Hakan! Vamos —dijo y le brindó un beso en la mejilla de agradecimiento. Hakan lo aceptó. No había escuchado nada de la verdadera identidad de Leyla, pues apenas llegó allí junto el otro guardia que avisó la perdida de los talismanes. Ambos siguieron el camino, sabían que las salidas principales estaban bloqueadas, por lo qué su única opción era escapar por la azotea del edificio.

    —Yo… yo maté a la Leyla de este mundo —se escuchó como un susurro, esas fueron las últimas palabras que Faysal pudo pronunciar.

    —¿Qué dijiste? —preguntó Hakan qué por la lejanía no alcanzó a comprenderlo, pero era demasiado tarde. Faysal ya había muerto, y junto con él, la posibilidad de desenmascarar a Adalet.

    —No tiene caso perder tiempo con él, ya está desvariando. Seguro dijo algo sobre Ruya. Tenemos que irnos ahora, o de lo contrario será imposible —dijo Leyla y Hakan estuvo de acuerdo. En el camino tuvieron que esquivar a varios guardias. Realmente ayudó que Hakan trajera su uniforme y casco de regreso, pues cuando se toparon con el general, él simuló que llevaba a Leyla de rehén y como Faysal por obvias razones no contestaba la radio de comunicación, no le quedó otra opción que dejarlos pasar. Una vez en la azotea, se detuvieron cinco minutos para tomar aliento, pues el siguiente paso de escape era bajar tipo rapel. Ya que ninguno de los dos sabía manejar un helicóptero, y secuestrar al piloto era mucho más arriesgado.

    —Misión cumplida, ¿ahora cómo regresaré a mi mundo? —preguntó Hakan mientras recuperaba el aliento. A pesar de poder estar ahora con Leyla, en el fondo Hakan quería estar de regreso con la pequeña Val y Zeynep. Por más bellos que eran los ojos de ella, no tenía la misma mirada que Hakan recordaba de la Leyla de su mundo.

    —Esto apenas es una paloma en la lista, no es siquiera el principio. Tenemos que derrotar a los demás inmortales, y por último a Vizier —dijo Leyla.

    —¿Demás inmortales? En mi tiempo sólo quedaban Faysal y Valeria. Faysal no dará más problemas, estoy seguro que charlando con Vizier, contándole la verdad que descubrí en mi mundo. Podemos convencerla, no es necesario matarla.

    —Antes de qué asesinaran al protector, con su sangre, despertaron a todos los demás inmortales.

    —¿Qué? ¿Por qué no me contaste eso desde un principio? —preguntó Hakan sobresaltado, pues pensaba que ya estaba prácticamente del otro lado con este triunfo.

    —Por qué tenemos que ir uno por uno, divide y vencerás. Es muy arriesgado seguir aquí, continuemos —dijo Leyla. Ambos se colocaron los arneses y todo el equipo necesario para poder saltar de aquel rascacielos.

8

La historia de Adalet

    En cualquier tipo de secta, tribu o sociedad, cada integrante desempeña siempre un rol específico. Ya sea el del valiente, o en mi caso, su polo opuesto; la cobarde. Aquella persona que jamás peleó por sus ideales y mucho menos por los de los demás, simplemente porque creía que no lo lograría. Creyendo que estaba bien como estaba, pues desconocía todo lo que había afuera. Todo por lo que vale la pena luchar; y sí, es cliché, pero obviamente estoy hablando del amor. Quien no ha luchado por amor, realmente, me atreveré a decir que no ha vivido.

    Yo era joven, siempre evitaba destacar. En el fondo sabía que podía ser la mejor en lo que me propusiera, pero me faltaban agallas, y es que, ¿cómo destacar cuando tus hermanos inmortales tienen los mejores poderes? Faysal poseía una gran labia que podías votar por él para presidente apenas de haberlo conocido cinco minutos. Valeria era omnipresente, era especialmente difícil poder tener secretos con ella, que prácticamente todo lo veía y me podría seguir. El punto del problema es que mi enfoque estaba en ellos, no en mí. Eso era lo que me convertía en introvertida.

