Sí, acepto —dije y sellé la promesa juntando mis labios con los de Axelander. Se detuvo el tiempo y el momento fue grandioso. Todos aplaudían y lo más importante, yo era la protagonista. Las cámaras apuntaban hacia mí y mi hermoso vestido blanco de fino encaje. La verdadera felicidad se encuentra en estos momentos, a pesar de que no sean reales.

    —¿Ya nos podemos ir? Después tendrás tu luna de miel en el renacimiento —me interrumpió Kendra.

    —Si sabes que primero me tengo que casar, ¿cierto? Me siento ridícula al visualizar mi boda con Axelander sabiendo que jamás sucederá —dije desanimada, desaparecí todo el ambiente para regresar a mi triste realidad dentro de mi cuarto.

    —Y sabes que eso sólo aplica para los humanos, ¿verdad? En nuestro mundo, el mundo potesta no existen esas leyes tan ridículas. Ya te hizo daño ver tanta televisión, y dile Zeit, Axelander suena como si estuvieras en una novela.

    —Lo sé, pero es todo lo que tengo. Puedo engañar a mis ojos, pero no a mi corazón, Zeit y yo jamás estaremos juntos completamente. Él nunca renunciará a sus viajes en el tiempo por mí.

    —Y tú no renunciarás a tu vida en el Antartic Palace. Mientras ninguno de los dos ceda, su tonta “boda” jamás sucederá. Mientras tanto, vamos, tu «prometido» ya nos está esperando en la sala de estar.

    —¡¿Por qué no me dijiste que ya había llegado?! ¿Qué tal si descubre nuestra boda falsa? —respondí angustiada y Kendra se limitó a encogerse de hombros. Amo a Zeit y Kendra tenía razón. Si queremos que esto funcione, él, o yo, tenemos que dejar atrás nuestro presente. Se escucha muy fácil, pero hacerlo es mucho más complicado, ¿qué le diré? Zeit, mi amor. Necesito que dejes tu tan divertida misión de la vida para venirte conmigo a vivir una vida monótona y aburrida en el Antartic Palace. Donde lo más emocionante es recibir y dar puñetazos los martes que son los días de entrenamiento. Las salidas a otras épocas quedan prohibidas, y es que créeme, ser novia de alguien que viaja en el tiempo no es nada fácil. Las conversaciones no tienen un flujo lineal. Hace una semana, el sábado para ser precisa, tuve una grandiosa cita con Zeit. Me llevó a ver la obra de Romeo y Julieta, la original del año 1597. Fue una velada totalmente mágica, la mejor de todas y como tal, siempre la quieres recordar. Después de eso, me regresó a mi cuarto y en la madrugada él regresó al futuro, el cual es dónde pertenece, pues en realidad es su presente. Nos volvimos a ver el miércoles y al platicarle sobre lo maravilloso que la pasé ese día, puso su mente en blanco, no tenía tal recuerdo, ¡por qué no era el Zeit que me llevó! Es decir; sí era el Zeit que conozco, pero por decirlo de una manera; el que me llevó a ver la obra fue el de 29 años, mientras que quién vi el miércoles, era el que tenía 27, por lo cual, no poseía tal recuerdo, pues todavía no lo había vivido.

    En fin, el punto es que no creo que él esté dispuesto a renunciar a sus viajes en el tiempo, ni yo a mi vida en el Antartic Palace, ¿qué tanto estás dispuesto a sacrificar por amor?

    Llegamos a la sala de estar y Zeit me saludó con un efusivo, pero tierno beso. Yo lo abracé fuertemente y eso me hizo sentir muy bien. Un abrazo es capaz de hacerte sentir especial. Podría llegar a decir y recibir mil palabras, pero jamás sentiría tal afecto y cariño como con este caluroso gesto.

    Nos preguntó si estábamos listos y respondí un sí al unísono con Kendra. Ella tomó la mano de Zeit y de un momento a otro ya no estábamos en el Antartic Palace, sino en la costa de una playa, justo entre la arena y el comienzo de la jungla.

    —La misión es simple; nos tenemos que dividir para abarcar más terreno y poder encontrar la vasija de Xia, pues en esta podremos encerrar a Zack y ser libres de una vez por todas. Es nuestra oportunidad de vencerlo —comentó Kendra y no me agradó la idea, por lo qué repliqué.

    —¿Separarnos? Venimos a una época que no conocemos a robar el artefacto más valioso y poderoso que la dinastía China logró tener en sus manos. Sabes que siempre te apoyo, pero esta vez no me parece buena idea.

    —Ashley, yo tampoco estoy feliz de estar aquí. Entre más tiempo pase, Zack obtiene más poder, y con este, las posibilidades de vencerlo y rescatar a Kagneline se vienen para abajo. Tenemos que actuar rápido si queremos salvarla —me contestó Kendra y la idea seguía sin agradarme. Para serte honesta, no quería separarme de los brazos de Zeit, de su protección, pero en el fondo sabía que tenía la razón. El tiempo se acortaba y dentro de poco Kagneline se enfrentaría a su hermano en el Coliseo. Zack se encargó de publicitarlo como si fuera el mismísimo superbowl.

