Siempre he sido muy independiente. Mis padres siempre andaban de viaje y mi tío Renato me cuidaba por un tiempo, eso fue hasta que Zack atacó a mis papás. Después de esa situación, me llevaron a la Mansión búfalo. A pesar de mis lágrimas, me abandonaron a mi suerte. Claro, así me hubiesen dejado en Ratónlandia hubiera pensado lo mismo, ¿qué otra cosa podría pensar una niña de seis años?
Todas las inseguridades que tengo hoy en día se lo debo a mis padres, es la herencia que me dejaron. A pesar de eso, ahora entiendo que todo lo que hicieron, fue pensando en mi bienestar. Ya no se los puedo agradecer en persona, pero sé que algún día lo haré cuando me reencuentre con ellos.
Te platicaré rápidamente a que se dedica la Mansión Búfalo. Es un estilo de orfanato para nosotros los potestas. Si lo comparamos con ciudades, digamos que el Antartic Palace es como Dubái; un lugar lleno de lujos y la Mansión Búfalo, un barrio cualquiera del que pocos conocen y menos están todavía interesados en conocer. Por fortuna no siempre fue así. Me contó el director Desmond que en sus mejores años, la mansión era mil veces mejor que el Antartic Palace. De aquí salieron grandes y honorables Potestas, pero también los peores al mismo tiempo… siendo Zack el más peligroso de ellos. Por lo que cuando lo vencieron, la mansión cayó junto con él. Lamentablemente no se quedó ahí, lo tomamos personal y ahora el Antartic Palace se volvió nuestro rival.
—Tifanny, necesitamos que vengas de inmediato —me dijo Desmond por el auricular y con eso se acabó mi libertad de hoy. Él cree que existen potestas de los cuales aún desconocemos de su existencia. Piensa que porque Renato se rebeló para buscar su libertad, otros hicieron lo mismo. Actualmente somos muy pocos como para derrotar a Kendra y su equipo. Ya perdimos una vez, ¿qué evitará que no vuelva a suceder?
Mi poder debería ser adivinar en lugar de poder cambiar de apariencia, pues tuve toda la razón. Supuestamente vieron un acontecimiento raro en Francia y me mandaron a investigar, lo cual siempre he odiado.
En esta parte, el camino es mucho más emocionante que el destino. Me subí a la moto y recorrí horas en ella a gran velocidad hasta llegar al punto indicado.
Algo frustrante, es que en las películas te muestran sólo la parte interesante. Nadie quiere ver una escena donde la protagonista está sentada diez horas en una cafetería al aire libre prestando atención para ver si el enemigo pasa justo enfrente de ella.
Para serte honesta ya me quería ir de allí. Estaba en medio de una guerra que yo no elegí, la suerte lo hizo por mí, me puso en este bando y no podía escapar. Ya lo intenté hacer una vez y no pude ni avanzar cinco metros porque Andrew vio mi plan en mis deseos, por lo cual saboteó mi huida.
Por el momento, no me quedaba otra opción más que seguir trabajando para Desmond. Eso es lo que pasa cuando tienes demasiado tiempo contigo misma. Empiezas a divagar en cosas que no tienen sentido. Tu mente quiere escapar, conectar con alguien más, sentir que no estás loca, o al menos, que no eres la única que piensa así.
Después de cinco largas horas tuve mi primera pista, pero se trataba de un… ¿muchacho de 17 o 18 años? Era idéntico a mi tío Renato, pero no podía ser él. Mí tío debería tener como 45, aunque claro, después de lo que he visto, todo era posible.
Me cambié de forma para no ser la dulce y bella Tifanny, sino un tipo que medía dos metros y unos bíceps que parecían ser de acero. Caminé hacia donde estaba él parado, para luego chocar cara a cara. Noté de inmediato su miedo al verme y no lo culpé. Yo sólo le dije que tuviera más cuidado mientras al tocar su hombro, le implanté un microchip en su camisa para poder seguirlo vía GPS. Le mandé los datos a Desmond y sólo quedaba esperar nuevas indicaciones.
Mi trabajo no había terminado, pero si podía darme un merecido descanso y que mejor que con mi novio. Sólo esperaba que si hubiera podido ver mi mensaje. Nuestro amor era mágico y de cierta forma prohibido, no es que no estuviera permitido. Él vive en el futuro cien años adelante. Su poder es viajar en el tiempo y por lo mismo nuestros momentos eran muy limitados. Sólo podía verlo cuando salía de misión, sería muy arriesgado que Desmond o alguien más supiera de Zeit.
Regresé a mi hotel y para mi fortuna, justo en la entrada ya estaba él. Transformé mi cuerpo en la real Tifanny —dejando de ser aquel tipo alto—, y corrí para abrazarlo y besarlo. Me dijo que estar en el presente era muy riesgoso para nosotros, por lo que tan pronto me correspondió el abrazo, me llevó con él al futuro, donde podíamos ser realmente libres, pues en este, los potestas no teníamos que ocultarnos de los humanos. Era todo lo que me dijo, pues tan pronto llegamos a su época, me desmayé de la impresión.