    Todos tenían una historia que contar. Fuera interesante o aburrida, le daban la vuelta para narrarla de forma fantástica por más simple que fuera. Por el contrario, yo no tenía historias, y aunque las tuviera, sería la más sencilla que no valía ni siquiera la pena contarla, o eso creía.

    Como inmortal, simplemente dejas que el tiempo fluya, ¿qué es lo peor que puede pasar? Es imposible hacernos viejos, por lo que me limitaba a disfrutar. Mañana se podrá —me decía— pero a pesar de tener todos los mañanas, ese día nunca llegaba.

    Me dedicaba a leer poesía, me encantaba como los humanos se volvían como yo gracias a las palabras. Habían pasado más de doscientos años y el primer poema que leí seguía ahí. Lo leía todos los días, sentía el mismo sentimiento que cuando él me lo escribió. Emir se había vuelto inmortal dentro de mi corazón. Sé que él, por obvias razones ya no vive, pero seguro sí su nieto, bisnieto o la descendencia que fuera. Por lo qué me puse el objetivo de encontrarlo. Hasta que después de algunos años me enteré que su papá había huido de Estambul, y junto con él mis sueños de conocerlo. Ningún inmortal ha dejado esta hermosa ciudad desde qué la oscuridad nos invocó para destruirla, y yo no podría ser la primera, ¿qué dirían?

    Pasaron diez años y no hubo un solo día en el que no deseara escapar. Salir directito a explorar el mundo, pero sobre todo, ver al descendiente de Emir. Sin embargo, mi miedo al ser juzgada era mayor.

    El tiempo siguió pasando. Año tras año, todo cambiaba, todo excepto yo. Hasta qué el destino me obligó; lo recuerdo perfectamente como si fuera ayer. Faysal y Vizier organizaron una junta y me di cuenta que todos compartían el miedo conmigo, ese sentimiento que te atemoriza e impide actuar. Salvo que ellos lo tenían porque corría el rumor de que Estambul contaba ya con el qué sería el primer protector de la ciudad; así es, estoy hablando de Harun. El primer humano que fue capaz de matar inmortales, o al menos ese era el mito, y como todo mito, hubo quienes no lo creyeron hasta que tuvieron que morir para poder apreciar que era verdad.

    Era evidente que yo no era un rival digno. Ni siquiera lo era para mis hermanos, mucho menos para el gran Harun. Por lo que decidí armarme de valor y huir de Estambul.

    Cada noche que pasaba fuera de la ciudad, la pasaba en vela. No podía dormir del miedo de lo que me pudiera hacer la señora oscuridad al enterarse que renunciaba a mi objetivo de destruir Estambul, pero nada ocurría.

    Viajé de ciudad en ciudad, conocí increíbles seres humanos que me enseñaron mucho más que todos los cientos de años que viví en silencio y sola.

    Les parecerá un cuento de hadas, pero a escasos meses de mi partida, me topé con el bisnieto de Emir. Ya tenía los ochenta años y me contó que lamentablemente ahí había acabado su linaje, pues nunca fue capaz de tener hijos, ¿te imaginas mi frustración? Vencer tu peor miedo con el fin de encontrar el amor verdadero, sólo para darte cuenta que al final fue un sueño. Qué todas tus ilusiones y noches de desvelo pensando en cómo sería su encuentro, ahora está en el bote de basura. ¿Cuánto tiempo desperdiciado? Caray, sin embargo, me dijo aquella frase que nunca olvidaré; “no importa el tiempo que amaste, importa la intensidad con la que lo hiciste” —Sólo de esta forma, su amor, sin importar duró un segundo o diez años, durará toda la eternidad en tu corazón— me di cuenta que no es necesario una persona para amar toda la vida, que en mi caso, ya saben que es más que imposible. Sino que puedo amar a una persona cada que yo quiera. Emir VI me dijo que eso no era lo que me quería decir, pero no me importó.

    Viajé prácticamente por todo el mundo, o lo que en ese entonces creía que lo era, hasta que decidí volver. Ver tantos países y tan diferentes culturas me hizo abrir los ojos. No fue valentía el buscar a Emir VI, fue cobardía huir de Estambul por culpa de Harun.