    —Entonces no se diga más. ¡Nos vemos dentro de dos horas en este mismo punto! —finalicé de decir y ellos asintieron con un gesto moviendo la cabeza. Yo me fui hacia el este y sólo esperaba que no pasara nada malo. Por dentro estaba aterrada, pero no le podía fallar a Kagneline cuando más me necesitaba. Di un fuerte respiro y contuve mi miedo en mis pulmones. Caminé, se supone que la vasija debía de estar en el palacio, al menos eso es lo que dicen los libros de historia, sin embargo, el palacio es tan antiguo que los escritos no indicaban su ubicación.

    Con cada paso, mi corazón se agitaba más y no por mi condición física, sino mental. Sentía que cada vez me acercaba más al peligro y no podía estar más acertada. Mi pie pisó una trampa y bastó de unos segundos para que quedara colgada de cabeza sobre un par de árboles. El ruido atrajo a los integrantes de la tribu y me empezaron a hablar en un idioma que desconocía. Sé todas las variantes del latín, pero este era diferente. Me sentía frustrada porque no podía darme a entender y de igual forma no comprendía ninguna de sus palabras. Con señas traté de comunicar que venía en son de paz —aunque esto no era del todo cierto, estábamos dispuestos a todo con tal de que la misión fuera exitosa—, sólo logré llamar más su atención y que incrementaran el tono de su voz. No me quedó de otra más que utilizar mi poder. Kendra me lo había prohibido, pero ya no estábamos hablando sólo del fracaso o éxito de la misión, sino de mi vida.

    Cerré los ojos para concentrarme y lentamente la selva desapareció de la vista. Todo quedó de un color blanco uniforme como si se tratara del cielo —al menos así me lo imagino—, y con otra ilusión hice parecer que la liana que me sostenía se rompía y yo quedaba levitando, como si fuera una diosa. Todos se quedaron en silencio e inclusive uno se desmayó. Era evidente que jamás habían visto algo así y es porque no existe. Por si no me conoces. Soy Ashley Vixen y mi poder es hacer que los demás vean ilusiones como si fueran reales, como si estuvieras en un salón de realidad virtual, pero sin lentes.

    La Ashley que levitaba —mi ilusión—, descendió y caminó por los senderos de la jungla. Todos la siguieron sin dudar. Ahora me encontraba otra vez sola y seguía colgada de la liana de cabeza. Mi poder va con la imaginación, puedo hacer que te imagines que un león está por devorarte, pero jamás que rompa la dimensión y sea capaz de hacerlo. Por lo cual; puedo aparentar que la liana se rompe y levito, pero jamás poder crearlo. Traté de moverme de un lado a otro, pero mi esfuerzo fue inútil. Sólo perdí tiempo y ahora me sentía mareada, para unos instantes después quedar desmayada.

    Abrí los ojos de golpe y me alegró ver que sólo fue una pesadilla. Estaba recostada sobre mi… iba a decir cama, pero sólo era un montón de paja, ¿dónde estaba? Miré por todo el cuarto y me di cuenta que la pesadilla no había acabado, sino apenas empezaba. Vi entrar a una muchacha con varias cosas sobre sus brazos. Con ademanes me dio a entender que me quitara la ropa para ponerme sus harapos. Le dije que no y salió corriendo, logré notar que me tenía miedo.

    Zeit, mi amor, ¿dónde estarás? Me pregunté a mí misma sin poder pensar con claridad. Caminé hacia afuera, tenía que escapar, sin embargo, tan pronto asomé la cabeza, vi mi pesadilla hecha realidad. Centenares de hombres armados. Lo único bueno de esto, era que entonces me encontraba en el palacio.

    Regresé al cuarto de inmediato y me puse a pensar, ¿dónde escondería la vasija? Seguramente en la torre más alta. Me asomé una vez más. Con mi poder simulé que eran atacados y me salió contraproducente, todos corrieron hacia mi lugar. No me quedó de otra más que ponerme sus prendas y con eso me oculté de ellos. Me abrí paso como pude hacia la torre. Una vez que estaba en la cima de esta, ¡ahí estaba! La vasija de Xia resplandecía enfrente de mí. Intenté tomarla y tan pronto la toqué se hizo cenizas. No era la verdadera, alguien ya la había tomado antes y seguramente era un potesta, pero el único capaz de crear una ilusión como esa… ¡era Zack! ¡Nos ganó una vez más, saboteó nuestro plan!

    No perdí tiempo y regresé a la orilla de la playa donde no había nadie, seguro ya se habían ido al darme por muerta. Llevé mis rodillas a la arena para hincarme, me sentía derrotada.

    Después de unas horas escuché un tipo trueno y al voltear, se trataba de Zeit. Me levanté y lo abracé con todas mis fuerzas. Entre sollozos le dije que había fracasado. Le conté todo y sólo me respondió:

    —Lo sé. No te preocupes, corazón. Tenemos un plan “B”.