Abrí los ojos y di un enorme salto al ver que no sabía dónde estaba, pero me tranquilicé al escuchar la voz de Zeit para decirme que todo estaba bien. Que me encontraba en su casa de campo y que teníamos todo el fin para nosotros. Allí en la naturaleza, el futuro no se ve tan diferente del presente, de mi presente, claro. Me dijo que me llevó allá porque en la ciudad siempre pierdo el conocimiento una y otra vez. Yo sólo sabía que no me importa si era en una ciudad futuristica, el campo abierto, o la edad media, siempre y cuando estuviera a su lado, todo lo demás sobraba.
Me llevó afuera y ya tenía la comida lista; una carne de venado deliciosa. La vista ni se diga, era hermosa. El cielo aparentaba ser mucho más claro y bello, supongo que al final logramos estar en paz con la madre naturaleza.
Amo las historias de Zeit, siempre tiene algo que contar y es que se puede decir que tiene la experiencia de todos sus ancestros. Gracias a su poder, ha visitado desde la construcción de las pirámides, la caída de Constantinopla e inclusive mucho más allá de mi muerte. Miles de años de historia en donde él ha podido estar en carne y hueso en primera fila. Ha de ser increíble. Le he pedido que me lleve, pero se rehúsa. Dice que el tiempo no es algo con lo que se deba jugar, sin embargo, él lo hace con sumo respeto y cuidado.
Me pasé toda la tarde escuchándolo hablar. Me contó principalmente sobre cómo se construyó Roma y los eventos del Coliseo, ¿te imaginas ser capaz de poder presenciar tal espectáculo? Sé que era una barbaridad. De hecho un dato curioso es que se le llamó “Coliseo”, porque a su lado había una gran estatua; el Coloso de Nerón.
No me di cuenta, pero ya se hacía de noche. Las estrellas comenzaban a salir e iluminaban nuestra velada. Eso era lo que quería para toda mi vida. Quería quedarme en ese lugar y jamás regresar con Desmond, no volver a poner un pie en la mansión búfalo. Le pedí a Zeit que hiciera que esa noche no se acabara, quería que durara para siempre. Él se quedó callado, como si algo estuviera mal, pude presentirlo con este instinto que nos caracteriza a las mujeres. Levantó la mirada y lentamente me expresó con palabras que simulaban ser susurros, que esa noche era perfecta por el simple hecho de tenerme a su lado. Me derretí y comencé a besarlo apasionadamente. Una cosa llevó a la otra y no entraré en detalles, quiero guardar esa noche en mis recuerdos para toda mi eternidad.
Me desperté a su lado y me sentía la mujer más feliz, hasta que llegó la tarde, ¡el maldito me terminó! Diciéndome que había viajado a un tiempo donde ya no éramos novios y que me veía muy feliz sin él. Que jamás debió de conocer esa parte de mi futuro, pero nuestra existencia —en si la de él—, dependía de que lo hiciera. Obvio no me quedé callada, ¿cómo fue capaz de llevarme al cielo para después tirarme al suelo? Y… ¿sabes lo que me respondió? Me dijo que era porque quería que nuestro último recuerdo fuera el más increíble de todos. Sin duda alguna es un idiota. Le pedí que me regresara y que no me volviera a ver. Él aceptó y con una lagrima —cuando yo tenía mis mejillas empapadas de ellas—, me abrazó para llevarme de vuelta a mi época.
Los viajes en el tiempo no son nada fáciles. Tu cuerpo se siente cansado, mareado y las luces son agonizantes, por lo que siempre cierro los ojos. Al abrir estos, alcanzo a ver que seguimos en el campo. Le cuestiono porque no me llevó de regreso y me contestó que lo hizo, pero que muchos años atrás de mi nacimiento. Que tenía que hacer algo antes. Una anciana se acercó a mí, yo me quedé perpleja, seguía con los efectos secundarios de viajar en el tiempo y cuando ella tocó mi frente, mi cuerpo se paralizó. No podía moverme.
—Por favor haz que me olvide. Que jamás recuerde mi nombre, mi cara, mis abrazos, los momentos que pasamos juntos, mis caricias. Ella no debe ser capaz de recordar que lo es todo para mí —le dijo Zeit a la anciana y yo traté de gritar, patalear. Zeit será un gran patán, pero olvidarlo era algo que definitivamente no quería. La anciana cerró sus ojos y mi mente quedó en blanco.
Me desperté en mi cuarto de hotel y estiré mis brazos como de costumbre. La cabeza me dolía terriblemente y me levanté por un vaso de agua. Siempre que tengo jaqueca medito un poco, para mi es el mejor remedio. No alcanzaba a recordar que pasó anoche, pero no me preocupaba, después lo sabría gracias a mi diario. Sólo recordaba que le puse el GPS a aquel muchacho y eso significaba que tendría toda la tarde para divertirme. Supongo que me pasé de copas. Revisé mi celular y tenía un mensaje de Desmond diciendo que la misión se actualizó. Que Andrew tuvo una visión de aquel muchacho asistiendo a una boda. Que me fuera a comprar mi mejor vestido, pues yo tendría que asistir a ese evento e interrogarlo. Me vestí, me recogí el cabello con mi broche turquesa y salí para poder completar lo más rápido la misión. No sé porque, pero queria que todo se acabara de una buena vez.