    Una vez que me encontraba de regreso en mi ciudad, convoqué una junta y les dije que teníamos que pelear y defender nuestro territorio. Somos muchos inmortales y él un solo protector. El resultado fue fatal, todos me llamaron traicionera, entre más de uno me ahorcaron, dejándome inmóvil, por no decir inerte.

    Recobré mi sentido unos cuantos cientos de años más tarde. Gracias a mí es que se dieron cuenta que la sangre del protector nos puede revivir. Huí otra vez de Estambul, así pasé unos cientos de años más. Hasta que vi en las noticias que Vizier controlaba toda la ciudad. Había convertido a la mayoría de sus habitantes en inmortales, en súbditos de nosotros.

    No lo podía permitir, si ellos ganaban y Estambul quedaba devastado. La oscuridad nos regresaría a nuestro verdadero mundo y yo no quería. Por lo que salvé a Hakan cuando estaba hundido en el mar con la llave y lo llevé a la guarida de los leales. Como ya sabrás, mi poder es tomar la forma de los demás. Muchas veces puedo aparentar su forma y otras poseer su cuerpo por algunos segundos, si acaso minutos. Siento que la llave le dio un poco de mi poder a Hakan y de esa forma pudo manipular literalmente el cuerpo y pensamientos de Harun para modificar su presente de acuerdo a las decisiones que tomara en el pasado, pero mientras él iba modificando su realidad, la mía seguía intacta a esos cambios. Dividiendo a partir de ese momento la historia en dos partes; una donde el protector gana, y la otra donde los inmortales salimos victoriosos. Como ya te imaginarás, no podía permitir que de verdad ocurriera la segunda opción, por lo que tomé prestada la identidad de Leyla y traje a Hakan a mi mundo con la ayuda del oráculo. Para eso tenía que darle una ventaja a los inmortales. Les tenía que hacer creer que habían ganado, así es que antes de partir, tomé ahora la imagen de Hakan y simulé que Vizier lo asesinaba. Sólo así bajarían la guardia, sólo así me encargaría de ser yo la única inmortal que sobreviva.

9

Conflicto

Mientras Leyla y Hakan descendían a toda velocidad del edificio donde mataron a Faysal. Hakan logró ver y a escuchar a Vizier a través del reflejo de las paredes de cristal de aquel rascacielos.

    —Hakan, tienes que escucharme con claridad. Leyla no es quien dice ser —dijo Vizier, Leyla tomó del brazo a Hakan para notificarle que era momento de abrir el paracaídas, pero Hakan estaba perplejo por el mensaje que acaba de recibir. Su mente se había detenido, sin embargo, para su desgracia, la gravedad no. Si no abría rápido el paracaídas, Leyla y él se convertirían en una mancha en el piso. Leyla, como pudo jaló del arnés para activar la apertura del paracaídas y juntos descendieron ahora lentamente hasta aterrizar de manera forzada, más no grave en el techo de una pequeña casa. Ambos querían desatarse tan rápido que no podían, y es que se aventaron en esos equipos donde ambas personas van agarrados del mismo arnés, por lo que un paracaídas fue para los dos. Tan pronto se separaron, Hakan quiso correr. Desde que Leyla se presentó con él, la había visto como una aliada, inclusive como algo más que iba en contra de sus sentimientos, ¿era verdad lo que le dijo Vizier? ¿Leyla no era Leyla? Eso era imposible, tan imposible como estar en otra dimensión, un mundo alterno.

    —¿Por qué te paralizaste? ¡Casi morimos! —le replicó Leyla a Hakan con tono fuerte.

    —Yo… me quedé recordando nuestro viaje por Italia, ¿lo recuerdas?

    —Como olvidarlo, pero no es momento para ponernos a recordar. Tenemos que ocultarnos, ¡vamos, sígueme! —respondió Leyla y Hakan confirmó que Vizier decía la verdad. Leyla y él nunca viajaron a Italia. Ni siquiera salieron de Estambul, pues su prioridad era derrotar a los inmortales.

    ¿Hakan, qué piensas? —preguntó Leyla que veía que él tenía la mirada perdida, y como no, si yo fuera él, estaría igual, o peor.

    —Sí, vamos —contestó todavía con confusión, pero Leyla no le tomó importancia y continuaron su travesía a su refugio. Hoy habían ganado una batalla. Habían derrotado al gran Faysal, sin embargo, todavía faltaba mucho para salir victorioso de la guerra. Durante el camino, Leyla no dijo una sola palabra y eso Hakan lo agradecía, pues tenía un dilema, ya que tenía dos opciones; la primera era enfrentarla hasta que le dijera la verdad absoluta. La otra era que le siguiera el juego, pretender que no sabía nada e irle sacando la información poco a poco. A Hakan no le importaba el método, no tenia temor de encararle hasta que soltara la sopa. Lo único que deseaba era regresar con Zeynep y la pequeña Val.

    —Por fin llegamos. No puedo creer que lo logramos, ¡vencimos a Faysal! Esto lo tenemos que festejar —dijo Leyla una vez que habían entrado a la cabaña, y sacaba lo que pareciera ser whisky de la alacena.

    —¡Brindemos por nuestro triunfo! —añadió Leyla, pero Hakan se rehusó a su brindis.

    —Brindaremos cuando esté de regreso en mi mundo —agregó en un tono tan monótono que no era común de Hakan. No expresaba enojo, felicidad, ni tristeza, nada… su voz carecía de expresión.

    —¿Todo bien? ¿Qué es la vida si no festejamos nuestros logros? Por pequeños o grandes que sean —preguntó Leyla, quien ya había servido en dos vasos el whisky. Se acercó a Hakan y mientras le daba su vaso para que lo cogiera, le susurró en el oído que iban a festejar lo quisiera o no, mientras empezaba a besarle el cuello. Hakan, sabía que estaba mal y no solamente por Zeynep, sino por lo que acababa de descubrir. Quería resistirse a los placeres de Leyla, eso era realmente difícil e irónico. Fue capaz de asesinar a un inmortal a sangre fría, pero no era capaz de resistir los encantos de una simple mortal. Hakan sintió un presentimiento y no dudo en actuar; tomó de la cintura a Leyla, llevó con sus manos la cara de Leyla a la suya, para así poder besarla mientras acariciaba su piel. Lentamente, sin ninguna prisa mas qué incrementar el placer, caminaron ambos a la cama sin parar de besarse. Lo cual los hizo tropezar y caer en el viejo colchón. Hakan comenzó a desvestir a Leyla sin parar de besarla. Para Leyla era imposible enfocarse en otra cosa que no fuera Hakan y cerró los ojos para dejarse guiar por sus cariños y besos. Hakan le hizo dar una media vuelta para acomodarse mejor. Llevó su mano al buró, sin que Leyla se diera cuenta sacó el talismán que detecta la presencia de los inmortales y cuando lo apuntó hacia ella sin que lo notara, brilló. ¡Leyla era una inmortal! Bueno… nosotros ya sabíamos eso, pero Hakan no. En cuanto vio eso, aventó el talismán por atrás de la cama y se apartó de Leyla.

    —¿Qué pasa, hice algo malo? —preguntó Leyla al ver el disgusto de Hakan.

    —No, soy yo… no puedo hacerle esto a Zeynep.

    —Ya se lo hiciste una vez, ¿qué importa una segunda? Haz estado muy raro desde qué… —dijo Leyla, y se quedó callada por unos segundos.

    —Nunca fuimos a Italia, ¿cierto? —preguntó Leyla sabiendo que su plan se venía para abajo.

    —Así es, ahora dime; ¿¡quién eres en realidad!? —preguntó Hakan mientras corrió para agarrar la daga y ponerse a la defensiva.

    —Tranquilo. Si hubiera querido matarte, ya lo hubiera hecho.

10

Ojo por ojo

Zeynep llevó a la pequeña Val con un leal para que la cuidara. En la escuela dijo que iban a salir de vacaciones, pues por obvias razones no podía decir la verdad, ¿quién le creería que su viaje sería a la Estambul de un mundo paralelo?

    Tenía miedo, ella no poseía ninguna camisa que la hiciera invencible, mucho menos portaba una daga que le diera ventaja sobre los inmortales, y aunque la tuviera, ¿qué efecto tendría en ella? Junto a ella la daga carecía de poder. Era una simple daga más, pero no por eso podía quedarse de brazos cruzados. No, tenía que hacer hasta lo imposible con tal de traer a Hakan de regreso.

    Después de lo que pareciera una eternidad, Zeynep llegó a la tumba de los inmortales y dijo las palabras que Val le comentó abrían el portal, pero nada sucedió. Las repitió otra vez en voz alta, pero nada pasaba, ni siquiera un pequeño indicio de que iba bien. Lo repitió tres veces más y nada… rápido, lento, hasta deletreado, pero nada de nada. Zeynep se sentó frustrada delante de aquella gran puerta de piedra.

    —¿Qué estoy haciendo mal? —se preguntó en voz alta, pero era evidente que no tenía la menor idea, gritó al aire como si eso fuera la respuesta, y es que… extrañamente lo fue. La puerta se abrió y Zeynep entró. Buscó por todos lados, pero no sabía que más hacer. Supuestamente con eso ya estaría en el otro mundo, ¿por qué no fue así?

    —Por qué necesitas un sacrifico —dijo una voz a lo lejos.

    —¿Qué? ¿Quién eres? ¿Qué tipo de sacrifico te refieres? —preguntó Zeynep intrigada.

    —¿De verdad necesitas que lo diga? Ya sabes a quien me refiero —Y sí, sabía exactamente a quien se refería, pero odiaba pensar que sus sospechas eran ciertas, pues se trataba del oráculo. Así logró Leyla venir a este lugar, asesinando al oráculo de su mundo. Obteniendo así la suficiente energía necesaria para ir y regresar. Esto no sería tan grave si no fuera porque la oráculo actual se trataba de su mismísima hija.

    Zeynep no preguntó más, ni siquiera insistió en investigar si la voz provenía de su subconsciente o de alguien más y salió corriendo de aquel lugar tan rápido como sus piernas se lo permitieron. En cuanto llegó a la casa donde había pedido el favor que cuidaran a Val, entró sin siquiera tocar. Obviamente Jesef, quién estaba cuidando a Valeria, la mandó al patio trasero a que se escondiera mientras él caminaba sigilosamente hacia la entrada para ver quien irrumpía, estuvo a nada de dispararle a Zeynep cuando la vio.

    —¿Por qué entraste así?

    —¿Dónde está Val?

    —Está atrás, en el patio escondiéndose —respondió Jesef y Zeynep prosiguió a ese lugar de inmediato.

    —¡Mamí! —gritó la pequeña Val tan pronto vio a Zeynep.

    —Mi cielo, eres una niña muy grande y valiente. Necesito que me escuches y me ayudes, ¿es posible que le puedas mandar un mensaje a papá?

    —¿Cómo? ¿No lo encontraste? —preguntó la pequeña Val decepcionada, pues Zeynep le había jurado que la próxima vez que la viera, sería junto con Hakan. Promesa que no fue capaz de cumplir.

    —No mi vida. Papá está en un lugar al que no puedo ir, pero si recibes visiones de él, es muy probable que también puedas enviarle un mensaje, ¿puedes intentarlo?

    —¡Sí! —respondió la pequeña Val emocionada sin saber el verdadero sacrificio que le solicitaba Zeynep, y a quien le dolía infinitamente pedirle ese favor, pues mandar un mensaje al otro mundo no es como si fuera una simple llamada. Se requiere una gran cantidad de energía, y el desgaste del cuerpo es muy doloroso. Zeynep lo sabía porque cuando entró a la tumba fue como si hubiera vuelto a ser el oráculo. Pudo presenciar en su mente todo lo que pasó en su otra vida que ahora se borró, que Hakan eliminó como efecto secundario cuando Harun derrotó a los inmortales.

    —Ya le dije que lo quiero mucho y que lo extraño mami.

    —Gracias mi cielo, pero necesito que le des un mensaje un tanto no tan agradable. Dile a papá; qué para poder regresar… necesita… —Zeynep  no podía pronunciar aquella palabra enfrente de Val, ella era todavía muy pequeña para enterarse de la maldad de este mundo.

    —Necesita matar a Leyla —finalizó Zeynep con una lagrima saliendo de su ojo. La pequeña Val quedó también tan impactada como su madre, sin embargo, en el fondo sabía que su mamá tenía razón, y aceptó diciendo un simple está bien.

11

Doppelganger

    Hakan se sentó en aquel sillón viejo de la cabaña. Dejó de apuntar con la daga a Leyla, aunque no la guardó, tenía que estar preparado para cualquier situación y la defensa era algo que no podía darse el lujo de perder en esos momentos. Leyla le contó al pie de la letra la historia de Adalet, su historia del porque no deseaba, pero tenía que eliminar a los inmortales. El viajar por el mundo le abrió los ojos, su mente y le hizo ver que inmortales y humanos pueden convivir sin problema. Que querer regresar al pasado, a su mundo oscuro era simplemente rechazar adaptarse a su nueva realidad. El ser humano se ha adaptado a sin fines de circunstancias, desde cazar mamuts hasta cómo poder conquistar a la chica que te gusta por mensaje de texto, e inclusive emoticonos, ¿si ellos pudieron adaptarse, por qué los inmortales no?

    Su historia era muy convincente. Hakan le quería creer, pero verla enfrente de él con el mismo rostro y cuerpo de Leyla le impedía hacerlo, ¿cómo hacerlo si la verdadera Leyla murió a costa de las mentiras y engaños de Faysal? Gracias a Valeria aprendió a no juzgar por su ser, sino por el actuar de sus semejantes, pero… si era así, ¿por qué le mintió? ¿Por qué no le contó la verdad desde un principio? Tal vez Hakan hubiera aceptado y se hubiera ahorrado toda esta preocupación —refiriéndose a que no sabía cómo se encontraba Zeynep, ni siquiera si la volvería a ver— Sólo sabía que no podía confiar en alguien que no había sido honesto con él.

    —Sólo quiero regresar a casa, si me ayudas a lograrlo, te ayudaré, pero no más mentiras —los ojos de Ley…perdón, de Adalet se iluminaron, pues recibiría la ayuda de Hakan.

    —¡Hecho!

    —No tan rápido que no he terminado. Quiero ver al protector de este mundo —dijo Hakan y la cara de Adalet ya no era tan carismática como se veía hace unos segundos.

    —No es posible. El universo puede colapsar, el oráculo me prohibió hacer justo eso. Por eso fingí su muerte.

    —Es mi condición, tómalo o déjalo —finalizó Hakan y no dijo más. Se hizo un silencio muy incomodo. Adalet no decía nada, de hecho, sus ojos se pusieron en blanco y cayó inconsciente sobre la cama. Hakan se levantó rápidamente para intentar reanimarla.

    —¡Leyla, despierta! —gritaba Hakan, le costaba llamarle por su verdadero nombre; Adalet, pero ella no respondía. Sus signos vitales eran normales, se podía apreciar como su pecho inhalaba y exhalaba aire lentamente.

    Adalet, a pesar de estar inconsciente pudo ver una visión, de hecho por eso se desmayó, pues se trataba del mensaje que la pequeña Val mandaba para Hakan. Adalet se levantó de un golpe y lanzó a Hakan contra la pared y comenzó a hacer movimientos extraños con sus manos, con el fin de responderle a Valeria que no se metiera en sus asuntos y que su padre; Hakan, jamás regresaría con ellos.

    —Está bien, vamos a que conozcas a tu doppelganger —dijo Adalet decidida mientras Hakan apenas se recuperaba de su golpe.

    —¿Qué fue eso?

    —No fue nada, sígueme —dijo Adalet y salió de la cabaña esperando que Hakan fuera tras ella, pero no lo hizo. Él sabía que pasaba, ya lo había visto antes en Zeynep cuando era el oráculo.

    —¿Qué esperas? ¿No que querías conocerte? —preguntó Adalet que regresaba a la puerta de la cabaña para apurarlo.

    —Sí, vamos —dijo él. Sabía que Adalet seguía ocultando cosas, pero no la presionó y fue con ella por toda la ciudad. Ya se hacía de noche y empezaba a oscurecer. Llegaron al barrio más lujoso de Estambul y entraron a lo que parecía ser una mansión, la casa era inmensa. Pasaron todo el pasillo principal y hasta el fondo, dentro de un cuarto que ni siquiera tenía candado, ahí se encontraba el Hakan de este mundo.

    —Dame cinco minutos para hablar con él. Si te ve sin siquiera un aviso, algo muy feo pasará.

    —No, se trata de mí y soy fuerte. Créeme que lo soportaré.

    —Yo sólo te advierto. Si terminas destruyendo este mundo será tu culpa.

    —En realidad, será tuya. Tú me trajiste en contra de mi voluntad, ¿recuerdas?

    —Lo que digas —le respondió Adalet y ambos entraron al mismo tiempo. El Hakan de este mundo se encontraba amarrado a una silla y se veía débil. El instinto de Hakan segundo —así le llamaremos al Hakan que no pertenece a este mundo para diferenciar— corrió con él para liberarlo. Adalet intentó interponerse, pero no lo logró y Hakan la mandó a volar de un golpe unos cuantos metros.

    —¿¡Qué hiciste!? —preguntó Adalet aterrada al ver que ya era tarde para tratar de impedirlo nuevamente, pues ya lo había liberado.

    —Hice lo que tenía que hacer —respondió Hakan segundo con confianza.

    —Muchas gracias hermano, te estaré eternamente agradecido —le respondió Hakan primero —el de este mundo paralelo—, y caminó lentamente hacía su doble. Le dio un puñetazo directo a la cara, el cual lo tumbó. Le quitó la daga y ahora se dirigió con Adalet. Ella trató de correr para escapar, pero ya era muy tarde. Hakan primero le había clavado la daga en la espalda baja para detenerla y matarla.

    —¡No! —gritó Hakan segundo. Trató de levantarse tan rápido como pudo para ir con él, pero siquiera antes de poder levantarse, Hakan primero dijo unas palabras en latín y desapareció ante sus ojos. Cuando Hakan llegó con Adalet, ella deliraba y a duras penas le pudo explicar que Faysal no sólo había matado a la Leyla de este mundo —como ya sabía— sino también, Valeria había asesinado a Zeynep y esa fue la gota que derramó el vaso. Gracias a eso, Hakan perdió la esperanza, misma que recuperó hasta que se enteró que había otra Zeynep en otro universo. Sí, aquel mundo paralelo donde ellos sí tuvieron un final feliz. Hakan primero había matado al oráculo e iba a transportarse a ese mundo, pero el oráculo se suicidó antes de lograr fallecer para pasarle su energía a Adalet, y le indicó que trajera a Hakan del final feliz sin importar el medio, la forma, ni los efectos secundarios. Para así asesinar a sus hermanos inmortales, y por último ella, para regresarle a Hakan segundo su gloriosa vida que se ganó con tanto derecho.

    —Lo siento, no debió de terminar así —dijo Adalet, sus ojos se cerraron y cayó inmóvil al suelo.

    Mientras tanto… en el otro mundo:

    Hakan primero corrió por Estambul en busca de Leyla, los rumores de los demás fieles le comentaron que se encontraba en la tumba de los inmortales. Él corrió y tenían razón, a lo lejos alcanzó a ver a Zeynep. No lo podía creer, después de todo y pesar de su traición a su yo de otra dimensión. Tendría su final feliz, por fin iba a poder tener una vida sin preocupaciones junto a Zeynep.

    Zeynep, que se encontraba apenas dentro de la cueva, se clavó un cuchillo en el abdomen y dijo las palabras en latín.

    —¡Zeynep! —gritó el Hakan farsante —ahora le llamaremos así, puesto el verdadero Hakan jamás hubiera traicionado, y menos a él mismo—.

    —¿Hakan? —fue todo lo que logró decir Zeynep antes de desaparecer, antes de que todo se iluminara para viajar al mundo donde se encontraba el verdadero Hakan que necesitaba ser rescatado.